Dignified and Old
(una serie de observaciones sobre shows en vivo, reuniones, tours, cansancio, entusiasmo, y música)
Creo que la primera vez fue en el Personal Fest del 2004, ese con Primal Scream, Morrisey, Pet Shop Boys, etc. Estaba con un grupo de amigos, esperando a Blondie, banda que tenía muchas ganas de escuchar. Arrancó la banda y enseguida noté lo tristemente obvio: La banda era buenísima y le estaba rompiendo el culo a todas las otras bandas más jóvenes que había visto antes. Arrancó con mucha fuerza, notaba que los músicos eran muy buenos, y ahí se subió una señora con un tapado, con aspecto maltrecho, al escenario: Debbie Harry. Y Debbie cantaba mal, estaba visiblemente incómoda, y por la mitad del segundo tema se le cayó el micrófono al piso y se puso muy nerviosa y le costó agacharse para agarrar el micrófono. Era una señora cantando algo que no era ella, un fantasma de lo que había sido en un momento en el pasado, algo que no existía más. Un amigo me dijo lapidariamente : “Esto es patético”. Y nos fuimos, al segundo tema o tercer tema, a ver algún otro show. Horas después me encontré con alguna amiga que me dijo que disfrutó del show, porque “Era ella” y “Quería escuchar los temas, y verla, y yo estaba ahí, mirándola, contenta, pegada al alambrado”.