Tarantinesca
No me gustó Django Unchained. No ayudó a la experiencia el haberla visto en un cine lleno de adolescentes que repetían cada frase-slogan aprendida en los trailers como si fuera el supremo mandamiento de alguna Escritura, el código cabalístico secreto que los llevaría a ver de golpe la cara o la esencia del dios de lo cool. Mi gen de viejo cascarrabias prematuro me lleva a rebelarme contra estas cosas.
Pero no me gustó por otras cosas, también y sobre todo, cosas digamos que cinematográficas. No me gustó el tratamiento de la sangre como si de un videoclip se tratase; no me gustó Jamie Foxx con su personaje tan poco matizado; ni me gustaron demasiado Christoph Waltz ni Leonardo Di Caprio*, aunque se supone que deberían. Es probable que de haber sido yo un fanático del cine como lo es Tarantino hubiese disfrutado igual que él de las referencias visuales al spaghetti western; pero no lo soy, y estas me pasaron sin más por encima de la cabeza.