Ofrecido (Casi) Sin Comentario.
Articulándose pues como una comunicación artística en la que el proyecto fundamental no es el involucrar al lector en una aventura de descubrimiento activo sino simplemente obligarlo con fuerza a advertir un determinado efecto, el Kitsch se nos presenta como una forma de mentira artística (…)
Siendo el Kitsch un Ersatz, fácilmente comestible, del arte, es lógico que se proponga como cebo ideal para un público perezoso que desea participar de los valores de lo bello, y convencerse a sí mismo de que los disfruta, sin verse precisado a perderse en esfuerzos innecesarios. Y Killy habla del Kitsch como un típico logro de origen pequeño burgués, medio de fácil reafirmación cultural para un público que cree gozar de una representación original del mundo, cuando en realidad goza solo de una imitación secundaria de la fuerza primaria de las imágenes (…)
Por ello, si la provocación del efecto no caracteriza, por sí sola, al Kitsch, tiene que intervenir algo más para constituir al fenómeno. Y este algo emerge del mismo análisis de Killy, cuando queda perfectamente claro que el fragmento que él examina tiende a proponerse como fragmento artístico. Y tiende a presentarse como obra de arte, precisamente porque emplea modos expresivos que, por tradición, suelen verse utilizados en obras de arte, reconocidas como tales por la tradición. El fragmento reproducido es Kitsch, no sólo porque estimula efectos sentimentales, sino porque tiende continuamente a sugerir la idea de que, gozando de dichos efectos, el lector está perfeccionando una experiencia estética privilegiada.
(Umberto Eco, Apocalípticos e Integrados, Paginas 86-89)
La “sinceridad” (que es una de las condiciones de la eficacia simbólica) sólo es posible –y efectiva- si se da el caso del acuerdo perfecto, inmediato, entre las expectativas inscritas en la posición ocupada y las disposiciones del ocupante. No se puede comprender como se establece este acuerdo (…) sin tener en cuenta el hecho de que las estructuras objetivas del campo de producción son el origen de las categorías de percepción y de valoración que estructuran la percepción y la valoración de las diferentes posiciones que ofrece el campo y sus productos (…)
Como se ve particularmente bien en el caso del arte de vanguardia, este sentido de la orientación social permite moverse en un espacio jerarquizado donde los lugares que señalan unas posiciones en este espacio señalan también los productos culturales que se asocian a ellos (…) Este dominio practico permite a los innovadores mas avispados sentir o presentir, al margen de cualquier cálculo cínico, “lo que hay que hacer”, donde, cuándo, cómo y con quién hacerlo, considerando todo lo que se ha hecho, todo lo que se está haciendo, todos los que lo hacen y dónde, cuándo y cómo lo hacen.
(Pierre Bourdieu, Las Reglas del Arte, Página 249)
Cartoon Network va a producir una serie entera de Adventure Time.
El corto original, creado por un tal Pendleton Ward (quien no tiene mucha carrera pero en vista de lo que es este corto promete muchísimo) para Random Cartoons de Nickelodeon, es maravilloso. La animación de los personajes, sus movimientos, la manera en la que se deforman y mueven sin ningún respeto por la física ni la anatomía recuerda muchísimo a la época dorada de la animación, esa época dorada antes de que Disney le sacara el delirio y la imaginación y Hannah-Barbera le sacara todo el resto. Cartoon Network nos dio en los últimos años algunas de las mejores cosas que se vieron en televisión (sí, estoy hablando de Venture Bros.) y parece que piensan seguir con el buen trabajo. Salut Cartoon Network!
Y de yapa, el corto original. No pueden no verlo.
https://www.youtube.com/watch?v=dHKRajhKLBs
Hipster: The Dead End of Western Civilization por Douglas Haddow en Adbusters.
The camera is mightier than the rock, la respuesta de Momus en Click Opera.
I am angry, I am ill and I’m as ugly as sin…, respuesta de Mark K-punk a los dos.
AdBusters sacó de nota de tapa una crítica de la cultura hipster señalándola como el callejón sin salida definitivo de la contracultura y la cultura joven occidental y aunque pueda parecer excesivamente apocalíptica suena a verdad y algo debe haber porque logró indignar a un buen grupo de personas. Momus se puso la camiseta hipster y le responde con un post en su defensa que me parece que falla miserablemente en ver todos los puntos importantes de la discusión, no pasa del ad hominem como argumento principal y solo prueba que está demasiado metido en el bosque para ver los árboles y que los hipsters al ser una cultura que en su afán por aferrarse a nada ni defender nada también es una en la que no hay de donde agarrarse para defenderla de ningún ataque. Finalmente Mark le contesta a los dos artículos y necesita la mitad de longitud que los otros dos para demoler tanto la cultura hipster como el post de Momus. Como siempre K-punk delivers.
(Quiero escribir y voy a escribir más sobre la cultura hipster, pero ahora es muy tarde y me levanto muy temprano, así que dejo esto por ahora y en los próximos días posteo más.)
Chipmunk Rock #04
Lo último que yo sabía de los Matmos estaba en su álbum “The Civil War”. Ahí los había dejado disfrazados de peregrinos, soldados confederados e indios, utilizando sonidos de baterías que parecían tambores de guerra y sampleando flautas, en una batalla de Gettysburg moderna como un juguete a cuerda.
Luego sacaron un disco en el que dedicaban canciones a diversos héroes personales, desde Wittgenstein hasta Darby Crash. De que modo me salteé completamente ese disco aún me es desconocido, quizás pensé que por su temática era denso e insoportable (lo mas probable, conociéndome).
Y ahora vuelven con “Supreme Balloon”, un aparente descanso, un disco de teclados y ruiditos, muchos de los cuales asemejan los sonidos de un globo cuando uno lo frota con fuerza. Como esos magos de los “ruidos especiales” en las películas de Hollywood, que agitan planchas de metal y golpean cocos (una visión un tanto anacrónica pero encantadora, lo admito), pero esta vez destinado a la banda de sonido de de un videojuego.
Todo el disco tiene esa tónica, pero “Mister Mouth” me encanta por lo que sugiere. Parece dar nombre a un enano cruza entre Mario y un personaje de “Yellow Submarine”. Redondo y con bigotes, una boca enorme que cubre casi todo el frente de su cuerpo, vestido de tirolés (no me pregunten porque) me lo imagino superando escarabajos dientones y pequeñas alimañas, nadando en aguas infestadas de pirañas, saltando entre nubes de malvavisco que se disuelven solo con su apoyo, lanzando bolas de queso por su boca para aniquilar a sus enemigos y, finalmente, superando el nivel mientras adquiere un power up y gana una vida.