Dignified and Old
(una serie de observaciones sobre shows en vivo, reuniones, tours, cansancio, entusiasmo, y música)
Creo que la primera vez fue en el Personal Fest del 2004, ese con Primal Scream, Morrisey, Pet Shop Boys, etc. Estaba con un grupo de amigos, esperando a Blondie, banda que tenía muchas ganas de escuchar. Arrancó la banda y enseguida noté lo tristemente obvio: La banda era buenísima y le estaba rompiendo el culo a todas las otras bandas más jóvenes que había visto antes. Arrancó con mucha fuerza, notaba que los músicos eran muy buenos, y ahí se subió una señora con un tapado, con aspecto maltrecho, al escenario: Debbie Harry. Y Debbie cantaba mal, estaba visiblemente incómoda, y por la mitad del segundo tema se le cayó el micrófono al piso y se puso muy nerviosa y le costó agacharse para agarrar el micrófono. Era una señora cantando algo que no era ella, un fantasma de lo que había sido en un momento en el pasado, algo que no existía más. Un amigo me dijo lapidariamente : “Esto es patético”. Y nos fuimos, al segundo tema o tercer tema, a ver algún otro show. Horas después me encontré con alguna amiga que me dijo que disfrutó del show, porque “Era ella” y “Quería escuchar los temas, y verla, y yo estaba ahí, mirándola, contenta, pegada al alambrado”.
Pavement, Putos.
Amadeo:
No sé en qué momento comencé a escuchar Pavement. Tengo recuerdos confusos: la llegada de ese número especial y final de Revolver a mis manos sin tener ninguna idea de que era Pavement y porque valía la pena, todo un lenguaje esotérico que hablaba de una banda que estaba lejísimos de mi universo de referencias; mi padre bajando todos los temas que encontraba en Audiogalaxy y grabándolos en orden alfabético y en algún momento esos cdrs llegando a mis manos; ellos en vivo en Space Ghost Coast To Coast tocando el Space Ghost Jam que es una de sus perlas desconocidas; un amigo alto e inflexiblemente moderno diciéndome «chango, escucha Pavement».
Lo que sí sé es que a lo largo de los años, de una manera mucho menos contundente que Guided By Voices (aquella banda que es su perfecto complemento, de la cual me bajé toda su discografía de una manera obsesiva) aquellas canciones entre insoportablemente pajeras, incompletas, chapuceras y hermosamente pegajosas, comenzaron a alojarse lentamente en mi memoria y mi panorama emocional. Tenían una verdad, esa sensación tan identificatoria de «sabemos que somos más inteligentes pero eso a esta altura de la historia no importa, no nos brinda ningún beneficio, así que bueh, hace demasiado calor para pensar y hacer algo correctamente».
En enero nos encontramos con Ezequiel después de mucho tiempo y una de las cosas de las que hablamos fue de Pavement y llegamos a la conclusión de que su espíritu fundamental era su estilo «Che, grabemos un tema country. / Paaah, que paja, lo hagamos así nomás». E igual les salía genial.
Su inescapable aura perdedora auto infligida. Algo que parece pegárseles como el destino. Dario me contaba que en Coachella todo estaba vacío mientras tocaban. Y todo lo que rodeó a sus shows en Buenos Aires estuvo teñido de ese espíritu. El hecho de que los hayan degradado del Luna Park (¿quién puede creer que Pavement podría llenar, alguna vez, un Luna Park, ese lugar gigante, donde se boxeaba?) a la Trastienda; el hecho de que nunca sentimos que las entradas se iban a agotar (y de hecho no lo hicieron). Los patovas decían que, incluso el domingo, la Trastienda no estaba ni de cerca llena.
Cuando llegamos la pista que para Yo La Tengo no daba más, tenía amplios espacios que permitían llegar muy cerca del escenario. Y ahí nos metimos, desaforadamente felices. Cuando comenzaron con «Silence Kid» no había manera de no saltar y comenzar a gritar hasta arruinar la voz. Todo era espiritualmente correcto: Bob Nastanovich gritando en Unfair, hedonista, tocando percusiones chiquitas, Spiral Stairs pelado y con boina, gordo, demostrando que algunas de las canciones más cristalinas, románticas, le pertenecían por temperamento y actitud, Mark Ibold sonriendo y con actitud de no me importa nada… Tocaron temas de todas sus épocas, tocaron Frontwards esa composición definitiva enterrada en un lado b. Tocaron Father To A Sister Of Thought, canción que cuando descubrí en «Wowee Zowee» no podía creer que sea real, tanta melancolía, tanta emoción, ese homúnculo country superior y desgarbado. Fue un show en donde terminamos con «la remera empapada y las zapatillas sucias«, donde la línea de guitarra de Grounded nos salvó, como nos viene salvando hace años. No parecía una banda a la que le importaba su supuesta estatura mítica, o tocar como profesionales cuarentones que deberían ser.
Algunos dijeron que Malkmus no tenía conexión con el resto de la banda, que estaba amargo, quería que todo termine. Pero eso incluso sumó al ánima Pavement. O sea: ¿qué mejor para una banda perdedora e intencionadamente smart ass y mala onda que haya tensión entre sus miembros? Quizás nosotros somos demasiado fans, justificamos todo, pero ¿no es maravilloso que el alma de la banda, su filosofía estética lo permita? Acaso eso sea el trasfondo que hace que la amemos tanto, que haya significado tanto en nuestras vidas. Pavement es una banda mucho más profunda, mucho más triste, mucho más vanguardista y personal de lo que nunca creímos, y detrás de su ironía que nadie supo prolongar, se ocultaba la más pura sinceridad producto de la experiencia.
Ezequiel:
Me costó bastante entrarle a Pavement de chico. Eso causó que haya visto un show bastante confuso, y raro, allá por el 2002, cuando Malkmus vino a presentar su primer disco solista. El show fue bueno, correcto, adecuado nomás. Esteban – como lo estuvimos llamando cariñosamente todo el domingo y lunes – estaba contento y parecía un niño grande, un payaso que hacía chistes, le metía onda, se frustraba, sonreía todo el tiempo, jugaba al beisbol con su guitarra y los palos que le tiraba el baterista. En ese show toco Here e In The Mouth a Desert, que apenas conocía. Luego de profundizar más en la banda, me lamenté bastante de no poder escuchar esos temas, bien concentrado, conociendo cada línea de la letra, y cada arreglo.
La cuenta de twitter Discographies hizo unos comentarios muy acertados refiriéndose a Pavement. Decía que, por ejemplo, el primer disco era la idea de «una banda». El segundo, la idea de «canciones». El tercero, la idea de «un álbum». Y creo que es bastante así, que toda la banda tiene ese concepto detrás, borroso, de romper un poco las reglas, de intentar hacer algo pero hacerlo de forma tan fracturada, torpe, extraña y encantadora que crean algo nuevo, con personalidad. Por eso me animaría a decir que el show que vimos el domingo también se podría considerar la idea de un «show de rock».
Uno en su vida termina viendo un montón de show chakales, guerrilleros, y desprolijos, pero hubo pocos shows más encantadoramente desastrosos como el que presentaron los muchachitos de Stockton en La Trastienda. Aunque por un lado se veían aceitados y tocaban un tema atrás del otro, los temas se desarmaban, se caían a pedazos, se enchastraban, se borroneaban. Estamos todos de acuerdo con que la setlist fue soberbia, tocando una catarata de hits, y un montón de lados b, o esos temas geniales que muchísimos aman pero que son ninguneados un poco por ser pequeños (Zurich Is Stained).
Sí, Malkmus tenía toda la pinta de que prefería estar leyendo un libro en su sillón mientras su esposa le hacía un buen churrasco, antes que estar tocando sudoroso a miles de kilómetros de su casa. Pero me pareció bien que no la careteaba, como dijo Amadeo, que la banda no funcionara, que nos diéramos cuenta de que lo que veíamos era una reunión, no a Pavement en el 99. En ese momento del show, me parecía que era un excelente ejemplo de lo que era el zeitgeist actual de las bandas, reuniones, y el indie en general, todo se podía resumir en esa mala onda, en ese enojo, en esa energía, en esas melodías pop totalmente geniales tocadas tan toscamente.
Hubo dos momentos que me acuerdo muy bien. Uno, esa versión totalmente inesperada y perturbadora de She Believes (del “Westings By Musket And Sextant”), con su ritmo marcial y siniestro. En ese momento todo el público enloquecido quedó paralizado e incómodo. Era lo más lejos que podían tocar de un hit, y lo primero que pensé cuando terminó el tema fue «El show de Pavement en realidad se trata de ESTO».
El segundo fue el final con Fin, ese tema que siempre me gustó con cierta culpa, debido a que en una entrevista Malkmus había comentado que era un tema que no le gustaba mucho. Pero me pareció perfecto para cerrar el show, esa canción que es algo así como una balada de rock, con ese pseudo-solo de guitarra áspero, atonal, juguetón y triste. Sí, ese final fue totalmente perfecto.
Dario:
La palabra clave para describir el show de Pavement que vi es «vitalidad». Cuando mis amigos (entre ellos algunos compañeros de blog) me cuestionaban cómo podía hablar tan mal de las reuniones de bandas y estar tan emocionado por ver a Pavement más de 10 años después de que se separaran trataba de explicar con mayor o menor dificultad que lo que diferenciaba a esta reunión de otras era algo así de intangible, la vitalidad. Eso era lo que trataba de explicar y lo que el show demostró, a los que estuvieron ahí no tengo que explicarles nada más.
Al contrario que la mayoría de las bandas reunidas, con Pavement vimos una banda de verdad dando un show de verdad, vivo, en proceso, con tensiones y con intensidades, en lugar de ver un museo ambulante de canciones viejas, una reserva natural del indie. Pavement tocó con energía, posiblemente con un poco de mala onda también, en un show que había sido programado en un lugar para 10.000 personas y reubicado a un lugar para 700 (programado junto a un show de nada menos que Smashing Pumpkins quienes no tuvieron que cambiar de lugar y Billy Corgan pudo hacer el imbécil adelante de varios miles de personas) y que aparentemente era el final definitivo de la banda, tocaron temas que nadie esperaba escuchar y no tocaron temas que estábamos seguros que iban a tocar, sonó un poco desprolijo, Malkmus tocó la guitarra tan mal como la tocó siempre, Nastanovich tocaba la pandereta a destiempo y gritaba como un energúmeno desde el borde del escenario. Yo salí con el cuerpo arruinado, las zapatillas sucias, la remera hecha mierda y un golpe en el ojo que todavía tengo.
Pavement fue una celebración de la vitalidad y en contra de la museificación. A los que les pareció mal son los que prefieren el museo y deberíamos aconsejarles que dejen de ir a shows en vivo y se queden en su casa viéndolos en BluRay con audio 5.1 en el living de su casa en el que se escucha bien de todos lados y los músicos no pierden la buena onda ni le fallan a nuestras expectativas. Cuando escribimos un post similar a este sobre Jonathan Richman dije que ese show nos señalaba un camino mejor a seguir y en algún sentido este show también se sintió un poco así, transformador, revelador. Una de las bandas culpables del indie se había juntado para mostrar cómo se hacen las cosas y demostrar que nadie ahora lo puede hacer mejor que ellos. Una última victoria de underdog. Vinieron a clausurar el indie, ya está, acá no hay nada para ver, circulen, una última vez y ya está, nada de girar para siempre robándose la plata de la nostalgia sin un solo tema nuevo. Pavement dijo todo lo que tenían que decir. Y no lo escuchó nadie.
Esteban:
Antes de la música, Pavement fue una fotografía. Recuerdo estar sentado en la computadora de mis abuelos, en algún verano perdido de mi adolescencia, antes de la masificación del P2P, leyendo en AllMusic biografías de bandas que no tenía posibilidades reales de escuchar, bandas que, ahora me doy cuenta, todavía son mi canon personal, aunque no haya sido hasta mucho después que me enteré realmente como sonaban.
Es una fotografía en blanco y negro, enfocada muy cerca de sus rostros. Todos salen muy jóvenes y muy gringos, pelos cortos y felices, excepto por el flaco de cara larga, quien está evidentemente en drogas y mira a la cámara ensimismado. Para alguien cuya imagen de un grupo de rock era casi sinónimo de extravagancia, Pavement se veía normal. Reconfortantemente normal.
Cuando por fin tuve acceso a internet, uno de los primeros grupos que empecé a escuchar, canción por canción, fue Pavement. Es por eso que muchas de mis canciones favoritas (Folk Jam, Zürich Is Stained) no son las más populares dentro de un catálogo hecho precisamente de hits poco probables.
Fue recién durante mi viaje de intercambio en que me enamoré del grupo. Con mi reproductor de MP3 fijo en tres o cuatro discos que no cambié durante seis meses («Lesser Matters» de Radio Dept., «El mundo según» de Sr. Chinarro, «WOWS» de Los Zapping), fueron las letras oblicuas del Crooked Rain Crooked Rain las que más me acompañaron las mañanas frías de invierno en los tranvías. Porque las letras de Pavement son sarcásticas e intelectuales pero, al igual que el payaso del salón que hace reír a todos para no sentirse tan solo, están llenas de una tristeza y un romanticismo que las hace tan queribles.
El concierto fue, de acuerdo a lo esperado, buenísimo. A las pocas canciones de haber comenzado desistí de poguear, casi como homenaje a los amigos que no vinieron, y me paré en medio de un japonés gigante que me atacaba con su melena, un imbécil que se pasó todo el concierto abanicándose con un papel, Lucas, que me golpeaba la espalda cada vez (y era toda vez) que sonaba alguna canción que amamos, y un montón de veinteañeros zarrapastrosos y felices, a escuchar y saltar y sonreír y cantar.
Viendo a Pavement en vivo (y ya se ha dicho acá todo sobre la energía y la actitud que tiene la banda) pensaba en cómo es que, más que como el espíritu de su época, se les puede ver como el contrapunto de la misma. Canciones que resuenan a algo que está por ahí en el momento en que han sido compuestas (Box Elder al twee y al indie-ochentero, Perfume-V al pesimismo alternativo, el hit noventero que debió ser Stereo, los interludios de hard-rock de Rattled By The Rush) pero que tienen algo, adrede la mayoría de las veces, pero también involuntario, que hace que se disparen a los pies y se conviertan en esas pequeñas joyas imperfectas de las que nos enamoramos.
Cuando terminó, temblando de alegría, nos sentamos a ver pasar a la gente, sin comprender como alguien podría quedarse a ver algo más después de esto, sin comprender como es que la gente no entendía que no había nada más que escuchar, que debíamos todos dedicarnos a otras cosas, a la arquitectura o al budismo zen. Total, ya no tenemos ningún apuro.
Es un solo!..
El Solo de guitarra es un extraño artefacto en la música actualmente. Quizas un arte muerto, ese espacio despues del segundo estribillo donde guitarristas experimentados aprovechaban para mostrar sus habilidades. Pero en si es una técnica complicada, ya que en si armar un buen solo es una especie de mini composicion, con un buen comienzo, una sección intermedia interesante y con una resolución satisfactoria. Obvio que hay muy grandes solos y clásicos en el géneros, pero ahora, digamos, es algo que se considera completamente passé. Pero siempre hay algunos ejemplos de solos que me gustan más que nada por a) en cierta forma mantenerse en el estilo de «solo de guitarra clásico» y b) simultáneamente destruir alegremente todas las reglas dentro de ellos.
Voy a tratar de evitar nombrar algunos solos que se pasen de obvios (desde ‘marquee moon’ pasando por la obra de mascis, ira kaplan, hasta si, ‘paranoid android’) y nombrar algunos temas elegidos más bien caprichosamente con solos que me parecen geniales, o sobre algunos guitarristas sobre los que siempre quise hablar.
Richard Hell & the Voidoids – Love comes in Spurts
La leyenda sobre los solos del primer disco de los Void-ods es que Richard Hell atormento eternamente a Robert Quine para que los hiciera lo mejor posible, por lo cual grabó varios de los solos decenas de veces hasta quedar con el mejor posible. Pero logro un efecto secundario interesantísimo: La repetición hasta el hartazgo de los solos termino en un Robert Quine enojadísimo, completamente podrido, y eso se termino expresando en los solos de este disco, ataques punks furiosos y podridos, donde parece que esta atacando la guitarra de una forma poco determinada y casi aleatoria, pero donde en cada golpe le pega a las notas correctas.
Junto con Quine (que también toca en el Rain Dogs de Tom Waits), Marc Ribot es otro fucking weirdo en el mundo de los guitarristas. Nunca considerado un virtuoso, y siempre con su encare tan idiosincrático a la guitarra, el viene como anillo al dedo al mundo retorcido y repleto de chatarra del Waits de esta epoca. En «Clap Hands», un tema donde el ritmo esta llevado por todo tipo de percusion bizarra y de dudosa seriedad, el solo de Ribot parece acompañar a la percusión, metiendo la mayor cantidad de notas incorrectas de forma completamente genial, todas recortadas y filosas, de forma que se mezclan perfectamente con el resto del tema. Pero no solo eso, sino que además, es un solo que es digamos, anatómicamente clásico, hablando de estructuras de solos.
Este quizás sea el menos llamativo de la lista pero lo posteo porque a) Es un tema Genial y siempre quise escribir sobre él b) Joey Santiago es EL UNO c) El solo es muy bueno, siendo simultáneamente casi invisible.
Santiago es de esos guitarristas en al vena de Johnny Marr y algunos guitarristas surf, que parece que tuvieran un cartel sobre la cabeza que dicen «soy guitarra líder, la tengo ultra-clara, toco muy tranquilo y todo esta absolutamente bajo control». En ‘Hey’, se reduce a tocar en los estribillos haciendo ese increíble bend de solo una nota (tocada en 2 cuerdas), que es la signature de uno de los temas mas ‘vulnerables’ (o quizas el único) de la discográfica de los pixies. El solo aparece en realidad despues del primer estribillo y arranca con un arreglo de guitarra a muy bajo volumen, y despues entra con un solo muy pequeño y delicado, terminando en más bends podridos de una sola nota.
Vengo jodiendo eternamente con este solo de guitarra así que ya es hora de que lo pusiera en un post. Tanto Stephen Malkmus como Spiral Stairs tienen una forma de tocar la guitarra super interesante e idiosincrática, jugando simultaneamente con la torpeza, el minimalismo y el humor, burlandose de todos los clichés guitarrísticos posibles, y siempre usando groseras cantidades de distorsión y fuzz. Y en este último tema del Brighten the Corners, Malkmus se divierte haciendo un ridículo solo final de 2 minutos de duración, donde pasa de pasajes completamente standard, bends estúpidos, arreglos dignos de un preescolar y ataques violentisimos a la guitarra, mezclado con secciones auténticamente bonitas. Un solo completamente ‘borracho’, que resume brevemente todo lo bueno o malo de la banda. Take it or leave it.
Bernard Summer es un guitarrista escepcional en cuanto a que, comparado con algunos guitarristas «poco tecnicos» y «limitados», el es sin duda de los más cabeza y troncos que puede haber. Recuerdo sorprenderme una vez hablando con un amigo, bastante más grande que yo y fan de JD desde los 80’s, diciendome «si, todos los músicos son buenísimos, cada uno hace lo suyo genialmente, pero ta.. Summer es un guitarrista horrible». Yo quede sorprendido ya que siempre me parecia completamente genial lo que hacía. Pero, técnicamente hablando, es difícil tocar peor que Summers. Es durísimo, si uno ve un video en vivo de ellos puede ver el miedo con el que toca la guitarra y lo tosco de sus movimientos. El opuesto total de Joey Santiago o Marr, Bernard esta todo el tiempo aterrorizado y alerta, completamente atento a meter lo correcto con la limitadísima paleta con la que cuenta.
Y lo totalmente genial es que, con esas limitaciones, hace los arreglos mas económicos de la historia y siempre funcionan – algo dificilísimo, considerando tambien que no tenia a otro guitarristas para apoyarlo. Los arreglos de Ceremony, Disorder, la forma minimalista en que apoya tocando en Shadowplay y los pequeños arreglos en ese tema.. son todas ideas simplisimas que podria tocar cualquiera, pero ninguno lo hizo – solo él.
«Failures» es mi tema favorito de Joy Division para demostrar que en el fondo eran unos punk-rockers-as-fuck y le rompian el ojete a muchas otras bandas punk de finales de los setentas. En este tema Summer ejecuta varios pequeños «solos», y uno bastante largo que termina en fade-out al final. Son un ataque rapido y desesperado donde parece ir tirando lo que puede ir tirando mientras pasan los compases.
El último ‘solo’ es interesantísimo porque es demasiado largo, se pierde, y tambien esta constantemente en la búsqueda de algun riff o motif interesante, mientras vagabundea hasta que al final encuentra algo que le satisface y se queda colgado repitiendo un arreglo. O por lo menos, asi me gusta imaginármelo.
53 razones para ser hincha de Pavement.
El texto que continua no pertenece a ninguno de los miembros de El Baile Moderno. Es un artículo que salió en el número especial de Revolver “El Álbum Blanco”, publicado en septiembre de 1997. Sus autores son “El Bowiegrafo” (Pablo Schteingart, cerebro de Revolver) y el Chino Sainz, de quien no se nada.
Siempre me pareció que era un texto interesante para desempolvar, sobre todo porque recordaba la pasión con la que estaba escrito. Los años que habían pasado desde que lo leí por primera vez le habían conferido un carácter mítico en mi cabeza. El año pasado conseguí una copia de “El Álbum Blanco” y cuando volví a leerlo me di cuenta de lo extraño que resuena el estilo de escritura hoy. Sigue siendo un gran artículo, pero vale más como un documento arqueológico de cierta crítica, canon y época.
Hay tres detalles que me llamaron poderosamente la atención: en primer lugar, los datos que se repiten y que en esta época de sobreabundancia digital de información, fácilmente pasaríamos por alto. Hoy por hoy nos sentamos a escribir y asumimos, desde estos foros, que nuestros interlocutores saben que Spiral Stairs es el guitarrista de Pavement y no un esotérico libro de teología. O que pueden googlearlo en 5 minutos.
En segundo lugar, la postura musical – estética. Si este no es un texto de los 90 indies, no se que es. No solo por las marcas de origen obvias, sino por el ansia casi desesperada de plantar bandera, de diferenciarse, de construir una identidad que con los años sería deplorada. Muchas de las anécdotas que destacan o letras que transcriben son el arquetipo del underdog perdedor pero encantador e intelectual que luego se transformaría en “ese indie maricón”.
En tercer lugar, el estilo de escritura. Por momentos la excesiva “licencia poética” y barroquismo ligero me daban un poquito de vergüenza. Y ni hablar del tono “que cool que somos”. Y al lado de eso momentos muy buenos, llamados de atención sobre un detalle, excelentes selecciones de frases para ponerse en remeras, amor verdadero y obsesiva escucha. Es raro, para ser un artículo de una revista considerada como fundacional en cierto estilo de crítica en Argentina que no sea tan perfecto como esperaba (o recordaba). Y me pone a pensar que en los 10 años que median desde su publicación, tampoco la crítica ha mejorado mucho.
Yo diría que lo disfruten como (en estricto orden de importancia): un documento histórico, un manifiesto identitario, un homenaje a una de nuestras bandas favoritas y una recopilación de datos buenísimos.
(Todas las traducciones son de ellos, al artículo no se le ha cambiado una coma)
…
Tres años atrás, en el segundo numero de esta publicación, editamos un textito simpático llamado 10 razones para ser hincha de Pavement. Hoy, después de haber lanzado otro disco genial, Brighten The Corners, proseguidor de Slanted & Enchanted (1991), Crooked Rain, Crooked Rain (1993) y Wowee Zowee (1995), nos dijimos: “si encontramos 20 razones, es un gran grupo”. Enseguida: “si llegamos a las 30, vale para póster, vincha y bandera”. Y, así, nos sumergimos a naufragar en su larga agenda de declaraciones chillones, anécdotas curiosísimas (porque están llenos de ellas), letras intraducibles, adoraciones entre varios por algunas (o todas!) de sus canciones…en fin: fanáticos odiosos, que somos…quisimos llegar a cien. Humildemente y para todos ustedes, las 53 razones de peso devaluado que hallamos.
1. La mamá de Stephen Malkmus (S.M.), líder, cantante y guitarrista del grupo, era la maestra del cantautor Chris Isaak (cuenta que era buen alumno, aunque demasiado chupamedias)
2. El recuerdo mas viejo de S.M. es: “A los cinco años, quemando a mi hermanita de dos con la cera de una vela. Puedo recordar perfectamente mi cara desorbitada reflejándose en las lagrimas de los ojos de mi hermanita mientras yo le hacia derretir la cera sobre su cuna”.
3. Tienen en su formación estable dos bateristas, que en vivo tocan de perfil al público, uno a la derecha del escenario y otro a la izquierda. Cuando se fue uno de los originales (Gary Young, 40 años, se jacta de haber compuesto los mejores y mas extraños temas del grupo) entro Steve West. El segundo baterista fue y es Bob Nastanovich, además maestro del moog, especialista en percusiones varias, coros altos y armónicos, gritón auxiliar y bufón del grupo. Su muletilla / declaración de principios es: “el que menos arriesga es el que mas pierde cuando gana”.
4. Spiral Stairs (segundo guitarrista) se auto bautizó así en honor de una desconocida banda del mismo nombre, en cuyo recital se conocieron sus padres (“para sentirme mas cerca de mis orígenes«, explicó).
5. Si no hubieran sido músicos hubieran sido: relator de carreras de caballo (Bob), diseñador de canchas de golf (Spiral Stairs) y fabricante de agujas de reloj (Steve West). Mark Ibold (el bajista) dijo: “lucharía para conseguir una ley que obligue a que me paguen un sueldo generoso por serle completamente inútil a la sociedad”. S.M. arriesgó un par de opciones: “Intentaría tener un sello discográfico solo de reediciones de materiales oscuros, algo que nadie hace. Sino, bibliotecario, para estar todo el día leyendo. Y si no, fabricaría velas…¡mis antepasados vivían de eso en el siglo XV en Alemania!, bah, por lo menos eso me dijo mi tío”.
6. Son de Stockton, la misma ciudad de los Barkley, en Valle de Pasiones. Stockton es una pequeña población californiana, que vive de sus actividades portuarias –tipo Bragado-, emplazada en un oasis al borde del rió San Joaquín, en medio de llanuras polvorientas que fue colonizada por alemanes expeditivos, buscadores de oro y socialistas durante el siglo pasado. Se distingue por sus parques inmensos y su actividad cultural y universitaria.
7. Les encanta la música de lugares similares a los suyos (Stockton), bizarros, con economías industriales y cultos, son fanáticos de los neocelandeses The Chills, The Jean Sartre Experience, The Verlaines o The Clean. Y de Inglaterra prefieren a The Fall (Manchester) antes que “cualquier grupo del jetset londinense tipo Blur”.
8. Damon Albarn de Blur, dijo que su último disco estaba “terriblemente influenciado por la forma de componer y sonar de grupos americanos como Pavement”. Las mejores canciones de este álbum, Song Nro. 2 y On Your Own, así lo demuestran
9. Su grupo favorito de los sesenta es la Velvet Underground.
10. Su grupo favorito de los setenta es Can (y Neil Young).
11. Su grupo favorito de los ochenta es The Fall: “Siempre me gustaron mucho, y, en la época del primer disco llegue a amarlos, sobre todo su estética medio bajo perfil, casi low-fi. Ellos decían cosas unas tras otras, sin preocuparse en la forma narrativa de las estructuras de sus canciones. Tenían esta noción de sónico – futurista, también, pero no en plan Sonic Youth, donde todo esta cantado de una manera tan urbana y de culto. The Fall tenían mas de esa cosa lúgubre, vibraciones a velocidades decididamente malas, como si hubieran estado despiertos toda la noche, pero no en una megaciudad como N.Y., sino en las afueras de un pueblito que no ofrece nada para quedarse despierto siquiera…”.
12. Su grupo favorito de los 90 es Mercury Rev.
13. Su canción favorita de todos los tiempos es “Time After Time (AnnElise)” del disco Reckoning -¿el mejor quizás?- de R.E.M. Ya en el lado B de su primer single habían hecho un cover de “Camera”, de ese mismo disco y en un extraño y desconocido disco en beneficio de no se que, grabaron un tema llamado “Unseen Power Of The Picket Fence” dedicado a Michael Stipe. Dice: “…canciones clásicas con una larga historia / chicos sureños como vos y como yo…”.
14. Aunque no inventaron nada nuevo, destilan honestidad, calidad artística e ideología: todo lo que los buenos grupos que merezcan ser llamados buenos grupos de rock, han tenido.
15. Patentaron una composición en las letras genial y particular: un puñado de historias, o frases sueltas, o pensamientos lucidos expresados, eso si, coherentemente, contraviniendo no solo las normas de la métrica rockera y del pop sino también las de las estructuras literarias en si, de la oración, de la frase y de la propia palabra que se niega a aceptar su papel. Hay pasajes que no es que sean complicadísimos, sino que no tienen ningún sentido, pero sin embargo rebosan de frases celebres (Ej: en Shady Lane: “Sos tan linda para ver cuando lloras. Quieta, no te muevas: fuiste elegida como extra en la adaptación de la película de la continuación de tu vida”).
16. Dan cátedra en el arte de imprimirle sensibilidad a su música y generar estados de ánimo. Cuando es rabia: rabia. Y cuando es hastió: hastía. Relaja como baño de inmersión, también. Ruega bondad, se arrodilla a los pies del mundo y baila en una pata apoyado sobre el mismismo polo norte, enseguida. Hace jueguito con ese esférico planetario, se divierte y nos divierte. Nos mantiene constantemente joviales y atentos: ya cuando era pequeño me estremecía de felicidad mirando con ojos como pelotas a un mono rascándose los huevos en el zoológico.
17. Como críticos contemporáneos a su época, han abordado –siempre con elegancia- distintas problemáticas: p/ej. discriminación racial (en el tema Two States cantan: “Dos estados! queremos dos estados / norte y sur / ¡40 millones de miradas con odio! / no hay cultura / no hay especie / ¡40 millones de dagas!”), o el negocio de la medicina (en ese tema agudo, profundo y enfermizo llamado Grounded), pero básicamente se la han agarrado contra el intrincadísimo mundo del espectáculo y el rock: es mas, su segundo disco Crooked Rain, Crooked Rain (1992, un año después del Big-Nirvang), es una genial crítica al rock alternativo.
18. Ese disco, Crooked Rain, Crooked Rain, abre con un tema llamado Elevate Me Later, y dice: “Dormís con guitarras eléctricas / vagando con las estrellas de cine / y no quisiera sacudir tu mano / porque están en una tierra de alto calor proteico / porque hay cuarenta tonos del negro / y porque hay tantas fortalezas y tantas formas de atacar…/ entonces ¿de que te quejas?”.
19. En el final de Cut Your Hair, cantan en coro: “¡career, career, career!”, como gaste a todos sus rockeros contemporáneos que lo único que quieren es hacer una carrera (career) en el mundo del espectáculo: “la escena musical esta loca, el otro día vi una banda nueva, una especial / me acuerdo que mentían / no me acuerdo las mentiras / no me acuerdo que decían / pero no me importa, me importa, realmente no me importa / ¿viste el pelo del baterista? ¡carrera, carrera, carrera!”.
20. En una de sus canciones, Range Life, dicen de los Smashing Pumpkins: “De gira con los Smashing Pumpkins / chicos auténticos, no tienen ninguna función en la vida / no entiendo lo que quieren decir / y, realmente, me chupan un huevo”.
21. En la misma canción, en seguida, se la tiran contra los Stone Temple Pilots: “Los Stone Temple Pilots / oh, que bachilleres elegantes / son salvajes para mi / ¿son salvajes para vos? / yo diría que no tienen absolutamente nada / nada que yo no tenga”.
22. Después de que el exitoso Range Life les abriera la puerta para un éxito masivo hicieron un disco intimista y psicodélico, Wowee Zowee, 18 canciones –en apariencia todas iguales- a las que solo pude penetrar de la siguiente forma: Primero: poner random (o shuffle) en el aparato de Cd durante 5 o 6 escuchas de todo el disco, y dejarlo sonar, como por azar, y medio de fondo. Después: escuchar atentamente todo el disco, ¡y ahora todas las melodías o desarreglos suenan ligeramente conocidos, y cada dos minutos diciendo: “uy, si, esta parte me acuerdo que era buenísima!” y poco a poco me fui enamorando…pufff…amor a 5ta o 6ta vista…18 pompas de jabón EXPLOSIVO que, según como le de la luz, reflejan brillo sónico, alucinaciones de antaño, o capas de guitarras clásicas derivadas de la música country.
23. En el año 1995 tocaron en Lollapalooza: Dijeron de ese festival itinerante, meca del rock alternativo: “Nos divertimos y ganamos dinero. Fueron dos meses de trabajo fácil”.
24. Dicen que el mejor backstage de su vida fue en Japón: “porque estaba lleno de frutas particularmente…caras y eróticas”.
25. Spiral Stairs jugó de diez al fútbol en el equipo de su colegio y Bob Nastanovich, fanático de todos los deportes, especialmente de los caballos, aseguró: “una vez Lee Ranaldo de Sonic Youth dijo que los deportes y la música eran como el agua y el aceite. Es una lástima para el. Igual, suelo no estar nunca de acuerdo con Lee Ranaldo, aunque tocamos juntos un par de veces, por lo que estoy muy contento de opinar lo contrario que el. Los héroes del deporte son como los héroes del rock. La mayoría son odiosos. Gente como Jimmy Connors o Andre Agassi son obviamente desagradables, pero Stefan Edberg es uno de mis ídolos favoritos, es muy cool. Leí varias veces que Kurt Cobain y Krist Novoselic odiaban a los deportistas. Pero seguro que era porque en el estado de Seattle son todos muy malos deportistas…y para mi que ellos se consideraban nerds, con lo cual, cuando tuvieron éxito, y vieron como sus ex – compañeros de secundaria seguían trabajando en la gasolinera, creyeron tomarse una revancha. Pero mira, yo disfruto mucho mas en una cancha de fútbol o béisbol que en un escenario, eso es obvio. Una vez Robert Smith de The Curo dijo que seguro que Cobain se había suicidado porque nunca había jugado al fútbol…”
26. Scott (Spiral Stairs) tiene una linda anécdota de ganadores nerds, gente popular y revanchas de la vida: “Yo era un chico muy poco exitoso en la secundaria, aunque ya era arrogante. El otro día una chica llamada Haddar Raaz, la mas popular de esa época, llamo a la casa de mis papas diciendo “¡ey, yo era amiga de Scott y Steve en el colegio!. Me gustaría ir a un show. ¿Cómo tengo que hacer para conseguir una entrada?”. ¡Mierda!, ¡compra tu entrada, puta!…aaaah…tiempo de revanchas…amo eso”.
27. “No existe ningún movimiento musical del que formemos parte. Veo que estamos solos en lo que hacemos. Fuimos afortunados, pero no somos más que moscas en la pared. Quizás dentro de diez años o algo si, le interesemos al gran publico y entonces signifiquemos algo. Pero, por ahora, solo somos moscas en la pared”.
28. Están condenados al fracaso masivo de antemano. Miren la letra de Here, del primer disco: “Estaba vestido para triunfar / pero el éxito nunca llego / y soy el único que se ríe de tus chistes cuando son malos / y tus chistes siempre son malos / pero no son tan malos como esto”.
29. Su capacidad singular para lograr que sus bizarras, oscuras y muchas veces frustrantes y hermitañas letras se vuelvan universales: “Tan borracho en el sol de agosto / y vos sos la clase de chica que me gusta porque sos hueca y vacía…y yo estoy vació” (Gold Soundz).
30. A Stephen Malkmus lo llamaron para grabar una serie de jingles para Coca Cola. Todos fueron rebotados.
31. A Stephen Malkmus lo agarraron masturbándose en la ducha durante la secundaria, como a Petinatto el 2 de septiembre de 1997 en la grabación de Duro de Acostar (dato que por primera vez sale a la luz).
32. Con el dinero que gano por su primer contrato, Bob Nastanovich se compro ¿un auto importado?, ¿un departamento?, ¿un chalet?, ¿drogas?, ¿acciones?, ¿equipos de música? ¡No!: un caballo de carreras, que se rompió el tobillo en su segunda competencia y ahora come alfalfa en la granja de un tío.
33. Lo cagaron a trompadas a Brandon de Beverly 90210. Narra Bob Nastanovich, en la revista Nice Slacks (1992): “Una vez allí estábamos un poquito nerviosos porque el lugar donde debíamos tocar era uno de esos típicos estudios de producción de moda. Teníamos que cargar nuestros equipos nosotros mismos y la atmósfera estaba medio intimidatoria. Y nos emborrachamos…apenas una borrachera de cerveza…En eso aparece Luke Perry y Jason “Brando” Priestly. Me dio la impresión de que intentaban saber como eran los “nuevos y frescos sonidos indies de nuestro país”. Nosotros no teníamos ganas ni de hablar con ellos, ni de saludarlos…solo esperábamos que no vinieran haciéndose los cancheros, pretenciosos o irritables, ¡y realmente no hicieron nada!…Ni siquiera les dimos la chance. Yo pensé que la forma en que habían tratado a Spiral era un poquito innecesariamente no amistosa y yo estaba bastante tenso… Lo trataban como si dijeran “¿Quién es este rockero de Northern California?”. Entonces lo empuje, al tipo este, pero sin intención de lastimarlo, hasta que me acerque a Spiral y le pregunte: “¿Cuánto me darías por encajarle una trompada en la boca?”. Y Spiral dijo: “20 mangos”… y fui y…pero no le pegue todo lo fuerte que pude, fue un golpe choto. Y me corte un poquito un nudillo contra sus dientes. Ya casi se me fue la cicatriz, es un pequeño puntito ahora, pero eso fue la parte mas cool de todas, porque mientras yo le escrachaba mi nudillo en sus dientes…¡y sangraba!, el se reía un poquito porque sabia que no le estaba pegando con todas mis fuerzas. No fue una situación tan desagradable después de todo…”
34. El mismo Bob Nastanovich, en la revista Details, en 1994, desmintió todo: “En realidad no paso nunca nada con Brandon. Esa historia es un invento completo de Spiral Stairs para la prensa británica. De pronto se volvió una parte entretenida de las entrevistas que me hacían y llegue a decir cosas como “ey, mira, tengo una pequeña cicatriz en el nudillo”. Eso ya fue el colmo” –¿Y porque no me mentís a mi?- preguntó el periodista. “Supongo que decir esa mentira era algo muy 1992 para hacer”.
35. Otra de Nasty Bob: “Durante 3 años fui colectivero en Nueva York. Un día, llego a casa a las cuatro de la mañana y tenia que entrar al trabajo a las seis. Así que me arme un gran porro y me lo fume. Yo venia de manejar colectivos en un pueblito en Virginia y manejaba todo el día colocado, pero porque era fácil. Esta era la tercera vez que fumaba porro y salía a conducir en Nueva York. Y esta vez estaba terriblemente colocado. Encima me enchufaron uno de esos bondis nuevos, de 6 días de uso y 700 kilómetros encima…atropelle y destruí completamente un auto de policía. Ese acto cambio totalmente mi vida. Durante años viví totalmente confundido, quemado y borracho. Eso es lo que pasa con los extremos: hasta mis 18 años había sido un chico punk rocker straight edge y no me tomaba ni un Mejoralito”.
36. Las marañas que tejen con las guitarras. Son diálogos complejos e intensos, largos pero no cansadores, huelen a zapadas desorbitadas pero todo esta fríamente calculado. Los solos (eléctricos en su mayoría, acústicos a veces) que pueblan la escucha son caminos hermosos que no conducen a ninguna parte. No son punteos chanchos, ni exhibiciones atroces ni ruidos solamente molestos. Son senderos de un bosque encantado, circulares, laberínticos, mágicos: hay huellas de barro que seducen porque invitan a perderse.
37. La vez que tocaron para más cantidad de gente, 100 mil personas en el festival de San Francisco de 1996 en beneficio de los tibetanos, hicieron todos covers de Velvet Underground, The Fall y Echo And The Bunnymen.
38. Son la banda de sonido correcta para una posible película llamada “resumen de siglo”. ¡Ah, maldito fin de siglo!, ¡ah, maldito fin!. ¡Que el siglo XXI traiga nuevos sonidos! Mientras, tenemos a Pavement para que se las arregle. ¿Pruebas? Cuatro pizzetas láser con todos los condimentos picantes de 30 años de ideología rockera, nuevos manjares hechos a base de dulce miel, melodías, estribillos, zapadas rigurosas y mas melodías, odas de hongos alucinantes, el mismo viejo espíritu con una nueva sensibilidad, los nuevos jóvenes que retoman la antorcha, utilizando los clásicos de los años anteriores pero dotándolos de una inédita intensidad, desenfado y humor.
39. Su canción Fillmore Jive nos susurra, advirtiéndonos: “Miren a esos rockeros con sus rulos largos / Buenas noches a la era del rock n roll / porque ya no te necesitamos mas rockero…/ …y la tribu dance, es demasiado indeterminada para mi / Cada noche es recta y angosta / Las leyes están rotas, la era del entretenimiento / las paredes están rotas en la era de la música / Desconéctenle sus enchufes y se tomaran sus drogas / sus gargantas están rellenas de…” Si: paradoja de la paradoja: una banda de rock chilla con enojo verdadero que el rock esta destrozado y, al mismo tiempo, con sus canciones vivas y brillosas, se convierte en la prueba viviente de que lo que acaban de decir es erróneo.
40. La otra parte de la letra de Fillmore Jive: “Hey, linda, ¿Qué necesitas? / ¿Crees que te gustaría venir y sangrar conmigo? / Me gustaría invitarte a probar de mi cáliz / Es uno especial, esta hecho de oro / Morir en tu lecho / allí me dejaste (gracias) / déjame dormir hasta que se me pase la borrachera / necesito dormir / ¡necesito dormir! / ¿Por qué no me dejas dormir con vos? / …¡ey! hay chicos bravos en sus motitos y miradas sombrías en sus rostros / ¡la calle esta llena de punks! / ¡me van a escupir!”…
41. ¿De que hablan estas letras? ¿Son un compendio de retratos de mentes indecentes?, ¿historia del rock?, ¿un divertimento?, ¿un sarcasmo de centenares de versos?, ¿una burla de la falsedad rockera?, ¿pantomima de la pantomima?, ¿provocación, iconoclastia e irreverencia?, ¿una farfulla con voces disonantes, éticas, domesticas y terriblemente estéticas?.
42. La letra de su tema Stop Breathin es un relato de un partido de tenis. “Me quede paralizado en la primer volea / en esa guerra de cuerpos / nunca le agarre la vuelta a mi saque / nadie sirve café, nadie se despierta / basta de respirar / basta de jadear / lo escribiré en una postal: papa, me quebraron el saque / papa, me quebraron”.
43. Antes de haber sacado un Lp, el grupo ingles Wedding Present ya había grabado un cover de uno de sus temas, aparecido en su primer single.
44. Son anti-Generacion X y han compuesto un tema dedicado a ella, Fight This Generation: “Nadie llora porque no hay nadie a quien batir / ¡súbanse al barco, dulces vulgares / No te voy a dejar caer / ¿Qué tenés para perder? / ¿Qué tenés para probar? / ¿a quien querés embaucar, aquí?… ahora / aquí ahora…yo estoy aquí ahora / tu vida esta por comenzar a derramarse desde el espejo / generación derramada / ¡lucha contra esta generación! (como 15 veces) / basta”.
45. Otra: flux = rad, aúlla como perro rabioso: “estilos, van y vienen / pero yo no voy a dejar que te vayas / modas, van y vienen / ¡pero yo no te voy a dejar!” (11 veces, las conté).
46. Aparecieron en la tapa de Melody Maker luciendo remeras del grupo español El Inquilino Comunista.
47. Steve West toco con Blumfeld, aquella genial banda germana que visito el país en 1996, dando un par de shows eléctricos muy cool en el ciclo Estetoscopio del Instituto Goethe.
48. Los arreglos orquestados por algún gnomo travieso en temas como Transport Is Arranged o 5-4 = Unity. A mitad de camino entre la grandilocuencia y el chiste fácil. Imagínense como sonaría el primer disco de King Crimson si se le volcara un vaso grande de vino encima (si el disco estaba apoyado boca arriba, por supuesto).
49. “Bailaremos, bailaremos / pero nadie bailara con nosotros en esta ciudad de papanatas / chim-chim-chim-cantemos alegres una alabanza a nuestros mayores / ellos están de vuelta / chequea tu fecha de vencimiento, man / es mas tarde de lo que crees / no podes disfrutar / no puedo disfrutar / mové tu cuerpo con swing y míralo frenarse, fuerte como un buey / pero no estaré allí para dejarte / ja-ja-ja / porque ya no entiendo nada / aunque quizás podríamos bailar juntos” (We Dance, una hermosa balada de amor que se opone a la adrenalina del pogo).
50. En el tema Stereo, S.M. canta, con el falseto controlado y gentil de su voz (una voz que recuerda a Neil Young, pero también al traductor de Benny Hill…¡es muy aguda, verdadera, y graciosa!): “¿Y que de la voz de Geddy Lee? (el cantante de Rush) / ¿Cómo llegaba tan alto? / Me pregunto si hablara como un tipo normal / Lo conozco y habla normal”.
51. Muchas de sus canciones, sobretodo las de su último disco, son música verdaderamente progresiva, es decir: la composición avanza y progresa a lo largo de los cuatro o cinco minutos de vida. Salta de aquí para allá. Deambula, cambia de sillón. Cambia de hábitos. Cambia de religión. Cambia a primera, segunda, tercera y cuarta. Retrocede. Desliza. Colea. Danza. ¡Ah, y que andar confortable tiene este paseo por este camino de sombras repletas de misterio! No hay baches, todo es armonioso, circulamos como esquíes, afuera hay árboles que se juntan en sus copas y nos sumergimos en un túnel de vegetación espesa… Sentimos el dolor ansiado del suspenso clavársenos en la piel y las guitarras primaverales, como una maraña de hojas, nos cubren, amansan y allá vamos…allá vamos.
52. La única razón para odiarlos que le encontramos entre todos los Revolver son las tapas horribles, con collages tercermundistas, tipografías feas embuidas en mamarrachos inexplicables, demasiado desprolijos y casi con mal gusto. Aunque hay que decir que, con los mismos argumentos, sus contratapas son verdaderas joyas del arte low-fi.
53. Su último disco a la fecha, termina con una canción llamada “Fin” que cierra tarareando: “Yo confio. Vos vas a decirme si estoy haciendo de pelotudo”.