Una introducción a Twine y la ficción interactiva.
(esta nota fue originalmente publicada en La Diaria el miércoles 4 de julio. De cualquier forma, fue bastante editada en cuanto al tono para este pequeño y querido blog)
Es muy fácil visualizar gráficamente el panorama de los videojuegos hoy en día: Soldados armados hasta los dientes peleando contra hordas de monstruos alienígenas. Guerreros medievales rescatando doncellas con muy poca ropa, simuladores de carreras de autos, de fútbol, de tenis, etc. Más guerreros, marines, héroes mitológicos, dragones, espadas, magos, naves espaciales. Todos juegos realistas, con excelentes gráficos, y miles y miles de horas de trabajo hechos por equipos de cientas de personas que se fijan en cada detalle para que el jugador promedio se sienta conforme y satisfecho. Ya hace más de diez años que hay muy poca diferencia entre el mundo de los videojuegos y el cine hollywoodense más pochoclero. La situación es simple: los juegos realistas y modernos, como por ejemplo los de las franquicias Call of Duty, Assassin’s Creed o Grand Theft Auto – son carísimos y al ser los riesgos tan altos, las productoras terminan construyendo la misma experiencia y refritando el mismo juego de siempre.