Hipster: The Dead End of Western Civilization por Douglas Haddow en Adbusters.
The camera is mightier than the rock, la respuesta de Momus en Click Opera.
I am angry, I am ill and I’m as ugly as sin…, respuesta de Mark K-punk a los dos.

AdBusters sacó de nota de tapa una crítica de la cultura hipster señalándola como el callejón sin salida definitivo de la contracultura y la cultura joven occidental y aunque pueda parecer excesivamente apocalíptica suena a verdad y algo debe haber porque logró indignar a un buen grupo de personas. Momus se puso la camiseta hipster y le responde con un post en su defensa que me parece que falla miserablemente en ver todos los puntos importantes de la discusión, no pasa del ad hominem como argumento principal y solo prueba que está demasiado metido en el bosque para ver los árboles y que los hipsters al ser una cultura que en su afán por aferrarse a nada ni defender nada también es una en la que no hay de donde agarrarse para defenderla de ningún ataque. Finalmente Mark le contesta a los dos artículos y necesita la mitad de longitud que los otros dos para demoler tanto la cultura hipster como el post de Momus. Como siempre K-punk delivers.

(Quiero escribir y voy a escribir más sobre la cultura hipster, pero ahora es muy tarde y me levanto muy temprano, así que dejo esto por ahora y en los próximos días posteo más.)


Links

· Videoentrevista a Nick Currie (Momus). Muchas ideas super interesantes como siempre.
· La historia de amor entre una chica y el muro de Berlin. No, no es una metáfora. (via la petite claudine)
· Diarios sexuales de 6 neoyorquinos de distintas preferencias sexuales / situaciones. Good Read. (también, obviamente, via la petite claudine)
· Sumotori Dreams, juego de la demoscene de lucha de sumo de solo 96k. Ni siquiera se preocupen jugandolo, los videos del juego ya son completamente geniales!


Absolutamente moderno (3, according to Darío)

Bueno, si todo el mundo va a hace su propio post con canciones entonces yo también, así que posteo algunos de los temas que más escuché reciéntemente.

Cat Power – He War
Este era el tema más intenso de un disco bastante intenso de por sí, You Are Free del 2003, quinto disco de Chan Marshall a.k.a. Cat Power. No solo es de los pocos que tenía batería sino que es uno de esos temas que la usan con potencia y desdeñan la languidez y que son la excepción desde Myra Lee en adelante. Y no tengo mucho para decir de este tema salvo que es el que más escuché en los últimos dos días, así que escúchenlo ustedes mismos.

The 6ths – You Can’t Break a Broken Heart
Hoy me puse a escuchar el primer disco del multiestelar proyecto de Stephin Merritt por el tema en el que canta Chris Knox emocionado después de poner una y otra vez «Not Given Lightly» posteada ayer por Quese, y redescubrí esta canción que hacia mucho que no escuchaba y la puse de vuelta y de vuelta y así como cinco veces seguidas. Al igual que todas las canciones de la banda la canta un invitado que en este caso es Jeffrey Underhill de Honeybunch. Pero lo que verdaderamente me llamó la atención fue prestarle por primera vez atención a la letra.

Sometimes you remind me of a doll
Lifelike, but so frail and so small
Your plastic eyes see nothing
And your painted lips are still
And I know you don’t love me, but you will

You’ve tried science, you’ve tried art
But you can’t break a broken heart
You can tear my brain apart
But you can’t break a broken heart

You cried when you knew I would look
You tried every trick in the book
But I read that book yesterday
And yesterday’s for fools
And I won’t play by yesterday’s dumb rules

Viendo el nombre sin haber leido la letra pensé que hablaba de algo completamente diferente, pero el concepto que pone en juego es genial. Alguien que le dice a otra persona que no se va a rendir porque no tiene nada que perder, que no puede sacárselo de encima porque no puede romper un corazón roto. And I know you don’t love me, but you will. En el segundo párrafo hay desplegado más talento lírico que en muchas otras discografías completas.

Momus – A Complete History of Sexual Jealousy

Y ya que hablamos de grandes letristas es hora de que aparezca en este blog uno de los mejores y más ignorados, subestimados, marginados y olvidados compositores de los últimos veinte años, Nick Currie a.k.a Momus. Las letras de Momus son una fuente infinita de genialidad y la de esta canción es uno de los ejemplos que más me gusta. Incluida originalmente en Tender Pervert y regrabada en Slender Sherbet (esta es la versión que subí) la canción es una oda a los diferentes aspectos de los celos amorosos y más allá de frases geniales e ingeniosas como «If looks could kill I’d kill the men whose looks would kill you if looks could kill» lo más interesante es la idea que pone en juego al final de la canción.

If you really love me you must love my insecurity
If you really love me, take lovers
If you really love me you must really love my jealousy
If you really love me, love the others

Momus le reclama a su amante que si lo ama ame a otros para hacerlo sentir celos porque si realmente lo ama tiene que amar también sus celos y su inseguridad. Al revés de lo usual los celos no aparecen como un elemento negativo sino como una especie de condición de existencia de una relación amorosa. La lista de gente de la que siente celos va desde los hombres a los le rompió el corazón en un pasado del que él ya no puede ser parte hasta los hombres con los que sabe que nunca se va a acostar y cuando llega a preguntarle «Can’t you feel how you’re killing my pride?» la canción se convierte en un himno del amor cortés, el amor como humillación, sometimiento y sacrificio. Igual una promesa perversa pasa casi desapercibida, «You’ve been stupid enough to love someone who’s hurt you a lot. I’ll hurt you more»


Lucky Like St. Sebastian (Circus Maximus, 1986)
Lucky Like St. Sebastian (Slender Sherbert, 1995)

El primer tema del primer disco de un artista tiene un significado especial. No solo abre el disco sino que abre una trayectoria y por eso debería estar a la altura. Y hay muchos grandes primeros temas. ¿Se imaginan un tema mejor para ser el primero de Ramones que «Blitzkrieg Bop»? «Caribou» dejaba en claro todo lo que podía ser Pixies, «1969» es un comienzo épico para una carrera y supongo que es muy adecuado que los Smiths hayan empezado con una canción tan mal interpretada como «Reel Around The Fountain». Y tengo que decir que el gran primer tema de primer disco que no fue es «I’m Waiting for the Man» que siempre creí que tenía que abrir Velvet Underground and Nico en lugar de «Sunday Morning».


En 1986 un joven escocés llamado Nick Currie edita su primer disco bajo el nombre del dios griego de la sátira y la burla, expulsado del Monte Olimpo por su crítica constante. Despreciando la comodidad de la falta de expectativas de un álbum debut, Currie elige emprender una tarea ambiciosa y conceptualmente compleja. En sus propias palabras, «Momus (vestido en la apenas adecuada carne de un joven graduado escocés) se sienta en un cuarto rentado en Streatham, sur de Londres, rasgando una guitarra acústica. Decide reescribir la Biblia. Desafiando a sus ancestros fundamentalistas, pinta las vidas de santos del Antiguo Testamento como Lot y Juán el Bautista en nueve tonos de rojo fuego infernal. Ellos emergene interesados en sí mismos, lascivos y ambiciosos. Son, después de todo, los 80s» La canción que abría Circus Maximus (así se llamó el disco) era «Lucky Like St. Sebastian».

Once upon a time there was a man called Saul

Who persecuted Christians until he saw
The work was bearing fruit for the Christians
So the man changed his opinions and his Christian name to Paul

And he wrote important chapters in the Bible
But the blood on his writing hand reeked to high heaven
And Paul resolved to die

So he wrote to friends in Rome
A senator who owed him a favour
Asking for an executioner
So Paul could make his exit as a martyr
The senator sent this answer:

He said «Should you be so lucky like St Sebastian
Preferring the ache to the aspirin
Swooning as they shoot the arrows
Through your narrow chest
Stripping naked in the Circus Maximus
With a martyr-eating lioness
Bartering with flesh for a little pain
Scenes like this give sadomasochism a bad name»

Once there was a man who loved a woman too much
To give up hope when he saw she wouldn’t touch him with a barge pole
He spent his whole life in the Inferno
He composed in thirty-four cantos
O Dante though I’m anti such romantic speculation
I’m your hypocrite reader in the same situation
I’m your double, oh me I’m your brother in pain

But Alighieri if you’ll listen there’s a difference
Between your Beatrice and my Paula
She’s anonymous and now a waitress
– It’s comic but not divine
The tragedy is no-one’s dying!

Should I be so lucky like St Sebastian
Preferring the ache to the aspirin
Swooning as they shoot the arrows
Through my narrow chest
Stripping naked in the Circus Maximus
With a martyr-eating lioness
Bartering with flesh for a little pain
Scenes like this give sadomasochism a bad name

When you’re lucky like St Sebastian
Going out with a bang, just hear me
Whimpering with joy as Mr Death receives his blue-eyed boy
Surrender unto Caesar or to God, it makes no odds
There’s just one thing the martyr wants to say:
«Tell me, Mrs Lincoln, did you enjoy the play?»

Momus debería ser descripto como un Serge Gainsbourg posmoderno, descripción más modesta y menos pomposa que la que él hizo de sí mismo como «ultraconformist, voyager, timelord, tennis and ping pong champion, tender pervert, poison boyfriend, hippopotamus, philosopher, folk singer, star forever.» Nick Currie tiene mucho en común con Gainsbourg. La omnipresente temática sexual, las canciones compuestas para jóvenes cantante femeninas, el matrimonio con chicas mucho más jovenes (aunque el de Momus con Shazna Nessa es más interesante que el de Gainsbourg con Birkin dado que Nessa tenía 17 años y se había escapado de su familia en Bangladesh y de un matrimonio arreglado). El mismo Momus rindió cuentas de su deuda con el gran viejo verde francés en su disco Hipoppotamomus que tuvo el honor de tener una canción prohibida luego de un juicio iniciado por Michelin a quienes no les cayó simpática la comparación entre su clásica mascota y una muñeca inflable.


Y en cuanto a lo de posmoderno las pruebas saltan a la vista muy fácilmente. De hecho alguien debería darle una medalla por medir tan alto en el índice de hipness a Nick Currie, compositor, artista, blogger, redactor de Wired, ex-miembro de banda post-punk con miembros de Josef K (The Happy Family) y cosmopólita crónico que nació en Escocia y vivió en Londres, París, New York, Tokyo y actualmente reside en Berlín. Estuvo en el sello Creation en su época clave a finales de los 80s y ver la lista de quienes patrocinaron su casi legendario disco Stars Forever es la lista de la gente más hipster del momento, desde Jeff Koons hasta la disquería Other Music. Momus es el prototipo perfecto del ídolo de culto posmoderno, estrella pop de un futuro alternativo. Como decía en una reseña de Pitchfork (que a excepción de esta reseña no lo trata demasiado bien pero al menos no lo odia incondicionalmente como la New Musical Express) «Momus is the pop amalgamation of fashion, the internet, literature, film, travel, food, and sex. He’s the music equivalent of postmodern writers Mark Leyner, David Foster Wallace, and William Gibson.«

Pero ni Gainsbourg ni ningún artista ultra-hip abrió su carrera de forma tan desmesurada.


En «Lucky Like St. Sebastian» Momus combina en una sola canción una historia personal, La divina comedia, la historia de San Pablo y el martirio de San Sebastián. Y el mayor mérito de la canción no es haber hecho un name-checking de varias figuras históricas o de la alta cultura, el mérito está en poner todo al mismo nivel, generar con todos esos elementos un entramado único en el que las relaciones entre los elementos parecen tan claras como si no fuera cierto que acaban de ser inventadas. Compara a su chica con Beatriz, se compara a sí mismo con Dante y con San Sebastián a quien compara con San Pablo y resume toda La Divina Comedia en una frase maravillosa (tal vez este sea el mayor mérito de la canción) como la historia de un hombre que amaba tanto a una mujer que se negó a rendirse cuando se dio cuenta que ella no lo tocaría ni con un palo.

Una de las características de las canciones de Momus es precisamente la de sonar como piezas perfectamente manufacturadas que dan la impresión de haber sido siempre de esa forma y jamás haber sido tocadas por nadie (varias veces me comentó Quese su impresión de que las canciones de Momus son demasiado frías). Nick Currie es uno de esos compositores que ven las canciones como un trabajo delicado de artesanía cuyo punto cúlmine, la pièce de résistance de la maestría del artesano, es borrarse a sí mismo y toda identificación consigo mismo externa a la canción misma, dejando lugar para la autoreferencia pero no para las emociones.

«Lucky like St. Sebastian» es una canción oscura y maliciosa, mínima y solemne al mismo tiempo, como todo ese disco. O al menos lo era hasta que el mismo Momus decidió regrabarla para el disco Slender Sherbert y cambiarle lo creepy por campy y hacer una versión synth-pop al estilo del Momus posterior a ese primer disco que es tan buena como la original. Por supuesto que pasó tan desapercibida por el público y la crítica como al primera, y eso hace que siguiera teniendo cierto sentido.

Así el primer dandy posmoderno del pop británico se incluía en una canción junto con tres mártires previendo lo que iba a ser su carrera, siempre ignorado o simplemente odiado por la crítica, nunca ni cerca del éxito, permanenemente escandalizando a moralistas y defensores de lo políticamente correcto y, como él mismo decía en «I Was a Maoist Intelectual«, tratando de hacer pensar a la gente con el único resultado de que lo tomaran como un insulto personal. En esta canción Nick Currie estaba convirtiéndose en Momus expulsado del Olimpo del pop británico al que nunca entró, estaba escribiendo su propia hagiografía, agregándose al martirologio como Momus, mártir del pop barroco analógico, el vaudeville futurista y la folktrónica, mártir intelectual maoista y audioretratista, el primer mártir posmoderno.