Berlín. Primeras impresiones.
Estuve pensando bastante cómo comenzar este post, especialmente luego de haber visitado también otros lugares. Creo que la forma más adecuada es narrando las primeras horas que estuve en Berlín, horas que viví mareadísimo por el jet lag y que pasé dando tumbos, sintiendo que me desmayaba en cualquier momento.
Lo primero que hice fue ir a la casa de mi amigo Tomás, con quien charlamos mucho, tomamos unos mates, comimos pizza y luego simplemente salimos a dar una vuelta, conociendo un poco el barrio donde él vive, Neukolln. Lentamente pasamos por varios canales y puentes, y nos perdimos muy tranquilamente para luego ir yendo a un parque cerca de ahí llamado Treptower Park.
En todo ese trayecto, charlando y observando la gente, las calles y los locales de a poco fui viendo las particularidades de Berlín así como de Alemania, especialmente aquellas que definitivamente no me esperaba encontrarme.
Lo primero y más impactante sobre Berlín, para mi, fue su ritmo. Es la capital de Alemania, una ciudad enorme, y sin embargo es una ciudad muy, muy tranquila y apacible, al ritmo de Montevideo o aún menor. Es una ciudad construida para unos 8 millones de personas pero que tiene tan solo unos 3 millones, entonces da una sensación muy linda de estar ligeramente vacía. No hay muchos autos, ves gente en la calle pero más bien poca, nada de locura desenfreno y velocidad. Fueron pasando las horas y me sentía muy cómodo, casi demasiado.
Lo segundo, que es bastante obvio porque en Alemania es bastante conocido, es su lado «Green», o sea, ecologista. Berlín esta repleto de parques, hay muchos, enormes por todos lados, y son bellísimos y muy desprolijos, en el buen sentido: El pasto no se recorta, y dejan que todo crezca de forma salvaje. Cuando cruzabamos Treptower Park, pudimos ver a un maldito castor nadando apaciblemente por el río. Y estaba yendo a SU DIQUE, que construyó ahí re pancho en el medio del parque. Y ahí te das cuenta que estás en Berlín, capital de uno de los países más ricos del mundo y ahí un fucking castor se copa en hacerse su diquecito totalmente old-school sin problemas.
En Berlín la bicicleta es reina, y hay bicisendas por doquier, que son una calle más y cubren toda la ciudad. Viejos, Empresarios, Jovenes, Inmigrantes, Chetos, Tatuados, tooodo el mundo anda en bici y hay bicis atadas por todos los lugares posibles. Y obviamente la variedad de gente que te cruzas por todos lados es totalmente radical, desde viejos punks que van con toda la dignidad del mundo, pasando por cuasi modelos hermosas vestidas impecablemente, y universitarios comunes y silvestres, y lo mejor es que podés ver un bar y estan todos sentados uno al lado del otro tranquilamente.
Todo esto del lado «Green» de la ciudad con la gente que la habita me llevó a otro concepto que tampoco me esperaba y me impactó mucho, que es básicamente los hilos invisibles que mueven al país y la sociedad, y la política.
Digamos que Alemania es un país mucho más socialista de lo que podríamos considerar a Uruguay o Argentina. Si no tenés laburo, si no tenés un mango, el estado te da plata: De cualquier forma esa plata vas a gastarla en el alquiler, en comida, en servicios: Es plata que es re-invertida en el mismo país. Es muy simple. Si estudías, te pagan, porque bueno estás ESTUDIANDO y lo necesitas para vivir. Por decirlo de una forma, Berlín me pareció muchísimo más compatible con cómo yo siempre pienso que deberían ser las cosas. Hubo un montón de situaciones de escuchar y ver cosas y decir «Claaaro! las cosas acá son como tienen que ser!»
Obviamente no es todo hermoso acá, doy un ejemplo de cómo el sistema tan rígido puede ser un verdadero problema o ser un tiro que sale por la culata: En Berlín, por ejemplo, estan prohibidos los locales en la calle. Pero, legalmente, vos si tenés algo en tu mano lo podes vender. Entonces – esto es increíble – hay puestos de locales de panchos donde el vendedor lleva el puesto ENCIMA SUYO, como una especie de carrito que lleva encima suyo y pesa una tonelada. Y cómo no fuese suficiente, otra norma obliga que cualquier local tiene que tener un tacho de basura, entonces el pobre hombre/local de panchos lleva en su espalda UN TACHO DE BASURA, en forma de mochila. Son dos leyes que de por sí podrían ser totalmente benignas y que juntas crean una atrocidad cómo esa, y no da para nada.
Otro tema mucho más jodido sobre Alemania es el sistema educativo. A rasgos básicos es algo así: A los 10 anios de edad, por un método de examenes y un poco arbitrario, se decide que qué tipo de carreras podés hacer. Son tres opciones, una es la Universitaria, otra sería para trabajos «White collar» y una tercera para trabajos «Blue Collar». Hay posibilidades de pasar de una a otra, pero requieren de cualquier forma terminar tú carrera y luego estudiar unos anios extras que te permitan entrar en las otras «categorias». Esto termina siendo un sistema super segregario donde la gente blue collar ni a palos se dan con otra gente white collar, viven en otros barrios, consumen otra cultura, etc, etc. Es rarísimo y bastante heavy, además de que nos rompe las pelotas a nosotros que tenemos tan en la piel el concepto de «Libre albedrío»(que la mayoría de las veces no es tan así, ya que no cualquiera puede estudiar hasta los 28 anios sin trabajar para ser médico, peeero..).
Sin embargo este sistema cuasi-medioevo tiene sus ventajas: Los trabajos manuales son carreras muy profesionales, digamos, y se pagan bien. El promedio de vida de los pintores, obreros, etc, es bastante más alto que al que estamos acostumbrados. Son carreras respetadas además, y también causan que todo este construido IMPECABLEMENTE: Las calles, los edificios, todo esta en otro nivel ya que eventualmente esta todo armado con gente que estudio 10 anios para hacer todo perfecto. En Munich llegué a ver obreros colocando baldozas en la calle y era un proceso super metódico y lento, colocando el nível y martilleando delicadamente para que el piso quede perfecto.
Por último y para cerrar este post de primeras impresiones, es fascinante cómo uno puede ver la historia reciente en las calles, en los monumentos, en todos lados. Acá podés encontrar estatuas con rifles, metralletas, de eventos que ocurrieron hace muy, muy poco. Y no hay monumento más ejemplizante de esto que el Treptower Park, un monstruoso parque a lo Taj Mahal que funciona como cementerio para unos 4000 soldados rusos que murieron en la guerra. En el centro del parque encontramos una estatua GIGANTE de un soldado, con una bebé en brazos, y con una espada rompiendo una esvástica bajo sus pies. Alrededor, un montón de placas con frases de Stalín. No solo es increíble que haya un monumento soviético en Berlín (sería el equivalente a encontrar en Paraguay un monumento feliz refiriendo a la guerra de la triple alianza) sino que además impacta la grandilocuencia de todo ese parque. Es un monumento creado para que duré mil anios, construído hace 50, y que es todo un homenaje a una ideología que ya no existe ni seguramente tenga validez jamás.
Esto es por ahora. Lo próximo será sobre Praga, Munich y seguramente un poco más sobre Berlín y las particularidades de Alemania en general.