Spoon Week 03: There Is A Better World.
Anything You Want (Girls Can Tell, 2001)
If there’s anything you want
Come on back cause it’s all still here
I’ll be in the back room drinking my half of the beer
And if you and me is so right
Why’s it the same thing every night
It’s just a matter of time
It’s almost measurable
Imagination ain’t kind on us tonight
You’re at your best when you got the guns turned a
hundred eighty degrees
And finding out if it adds all up right
We go through all the same lines or sell out to
appease
But go to sleep in a bed of lies
I made my own more than once or twice
And now time is my time is my own
And I feel so alive yet feel so alone
Cause you know you’re the one and that that hasn’t
changed
Since you were nineteen and still in school waiting
on a light on the corner by sound exchange
Es raro escribir sobre esta canción de Spoon, ya que fue la primera que me gustó de ellos. Harán 3 o 4 años me bajé el “Girls Can Tell” (uno de los mejores nombres de disco de la historia) y luego de escucharlo un par de veces lo terminé archivando como “otro disco mas de música indie calculada y aburrida”. Excepto a esta canción, que me conmovió desde el primer momento.
No sé que fue, probablemente los teclados, que suenan tan optimistas y parte de un videojuego que empalagan un poco, o las guitarras que aparecen en el momento justo para puntuar la esperanza de la letra…pero algo de ella me conmovió.
Y es una canción rara, porque parecería que el narrador esta intentando darle sentido a un millón de sentimientos contradictorios. Por un lado es obvio que es una canción de amor, dedicada a algún sujeto perenne con el cual no termina de encontrarse. Pero por otro lado la canción tiene un tono completamente resignado, tranquilo, como habiendo llegado a hacer la paz con la idea de que nunca van a estar juntos. Es una canción en la cual el narrador es modesto al extremo: “If there’s anything you want / come on back cause it’s all still here”. SI hay algo que querés. Si no voy a seguir esperándote.
Al mismo tiempo parece reconocer las fallas de la persona a la cual el narrador le habla (“you look your best when you got the guns turned a 180 deegres”) pero de una manera empática, sabiendo que el también porta esas fallas (“But go to sleep in a bed of lies / I’ve made my own once or twice”), que todos somos compendios de elementos contradictorios que rotan como caleidoscopios y que así como podemos ser las mejores personas del mundo en un momento, luego podemos ser las peores. Como dicen los Butthole Surfers: “you never know just how you look through other people’s eyes”.
Combinemos esto con la música que es, como dije arriba, extrañamente esperanzada y tenemos una canción de amor no correspondido, deseo y anhelo curiosamente gentil, ecuánime, meditada. Una canción de amor madura y casi zen, en la que el narrador parecería hacer eco de lo que dice Donald Kaufman en “Adaptation”:
“Yo amaba a Sarah, Charles. Era mío, ese amor. Me pertenecía. Ni siquiera Sarah tenia el derecho a quitármelo. Puedo amar a quien quiera (…) Sos las cosas que amas, no las que te aman. Eso es lo que decidí hace mucho tiempo”.
Spoon Week 02: Half Words Whispered Low
Was It You? (Gimme Fiction, 2005)
We was walking through the park
Trying to get home before too dark
Who was it that we saw that night
Was it you?
Someone doing something not right
Shocked to see us interrupting their delight
Who was it that we saw that night
Was it you?
Tucked away inside of the wood
Tucked away inside and up to no good
Who was it that we saw that night
Was it you?
And we was cutting through the park
Trying to get home before too dark
Who was it that we saw that night
Was it you?
Was It You? ilustra otra de las características que mas se destacan de Spoon: la nocturnidad. La letra de la canción es muy sencilla y lacónica: un grupo de gente cruzando un parque ven una figura, una silueta haciendo “algo que no estaba bien” y el narrador luego le pregunta a algún conocido o amigo si era él. La situación es descripta en los términos mas amplios y ambiguos posibles, apenas unas frases cortadas que dan paso a la frase incrédula “Was it you?”. Pareciera que el narrador teme la respuesta tanto como la desea, en uno de esos típicos momentos que todos hemos pasado en el que queremos saber algo de otra persona tanto como no queremos saberlo. Nunca se nos explica porqué, nunca se nos permite profundizar en lo que el narrador siente o si en esa pregunta se esconde preocupación sincera por un amigo, curiosidad natural teñida con una sonrisa o ansiedad por descubrir algo de lo cual definitivamente no quiere saber nada. Nunca sabemos la relación entre el narrador y el interlocutor, que queda tan ambigua como esa silueta oscura.
En cambio, los Spoon dejan que la música hable por ellos. Las frases están desparramadas aquí y allá en medio de una base de batería que no cambia casi nunca y a la que progresivamente se le van agregando pequeños detalles, guitarras amorfas que apenas se escuchan, bajos que suenan como el latir de un corazón nervioso, sintetizadores que parecen reproducir la sensación de sacarse las hojas de la cara y escuchar murciélagos volando al lado de tu cara. Y, finalmente, el sonido de la lluvia que barre todo, reemplazando las (in)certezas con espesa niebla.
Spoon Week 01: All Those Missed Deadlines.
Mi chart de LastFm no me deja mentir: Spoon es la banda que he estado escuchando, casi ininterrumpidamente, durante todo enero. Ya se que les quemé la cabeza demasiado con ella, que mi devoción no conoce límites (un amigo me dijo que tenia que dejar de escucharlos o me iba a empachar y por momentos temo sus palabras: ¿que sería de mí si llegase el día en que Britt Daniel y sus amigos me produjesen repulsión?). De hecho, mis amigos en la vida real se dividen en dos grupos: aquellos a quienes les vendí Spoon por cansancio y aquellos a quienes todavía no se los hice escuchar lo suficiente.
El hecho es que cada día que pasa más rebota en la cabeza la frase de Eric Harvey de Marathon Packs: “me gusta Spoon porque siento que él esta de mi lado”. Como suele suceder con las bandas en las que uno invierte mucho emocionalmente, las canciones se vuelven parte fundante de la vida y uno realmente siente que le están hablando, que están compuestas para musicalizar exactamente ese momento que estas pasando.
Toda esta introducción es solo para comunicarles que los voy a torturar durante una semana con un tema de Spoon por día, aunque sean una de las bandas de las que más se habla en internet, aunque ya existan grandes cosas escritas sobre ellos. Solo porque soy un obsesivo que tiene que purgar sus obsesiones en público, casi como un exhibicionista.
Y comenzamos con…
No, You’re Not. (A Series Of Sneaks, 1998)
Porque sin lugar a dudas es la canción que mas escuché este mes, porque es un buen punto de partida al estar incluida en su segundo disco, porque es una canción de 1:41 que dice TODO sin necesidad de mas tiempo, porque al estar en una situación intermedia entre lo primero (mas punk y crudo) de Spoon y lo último (minimalista y refinado) es una rara combinación: minimalista en longitud y letra, pero con un decidido vuelco punk en su composición musical.
Lo que me zarandea y conmueve de esta canción es la manera en que la letra y el modo en que está cantada traicionan una fragilidad emocional que la música parece negar todo el tiempo.
go knock them dead okay kid
I’m not a man, at least not yet
I’m not a man just a pillar of salt on the ground
tell us your name that’s what they say
I ain’t got a name just a current address
and I said know what you know
I never thought a kiss could be
I never thought a kiss could be
I never thought a kiss could be
I never thought a kiss could be so cold
so now the pissoff’s taking hold
and you can tell they’re all looking at you
feel so inert it starts to hurt
so that’s your name and I tell myself
don’t say that you’re coming cause no you’re not
don’t say that you’re coming cause no you’re not
don’t say that you’re pleased with me cause no you’re not
don’t say you’re going back cause no you’re not
Es obvio que el narrador esta en medio de una relación no correspondida o al menos complicada. Lo curioso de la canción es que en manos de otra persona, de otro compositor, podría degenerar en una plétora de lugares comunes, en un festival de la emoción, en una cosa completamente sentimentaloide, directa, un lugar común del desamor.
Pero Britt Daniels es un tipo famoso por su reserva, por sus letras que, sin llegar a ser crípticas completamente, parecieran no querer dejar traslucir casi nada de su dolor y sus sentimientos. La naturaleza fragmentaria de la letra es su fuerte, compuesta por imágenes de impotencia e insignificancia que nunca llegan a coagular en una sola parrafada en contra de su amor no correspondido. Uno siente que no hay rencor en las palabras de Daniels, solo un enorme sentimiento de impotencia, una aceptación resignada de que las cosas no van a cambiar.
La reserva con la que encara esta letra hace que las frases que terminan ambos versos sean aun mas devastadoras. Es increíble la manera en que repite mecánicamente “I never thought a kiss could be…” 3 veces hasta animarse a completarla con “…so cold”, como si estuviese completamente ATERRORIZADO de sus sentimientos y supiese que el verbalizarlos solo va a hacerlos mas reales e inescapables y que el admitir que un beso es frío es admitir que no tiene chances.
Las ultimas estrofas del segundo verso son las únicas que destilan algo de amargura, pero una amargura derrotada, desanimada. Incluso la frase que las precede “And I tell myself” parece indicar que esas frases en realidad están destinadas a otra persona, pero sabiendo que nunca va a poder decírselas a la cara, sabiendo que en esa relación no hay ni siquiera lugar para expresar sentimientos, para comunicar aunque sea su decepción, no tiene mas remedio que repetírselas a sí mismo.
Como en una conversación imaginaria en la que nos enredamos, frustrados, agotados, ansiosos, sabiendo perfectamente que esos sentimientos van a tener que guardarse en una caja hasta que la temporada de lluvias pase.
The Knife – Forest Families
Cada vez que lo escucho este tema me sorprende un poquito más. Es que la premisa, como de todas las buenas ideas, es muy simple: Agarrar un tema que entraria en la categoria de techno / trance y despojarla de los elementos escenciales del género, en este caso, la bateria machacante, el bombo y el redoblante. El tema nunca concluye y solamente se forma por 4 elementos. La linea de bajo, hipnótica y que se va modulando y deformando – la imágen perfecta que me da es la de una serpiente de neón – un hi-hat de fondo, la voz de Karin, y algun pad ambiental que se agrega en los estribillos. Yo no puedo imaginarme como crear un tema asi y no morirse de las ganas de agregarle un beat y convertirlo en un genial tema bailable, pero efectivamente asi, es mucho mas efectivo, mas retorcido, y el genial clima que se crea seria imposible generarlo de otra forma.
Astrud – Last time
El disco ‘algo cambio’ de Lados B y rarezas de la banda española Astrud es largo y tiene muchisimos temas completamente brillantes, de lo mejor de su carrera, y otros temas de relleno que no llego a comprender bien que hacen ahi (además de cumplir su función de ‘lado b’ y ‘rareza’). Este es un tema bastante curioso, más que nada por su intro de 3 minutos enteramente instrumental, una especie de synth-pop medio näif con influencias para mi indescriptibles. Luego al entrar Manolo que – otra particularidad – canta en ingles, dando la melodia quizas más Stephin Merritt de toda su discografía. Es más, el estribillo me recuerda brutalmente a algún tema de Future Bible Heroes que no puedo identificar.
Astrud – A mi me pasa lo mismo
Algún fan de Astrud me va a querer empalar por haber elegido justo estos dos temas para hablar de esta banda, temas que no definen exactamente a la banda ni son grandes temas de ellos. Pero son juntos los temas que me invitan a escribir un poco, y de otros temas ya habia hablado anteriormente aquí.
«A mi me pasa lo mismo» tambien es del disco de lados b, no es cantada por Manolo sino que por Helena del grupo Feria(esta info la saque eurocero, es un grupo que desconozco). La voz de esta muchacha en si es bastante irregular y tosca, pero a mi le agrega bastante y funciona muy bien con la idea del tema, que trata de aceptar los miedos que uno tiene de arruinar una posible futura relación, y del «hacer lo mínimo que uno podria hacer para decir que uno hace algo» aunque en realidad no sirva para nada. «como cuando / le escribes mensajes / donde hay poco riesgo / de que pueda verlos (…) asi te escribo yo»
Absolutamente Moderno 04.
Mark Ronson – Toxic
¿Se acuerdan hace un par de años cuando se popularizo este hit de Britney Spears y todos tuvimos que admitir que nos gustaba mucho?. Bueno, es hora de admitirlo de nuevo y de comprobar que GIGANTESCO artefacto pop sigue siendo. Porque Ronson (que, dato de color, es el hijo de Mick Ronson, el legendario guitarrista de Bowie) la transforma de una manera increíble, reconfigurando su ADN para que quede como un tema gangsta rap de verano y mutilándola casi hasta lo irreconocible. Uno piensa que es cualquier otra cosa…hasta que llega ese estribillo demoledor, incamuflable, nos damos cuenta de lo que estamos escuchando y tenemos que rendirnos, arrodillarnos y reconocer a los cielos que canciones como estas no se componen todos los días.
The Blow – Parentheses.
No se como no escuché este disco antes, si tiene muchas de las cosas que me encantan: maquinitas, toques punkie, canciones semi twee con sintetizadores y , encima, esta editado por K Records, la legendaria discográfica de Beat Happening, banda que todos deberían amar o sino ser golpeados con bates hasta que comprendan su error.
The Blow reproduce la típica estructura de banda “chica-y-chico” donde ella es artista y el dj o obsesivo techie. Pero la estructura remanida se energiza porque logran apropiarse de dos tradiciones: la indie de K. Records y la de el mejor synth pop. Y consiguen canciones geniales como esta, una canción de amor sencilla en apariencia, que comienza recordando a “Tropical Iceland” de los Fiery Furnaces y luego muta a un ritmo propulsor en el estribillo, que acompaña a una letra ridículamente dulce en el que la sencilla y sintética imagen de los paréntesis resume ese sentimiento tan tranquilizador de “estamos en esto juntos y formamos una sola unidad”.
Panda Bear – Take Pills.
Ya se que no soy nada original, pero realmente hacia años que un disco contemporáneo de toques psicodélicos y con tan fuerte impronta pop no me sorprendía y me gratificaba tanto (¿quizás desde que escuche los “Three E.P.’s?). Animal Collective siempre me pareció una idea mucho más interesante en el papel que en la ejecución. Por mucho que los admiro y me parece loable lo que hacen, no puedo terminar de engancharme con ninguno de sus discos (hasta el momento). Siempre llega un punto en que me parece que están divagando y pierden mi interés, sencillamente desconecto mi cerebro.
El Oso Panda logró balancear los impulsos experimentales de A.C. con una hermosa pincelada pop y consiguió un disco adictivo de principio a fin. Hasta las canciones más largas y colgadas parecen sencillamente un tapete en el que se han unido distintas melodías. Y este tema es, quizás, el mejor del disco. Comienza con unos ruidos que parecen un bote desplazándose en la oscuridad o un tren moviéndose en la distancia y luego ingresa la voz de Panda Bear convirtiendo eso en una especie de letanía semi tribal. Y alrededor de los dos minutos y medio entran unas guitarras que con pequeños toques lo transforma en una perfecta canción pop, singalong, para cantar en la fogata entre todos eso de “I don’t want for us to take pills, cause we’re stronger and we don’t need theeeeeem!”. Éxito garantizado en rave hippie!.
Swell Maps – Border Country
Dios salve a las Islas Británicas por producir estas bandas inclasificables, hermosas, experimentales, ruidosas, adolescentes y punkies, todo al mismo tiempo!. Los Swell Maps eran la verdad y siempre que los escucho me recuerdan a otros proyectos gloriosamente dadaístas y utópicos (en el sentido de que la propuesta musical que tenían/tienen era/es tan personal que proponía todo un nuevo canon, todo un micro mundo de valores intransferibles) como The Fall o The Yummy Fur.
Escuchen esa canción. Escuchen como parece una canción punkie tradicional durante los primeros minutos, un grupo de gamberros en cualquier sótano tocando instrumentos de tercera. Y de pronto los muy juguetones introducen un piano y coritos que deberían cumplir la función de aumentar la intensidad del tema pero que terminan sonando completamente desganados, como si no pudiesen juntar el entusiasmo para producir un hit. Y cuando parece que todo toma forma y arranca, la canción termina, habiendo desperdiciado en dos minutos como tres oportunidades de pegarse en nuestro cerebro. Y pareciera que ni les importa.
Robyn Hitchcock & The Venus 3 – Olé! Tarantula
Que grande que es este tipo, por dios. Robyn es un personaje admirable, alguien de quien no se puede decir algo malo. Yo siempre siento que es el Jonathan Richman ingles, solo que en vez de estar obsesionado con la niñez, el rock and roll y los años 50, esta obsesionado con los animales, su esposa muerta y los bufones. Es magistral como unifica en esta canción un ritmo relajado, de caravana recorriendo el oeste norteamericano, muy “americana” (esa armónica!, canciones como esta demuestran que no es el instrumento del diablo!) con una letra muy hitchcockiana, que deambula de aca para allá, divaga, habla de las tarántulas, de sentirse como una “chinchilla con tres patas” y que parece el monologo de un predicador callejero, de esos locos que sostienen carteles en la calle que dicen “The End Is Nigh”. Lo mejor de todo? que el kit de prensa la describía como “una canción acerca de donde vienen los bebes”.