Chasing Quitely. (O: dos días en Crack Bang Boom)
Resulta que hace unos cuantos meses me enteré de que había una convención de comics en Rosario (la segunda que se organiza ahí, gracias a los excelentes oficios de Eduardo Risso) en la que venía Frank Quitely, uno de mis artistas favoritos, conocido por All Star Superman, New X-Men, We3 y otros, por su estilo fluido, sus diseños de personajes controversiales y hermosos y por ser uno de los mejores storytellers actualmente trabajando en el negocio.
Luego de mucho dudar, decidimos ponernos en marcha, viajar a la hermosa ciudad fluvial de paseo y turismo y visitar la convención con el objetivo de que me firme mi Absolute All Star Superman y me haga un dibujito, un Jimmy Olsen, un sketchito de nada. También pensé en armar mi primer sketchbook temático, pero luego me olvidé y no compré el cuadernito.
Esta es la triste crónica de lo sucedido.
Sábado.
Luego de levantarnos temprano y sufrir los ruidos de nuestra habitación con vista a la calle (muy bonita, pero se escuchaban todos los colectivos, basureros y niños en rollers que gritaban por la calle), nos levantamos, damos una vuelta, compramos un par de giladas, comemos en un lugar de calidad media (buena suprema, fea paella) y finalmente yo me marcho a la charla de Quitely en el reconvertido (aparentemente hace poco) cine El Cairo. Una muy bonita sala, donde CB Cebulski, gordo piola pero que le rechazó la carpeta a mi amigo personal @rigilk, terminaba de contar cosas sobre que pretendían hacer con las ediciones digitales, porque lo habían vuelto Frankenstein al Punisher y etc.
Luego de un breve movimiento e intercambio de público, mucha gente abandonando el auditorio luego de que Cebulski terminara, llegó Quitely y se sentó adelante flanqueado por su traductor y con Andrés “La Papa” Accorsi haciendo el trabajo de coordinación y preguntación de la charla. A pesar de mis miedos, el auditorio no estaba lleno, aunque si tenía una buena cantidad de gente. Yo llegué frenéticamente a pedir mi entrada creyendo que todos los habitantes de Rosario iban a hacer cola para hacerse firmar las nalgas por Frank Quitely.
La charla tuvo muchas anécdotas y momentos interesantes, de los cuales destaco los siguientes:
– Contó que cuando comenzó a trabajar en Estados Unidos, scouteado por DC, obviamente, y su primer trabajo fue Flex Mentallo, Morrison lo había pedido específicamente por su “visión inocente y poco formada sobre el comic de superhéroes”. Que había leído comics de superhéroes de joven, pero se le había pasado y nunca más los había vuelto a tocar ni con un palo, a pesar de trabajar de dibujante, posiblemente porque en 2000AD no hay superhéroes.
– Contó que Alan Gran le propuso hacer “The Scottish Connection” porque los dos son escoceses y que él se sentía emocionado de trabajar con Grant. Que DC le metió mano un montón al guión, que al principio era más detectivesco y casi no aparecía Batman. Que al final, cuando se lo mostró a su madre, ella dijo “tu dibujo está muy bien” “¿y la historia?” le preguntó. “La historia es una basura” fue su respuesta. Cuando le contó eso a Grant, el tipo le dijo “si, la historia es una mierda, pero no te dije nada porque quería que estuvieses emocionado al dibujarla”.
– Contó que cuando comenzaron The Authority con Millar lo veían como un comic más bien de culto, una cosa que tenía muy buena prensa pero no las ventas espectaculares que o bien tenía y no se habían percatado, o tendría una vez que la agarrasen ellos. Que su objetivo era hacer cosas cada vez más zarpadas, indecentes, sangrientas e irreverentes con un comic de superhéroes. Que cuando crearon el grupo de personajes que se parecían a los Avengers, Joe Quesada y Bill Jemas les dijeron que estaba buenísimo lo que estaban haciendo, que si querían los hagan más parecidos. Que el “Capitán América” tenía un pentágono en el escudo y “Thor” una capa igual a Thor. Pero que en DC Comics les bajaron el pulgar y les pidieron que los hagan más diferentes y que, además, les comenzaron a censurar diversas cosas, con lo cual su arco en The Authority, en vez de ser cada vez más sacado, terminó siendo cada vez más calmo y tranquilo.
– Contó que The Invisibles era su serie favorita cuando salía y que durante un tiempo se sentía secretamente dolido de que Morrison no lo hubiese convocado para dibujarla. Y que finalmente cuando este le dijo que le estaba reservando el número final, se sintió muy halagado.
– Contó que siempre se sabía que no iba a ser el dibujante “regular” de New X-Men. Que todo el mundo sabía que no podía dibujar un comic por mes, que se esperaba que el dibuje los primeros números nomás para demostrar el cambio radical en look y tono de los X-Men de Morrison. Que fue muy raro cuando los fans comenzaron a quejarse de que porque no llegaba a dibujar un comic por mes y quiénes eran esos verduleros que lo reemplazaban. Que en una convención, en una mesa llena de artistas de X-Men de diversas épocas, mientras los fans llegaban con sus carritos llenos de comics para que se los firmen Claremont, Lobdell, Madureira o Romita Jr, se sacaban fotos, les pedían dibujitos, a Morrison y a él se les sentaban lejos, les daban dos o tres cositas con asco y los miraban como diciendo “no me contagies”.
– Contó que se fue de New X-Men porque le salió la posibilidad de trabajar en el hardcover de Endless Nights. Que Karen Berger lo venía persiguiendo a Gaiman hacía años para que vuelva a Sandman y que finalmente lo convenció cuando Gaiman le dijo “convocame a este dream team de artistas internacionales”. Que a su historia la iba a dibujar Moebius, pero al final agarró algo mejor, se colgó y nunca la hizo. Que ahí le pidieron que lo supla, de apuro, y hasta le permitieron entintarse y colorearse, algo que jamás le habían dejado hacer desde sus primeros trabajos en 2000AD y que a partir de ahí se volvió más común. También dijo que no se entinta o colorea más porque ese trabajo se paga mucho menos que el de dibujante y que tiene que parar la olla en su casa.
– Contó que cuando Morrison le vendió We3 como “es un conejo, un gato y un perro con armaduras” él primero pensó que era una broma y luego pensó “Quizás esta es la primera idea de Grant Morrison que no es buena”.
– Lo mejor que dijo sobre All Star Superman tuvo que ver con la adaptación animada. Cuando le preguntaron por ella se hizo un gran silencio y Accorsi lo miró como diciendo «bueno, dejémoslo acá, entiendo». Luego Quitely se recompuso y dijo que quería contar como había sido su experiencia. Dijo que le había llegado el DVD y que había comenzado a verlo con sus tres hijos. Que a los 5 minutos quedaba solo uno «y creo que la seguía viendo porque me tenía lástima» y que, finalmente, a los 15 minutos apareció su madre, que lo había ido a visitar y le dijo «¿no me hacés una taza de té?», ante lo cual él se levantó, apagó el DVD y nunca más la volvió a poner.
– Finalmente los fans hicieron preguntas, en general buenas, se notaba que la gente estaba ahí porque le gustaba el tipo y no porque era un artista internacional más. Lo más interesante de ésta sección fue que Quitely dijo haber hablado con Kristan, esposa y manager de Morrison, y que ésta le había dicho que el Mozz estaba trabajando en el guión para “Pax Americana”, el primer one shot de Multidiversity, la famosa serie anunciada el año pasado sobre las distintas tierras del universo DC. Lo interesante es que el one-shot es una especie de continuación / reinterpretación / versión de Watchmen pero con los personajes originales de la Charlton. Y que probablemente cuando retornase de Rosario ya lo tuviese en su casa para comenzar a dibujar.
Luego de terminada la sesión, se apresuraron a correrlo de la sala, un tanto brusca y desagradablemente, mientras un montón de fans se abigarraban a su alrededor con copias de sus trabajos buscando una mínima firma. Yo ni siquiera tenía la cámara así que me perdí de sacarle fotos detrás de su mesa. Los organizadores anunciaron que el día domingo iba a estar firmando y realizando sketches en la convención, así que yo, viendo el quilombo y sintiendo que estaba molestando a un tipo que no tenía pautada esa situación en este marco, volví a guardar prolijamente mi Absolute All Star Superman, que había cargado desde las 10 de la mañana, en mi bolso y pensé “mañana me firma y me dibuja alguito”. Iluso.
Domingo.
Luego de que la señora del hotel nos dijese que no podíamos dejar nuestro humilde (pero pesado) bolso ahí porque “no iba a haber nadie que nos atienda a la tarde cuando tuviésemos que pasar a buscarlo”, nos dedicamos a vagar por la ciudad mientras lo llevábamos de a dos, cada uno agarrando una tirita. Quisimos ir al museo de arte contemporáneo y estaba cerrado. Fuimos a la costanera, nos sentamos a tomar un café, comimos en un muy bonito restaurant “d’immigranti” y finalmente caímos a la convención tipo 15 hs, yo muy ilusionado por encontrarme con mi héroe y finalmente hacerme firmar el Absolute que había cargado desde las 11 por segundo día consecutivo.
En la convención hacía calor. Mucho calor. Y había varios stands con cosas interesantes para comprar, pero sobre todo españolas. Qué extraño mundo el de las ediciones españolas, tan lindas, tan completas, libracos goooordooos con tapas duras y todo lo que hizo un equipo creativo en una serie, colecciones de libritos de bolsillo cronológicas de la Legión de Superhéroes, hermosas reproducciones en tamaño grande de Green Arrow / Green Lantern. Si no fuesen españolas las compraría con tanto gusto.
Me encuentro con Accorsi y me dice que Quitely andaba dando vueltas por la convención, que el tipo habla un montón, chupa y baila. Aparentemente salió con ellos la noche anterior. Me deprimo un poco más pero me recompongo pensando que todavía no subió a firmar, que ojalá se emocione al ver que tengo una edición tan cara de su trabajo, en un país bananero y espontáneamente decida que no puede dejarme ir sin un dibujo, una dedicatoria.
Finalmente llega, sube a una tarima llena de plumines y lapiceras y la gente comienza
a hacer cola para que les firme. En el medio anuncian que los dibujos van a ser realizados con número. Corro hasta el stand de recepción y pido uno. Me dicen que, en realidad, ese número no da derecho a un dibujo, sino que da derecho a participar en un sorteo mediante el cual se adjudicarán una cantidad limitada de dibujos. Me pongo muy nervioso.
Hago la cola, llega el momento de pasar frente a él y pedirle una firma. Los otros hermosos nerds a mí alrededor se asombran cuando pelo el Absolute. El tipo me mira con buena onda, pero obviamente no se conmueve ni siente una ancestral empatía conmigo. Yo estoy tan abatatado que ni me animo a pedirle que me dedique la firma. Capaz que es mejor así. Me garrapatea “Frank Quitely” sobre el cachete de Superman en la página 3. “Thank you very much” alcanzo a espetarle. “You’re welcome” me contesta con una sonrisa. Tengo la cámara pero me parece muy cholulo sacarme una foto con él.
Llega la hora del sorteo. Estoy, de entrada, desesperanzado. Nunca tuve suerte en estas mierdas. Tengo el número 25. Sale el 22 y el 24. Solo cinco números. El mío no sale. Veo mientras los afortunados saltan y se emocionan y se paran admirados mientras él dibuja y les da un poco de charla. Evidentemente no son sketches, sino comissions hechas y derechas, a página entera.
Finalmente salimos del lugar, nos encontramos con @rigilk a quién Eduardo Risso acaba de criticar la carpeta bastante duramente, nos acordamos de que es domingo y nos tomamos un taxi a la terminal.