Quirky Scottishmen (I)
“La primera vez que vi una foto de Orange Juice en un fanzine local, pensé que eran norteamericanos. Se veían como si fuesen la banda de Jonathan Richman”
Roddy Frame, Aztec Camera.
Cuando me bajé Rip It Up de Orange Juice yo ya sabía que me gustaban, que la voz de Edwyn Collins, entre colegial enamorado y escritor francés cargado de “ennui”, me parecía fascinante pero distante, que su pop escocés refrescante y engañosamente amateur me parecía la plantilla sobre la cual se alzaba todo el twee… Pero jamás me hubiese imaginado que me iba a abotonar de éste modo a su segundo disco. Y, especialmente, a la canción que le da título.
Ha sido una obsesión constante en los últimos 3 meses, desde principios de año. Casi todos los días la escucho y encuentro nuevo significado bajo su sonido o sencillamente me energiza con su pop perfecto. Es una canción engañosamente simple, que parece manufacturada para tener éxito (y no es casualidad, entonces, que haya sido el único tema de Orange Juice que llegó al Top 40 en Inglaterra) pero que revela una complejidad asombrosa en su escucha. Y esta complejidad se encuentra tanto en su letra, su música como en su posición histórica, tanto dentro de la historia de Orange Juice, la banda, como de la historia del post punk, el “movimiento”.
Recapitulemos: Orange Juice había surgido a principios de los 80 como una banda extraña dentro del post punk. Frente a la experimentalidad sin concesiones de algunos de sus proyectos más arriesgados, OJ planteaba un retorno a la canción pop cristalina, pero emprendida con cierto nivel de autoconciencia e ironía. Sin embargo, eran igual de intelectuales y curiosos que muchas otras bandas post-punk y se habian pasado un buen tiempo investigando tanto el pop clasico de los 60 como el funk y el disco de los 70. Al mismo tiempo, sacaban sus discos por una pequeña discográfica escocesa llamada Postcard Records, que de hecho habían fundado ellos mismos.
Así que, eran una banda post punk menos abrasiva que otras, menos confrontativa, pero al mismo tiempo puramente independiente e interesada en la historia del rock. Provistos de un enorme sentido del humor, eran capaces de reírse hasta de sus desventuras amorosas (como en “Falling & Laughing” o en esta buenísima estrofa de “Consolation Prize”: “I was wearing my frings like Roger McGuinn’s / I was hoping to impress / So frightfully camp, it made you laugh / Tomorrow I’ll buy myself a dress / How ludicrous”).
Lo que nadie esperaba era el cambio fundamental que se iba a producir en su sonido para su segundo disco, Rip It Up. Edwyn Collins, el líder de la banda y principal compositor, despidió a los miembros que consideraba poco profesionales, Steve Daly y James Kirk, y fundó un nuevo Orange Juice con el baterista de Zimbabwe Zeke Manyika, y al ex – guitarrista de Josef K. Malcolm Ross. El objetivo expreso de Collins era, más o menos, pegarla, algo que el disco anterior no había llegado ni de cerca a lograr. Quería un sonido más profesional, una banda que sonase “profesionalmente amateur”, y que conservase el espíritu intelectual del primer OJ.
Y cuando lanzaron el primer single, homónimo, de su nuevo LP, Orange Juice sonaba decididamente diferente. “Rip It Up” comienza con unos sonidos de sintetizador (el Roland 303, que después sería marca de fabrica del acid house) que parecen pompas de gaseosa estallando en el sol de la tarde. Pronto esta base de bajo falsa y moderna se ve acompañada por las guitarras entrecortadas pero seductoras de Ross y por la batería precisa y funky de Manyika, para dar forma a un ritmo entre perezoso y bailable, como una tarde de sabado donde el clima es ideal, fresco y soleado, y uno solo tiene que contemplar la emoción de un día sin nada que hacer. Y pronto comienza a cantar Edwyn Collins en una voz que uno nunca entiende si va en serio. Afectado, lánguido, como si estuviese entonando una elaborada broma privada. Y lo que canta es lo siguiente:
When I first saw you
Something stirred within me
You were standing sultry in the rain
If I could’ve held you
I would’ve held you
Rip it up and start again
Rip it up and start again
Rip it up and start again
I hope to God you’re not as dumb as you make out
I hope to God
I hope to God
And I hope to God I’m not as numb as you make out
I hope to God
I hope to God
And when I next saw you
My heart reached out for you
But my arms stuck like glue to my sides
If I could’ve held you
I would’ve held you
But I’d choke rather than swallow my pride
Rip it up and start again
Rip it up and start again
Rip it up and start again
I hope to God you’re not as dumb as you make out
I hope to God
I hope to God
And I hope to God I’m not as numb as you make out
I hope to God
I hope to God
And there was times I’d take my pen
And feel obliged to start again
I do profess
That there are things in life
That one can’t quite express
You know me I’m acting dumb-dumb
You know this scene is very humdrum
And my favourite song’s entitled ‘boredom’
Rip it up and start again
I said rip it up and start again
I said rip it up and rip it up and rip it up and rip it up and rip it up and start again
Una vez más, el foco parece puesto en una relación amorosa, fallida. Pero la manera en que canta Collins, la letra misma, revela una ambigüedad enorme. ¿Es Collins acaso un joven anodino, incapaz de acercase a la chica? ¿O la chica es una bimbo hermosa pero tonta respecto a la cual Collins tiene, ejem, sentimientos menos dignos? Desde la primera estrofa estos dos posibles significados se mezclan, porque las dos primeras frases parecerían referirse al clásico amor romántico (Awww, “algo se sacudió en su interior”), pero inmediatamente desarma esta interpretación sencilla con la frase “You were standing sultry in the rain”. Creo que la clave esta en la palabra “sultry”, que en general significa seductor, pero con connotaciones calenturientas y libidinosas.
E inmediatamente Collins parece renegar completamente de ella (¿O quizás de su propia inacción?) proponiendo “romper todo y comenzar de nuevo”. Sin embargo, en otro giro del destino, retorna de este desprecio, se aferra a la esperanza, rogándole a Dios que ojalá no sea tan tonta y vacua como parece. Porque en el fondo es un engaño, ¿no?, una pose… Por favor díganle que si a Edwyn.
La letra, por si sola, es una pequeña obra maestra de auto-conciencia y desengaño amoroso e intelectual, una lucha entre el corazón, el cuerpo y la cabeza. De algún modo, no puedo evitar pensarla como un comentario de Collins sobre alguna chica bien provista que lo volvió loco para luego decepcionarlo apenas abrió la boca. Las últimas líneas parecerían reforzar la decepción de Collins admitiendo que lo único que le queda es destrozar todo y comenzar de nuevo. Sin embargo, la manera en que Collins canta la letra le da otra capa de rareza: ¿Acaso se esta tomando ALGO en serio? ¿Qué pasa con su tono digno de un homosexual victoriano aburrido? Parece que se esta riendo de si mismo, mucho más que de su posible interés amoroso, de su inocencia y su idealismo, cosa que esta acompañada por el hecho de que incluso las frases mas incisivas están cantadas con una absoluta falta de maldad y saña.
Pero lo realmente interesante, lo que vuelve a la canción un perfecto comentario sobre todo el post-punk continuum y la historia de Orange Juice como banda es que muchas de las frases de la letra, y el sonido general, parecen directamente apuntadas a su propia situación. Acá estaba una banda que había comenzado como “el sonido de la joven Escocia”, como un grupo inocente que buscaba recapturar la magia del pop de los sesenta y que ahora se había transformado en una perfecta maquinaria aceitada, con mucho más de funk y disco que de abrasivos sonidos de guitarras candentes, para muchos traicionando sus inicios honestos e independientes.
Collins contraataca a las acusaciones clamando que en muchos casos lo mejor que se puede ser es romper algo y volver a comenzar, que los saltos estilísticos decisivos son interesantes, válidos y valientes. Y lo canta todo en un tono que es el equivalente sonoro de una sonrisita de arrogancia y superación.
Y contraataca, también, con una estrofa en la que se roba casi completamente el estribillo de “Boredom” de los Buzzcocks, esa canción maravillosa que había aparecido en su primerísimo ep, Spiral Scratch, y que había significado, según a quién le preguntes, el inicio del punk al ser el primer EP lanzado independientemente. Y luego de apropiarse de la excelente rima de Howard Devoto, concluyen el acto de homenaje / defenestración robándose su extrañísimo solo, todo distorsión nerviosa y uñas-sobre-pizarrones. Para continuarlo con un solo de saxofón que parece sacado de una canción de Joe Cocker. Es un acto tan magistral de re-contextualización e irreverencia como el single original, un primo espiritual, que sitúa a los OJ como los más inteligentes de la cuadra, mucho mas que meros posers, como estudiosos de la música y agudos comentaristas sobre “la escena” (sensación que se profundiza cuando uno se da cuenta de que el título de la canción es exactamente igual a una vieja canción popularizada por Bill Haley). Si “Boredom” había sido el sonido de Howard Devoto aburriéndose de la escena rock y, casi casi, del punk mismo (Devoto es un visionario, se aburre del punk cuando recién esta comenzando), “Rip It Up” es el sonido de los OJ aburriéndose del post punk y re-sosteniendo el principio básico que subyacía a ambos estilos musicales: hace lo que tengas ganas sin prestarle atención a ningún idiota dogmático que cree que sabe mejor que vos como debe sonar la música y como debe sonar TU música.
El hecho de que este envuelto en una canción de un comercialismo casi explícito solo hace la paradoja más deliciosa. Porque “Rip It Up” es una mezcla increíble de funk, electronica, pop y punk, una canción enormemente chiclosa y encantadora, una inyección de buen humor y frescura. Pero envuelto detrás de esa aparente facilidad hay un par de dientes que muerden y sonríen sarcásticamente. Lo magnífico de la canción es que ese demonio que oculta puede ser el comentario disgustado sobre el estado de la música de la cual provienen y forman parte (y sobre el mismo deseo de éxito) o la increíble pegajosidad de la canción. Es un testamento del talento y la inteligencia de la banda que funcione en tantos niveles.
Y si no me creen, ignoren toda esta parrafada, bájense la canción y vean si pueden abandonar las ganas de bailar como un mod bajo el contradictorio efecto de un coctel de anfetaminas y opio.