Bizarras Busquedas de Amor
Bueno, un pequeño post obligatorio, aqui una lista de las búsquedas más extrañas que hicieron anónimos usuarios de Internet y por las cuales llegaron al Blog. Enjoy!
· lifetime granja de hormigas como se monta
· ropa que usan los hooligans
· quisiera saber del juguete digital makeover
· alguin podria darme el crak y el serial del deer hunter tournament
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The Recently Deflowered Girl, una parodia de los manuales de etiqueta ilustrada por Edward Gorey, que no dibujaba solamente historias de muerte y horror para niños oscuros, parece.
Zorro In Arkham.
Batman 681 salió hara cosa de un mes y es la “conclusión” de Batman R.I.P.(1), el arco argumental al que los 20 números anteriores de Morrison en el título iban conduciendo. Como gran parte de las historias de Batman de Morrison es gloriosa, caótica, brillante e inesperada, y frustró las expectativas de mucha gente, pero a pesar de ello, constituyó una de las experiencias en comics mas estúpidamente divertidas, entusiastas y atrapantes del año.
Como experiencia fue insuperable: hacía mucho que no me enganchaba tanto con una historia y los acertijos en su desarrollo. La manera en que esta construida (y el modo en que fue publicada y leída, de forma serial, una de las pocas veces que este formato de hecho mejora la experiencia de lectura) volvieron a Batman R.I.P. un misterio detectivesco enormemente adictivo, un “whodunnit” que producía ansiedad y emoción a cada vuelco. Morrison, consciente de su arco final, plantó a lo largo de la serie un millón de pistas, falsas y no, que pedían a gritos ser rastreadas y encajadas en nuestras explicaciones hipotéticas, las cuales cambiaban con la publicación de cada número, dándole más importancia a una teoría por sobre otras, para inmediatamente darnos vuelta las tablas, y modificar completamente nuestro esquema imaginario. Es un buen misterio, bah, que nos mantuvo atrapados mes a mes y el manejo del suspenso propulsa la lectura adelante.
II.
Lo básico de la historia es lo siguiente: hay un genio criminal, a la altura de Batman, que esta dispuesto a destruirlo. Este genio del mal es conocido solamente como The Black Glove y su plan maléfico se viene desarrollando hace años, dando vueltas y plantando trampas alrededor de Wayne, esperando dar el golpe mortal que lo dejaría un hombre quebrado. Es la historia de Batman que se le nota a Morrison que quiere contar desde los días del ultra-competente e impresionante Batman de la JLA: el héroe mas preparado e inteligente del mundo (aquí resaltan que el superpoder de Batman es no perder nunca, una idea encantadora y bastante cierta) contra el villano mas demoníaco de todos.
A lo largo de los seis números la emoción de la lectura procedía, por un lado, de la lucha ajedrecística entre Batman y The Black Glove y, por otro, del misterio de la identidad de este (La lista era interminable: ¿Batman?, ¿Thomas Wayne?, ¿Alfred?, ¿el hermano perdido de Bruce?, ¿el mismísimo Satán?). El final contestó la primera cuestión decisivamente del lado de Batman, pero en cuanto a la segunda terminó siendo bastante ambiguo y extraño, no dando una identidad clara al Black Glove y deslizando que podría ser Thomas Wayne, podría ser el Diablo y podría ser el mismo Bruce, cosa que decepcionó a varios, incluido a mi en una primera lectura, pero que luego se me antojó como perfectamente acorde al Batman de Morrison.
Este mismo es completamente ambiguo: todo se balancea entre la posibilidad de locura y la hiper-sanidad de Batman (¿es Bruce Wayne un loco o un tipo que esta en sintonía con su mundo y cuya respuesta al asesinato de sus padres, vestirse de murciélago y combatir el crimen, tiene mucho sentido dado su medioambiente ficcional?), la realidad o irrealidad de las aventuras del Black Casebook (una libreta donde el murciélago relata sus aventuras mas bizarras, esas que tienen elfos, bandas de alienígenas musicales o serpientes marinas), el deseo de dejar una marca en el personaje y la realidad de su existencia como una propiedad intelectual de DC Comics y de la producción de comics de Batman hasta el fin de los tiempos, aunque los escriba Beppo, el Súper Mono. Del mismo modo que la interminable y larguísima historia de Batman condiciona y arrastra a Bruce Wayne, el hecho de la continuidad de la publicación condiciona a Morrison.
Y es por eso que su último numero, en el cual las tablas se dan vuelta y se revela que Batman lo sabía desde el primer momento, en el cual vemos a un Batman hiper eficiente, determinado, preparado, malditamente genial, simplemente funciona, porque, como dijo mi amigo Domínguez, revela que, en el fondo, es solo otra aventura más y que el Black Glove es otro villano destinado a ser outsmarted por la mente poderosa como una ciudad de bombillas-cerebro del detective más grande de la galaxia
III.
A diferencia de All Star Superman, su hermano apolíneo (y no es que Batman sea dionisiaco, en realidad se acerca a Hades), el Batman de Morrison adora la inconclusividad, una cierta confusión acerca de su resolución, una aceptación alocada y frenética de la infinitud de sus aventuras. Aceptación, por otro lado, completamente explícita en una historia cuya primera página es esta:
All Star Superman, quizás por su condición de proyecto fuera de la continuidad, provee una visión definitiva, icónica y multidimensional, que integra en profundidad de fractal, a Weisinger, Byrne, Shuster, Maggin, Jurgens y mil creadores más, pero en una figura elevada, completa, dando un comic con una estética rápida, emotiva, limpia, brillante.
En Batman resalta la fractura, lo aparentemente irreconciliable, los elementos de una historia que se apilan como cajas de comics en sótanos húmedos. Batman ha sido, de acuerdo a los días y los años, el oscuro aventurero de la noche y el ridículo héroe chistón con pancita y el incongruente héroe espacial y el detective obsesionado y una mitad del dúo dinámico, simpático y paternal y el aventurero trota mundos y el amante de una femme fatale y el maestro de artes marciales porque es Batman, idiotas, es tan increíble que tuvo mil vidas, cada una mas sorprendente que la anterior. Mientras que Superman es síntesis, Batman es acumulación, caos.
El único tema que se pierde un poco a lo largo del run de Morrison es la idea presente en los primeros números (y prolongada por la aparición de los tres espectros de Batman) de una superación de cierta imagen de Batman asociada al personaje los últimos 20 años, solidificada por Miller y, ahora, por las películas de Nolan: un monomaniático vigilante obsesionado con la guerra contra el crimen, con la venganza y el dolor (físico, psíquico). Sin embargo esto aún no concluye y tengo fe en el relanzamiento luego del largo invierno en el cual se sumerge la serie hasta junio del año que viene, período en que será escrita por Denny O’Neill, Neil Gaiman y finalmente Tony Daniel y luego del cual, se rumorea, habrá un nuevo Batman y Mozz volverá acompañado de…Frank Quitely! Esperemos que retorne recargado y superador, dispuesto a contar historias nuevas y chispeantes como pop-rocks (algo de ello había anunciado en entrevistas ya antiguas, donde decía que luego de Batman R.I.P. se venía una época de nuevos villanos y aventuras rocambolescas). O sino cazare a Dan Didio y lo matare como a un perro.
IV.
Por otra parte, en cuanto a como esta escrita y estructurada, es una de las obras más extrañas y confusas de Morrison, que ya desde Seven Soldiers viene apostando a la cacofonía y la rapidez, al amontonamiento de escenas en un espacio mínimo que se mueve a la velocidad de la luz. Su Batman es una conjunción de detalles y pistas falsas desplegadas en un estilo entrecortado e incansable, que nos da pistas y pedacitos de información en escenas que parecen incongruentes o innecesarias, que salta rápidamente de un momento a otro, con un ritmo de staccato, y deja porciones de la historia o momentos fuera de panel, de una manera intencional, obligándote a pensar y reconstruir.
Este estilo de escritura funciona mejor, mucho mejor, en R.I.P. que en números anteriores, sobretodo porque la base esta asentada, Morrison ha plantado ya los elementos que referirá en su “último” arco argumental, y estos se suceden como ráfagas de metralleta. De ese modo, la riqueza de detalles plantada en los números anteriores explota, dándonos momentos geniales como esta visión del Batman de Zurr En Arrh:
O esta conversación con Batmite, el ridículo elfo de la quinta dimensión:
O la apariencia del Club Of Villains:
O cualquier cosa que dice Damian, el hijo de Batman, uno de esos personajes que por su mezcla de arrogancia y capricho, solo Morrison parece escribir bien:
Morrison rescata y aporta un montón de cosas al universo compartido, como es su costumbre: la revitalización del Club Of Heroes, Damian, los man-bats ninjas (un concepto de esos que funcionan por pura acumulación, que parece hecho a la medida del Universo DC), los tres fantasmas, el Dr. Hurt, el Club Of Villains, un Joker verdaderamente terrorífico y glam… Todos juguetes hermosos, originales y relucientes que seguramente serán arruinados por los hacks y los idiotas como Prometheus.
Morrison expresó que con Batman R.I.P. estaba apuntando a un “frenético goth pulp-noir; punk-psicótico, sombras expresionistas y cambios de escena entrecortados y pesadillescos, inspirados por las raíces de Batman y por el chasqueante ondear de su asombrosa capa”. Pensando en una analogía musical, inmediatamente se me ocurrió Soft Cell: dramatismo y exageración de neón (la imagen en mi cabeza era la tapa del Non Stop Erotic Cabaret), histerismo y ritmos cortantes debajo de los cuales hay historias grotescas, de sexo perverso, de enanos vestidos en colores fluo, de cuero y agujas.
Su aspiración a la incompletitud, la aceptación de lo infinito de Batman, su tangencialidad y su acercamiento totalmente inclusivo y por momentos epiléptico puede ser leído también como su mayor falla, y es de hecho lo que más ha molestado a los *puristas*, pero yo creo que es parte de su encanto y además, muy claramente, esta es una obra que hace de esas características el centro de sus preocupaciones, que esta construida sobre la imposibilidad de terminar una narrativa definitivamente.
El otro punto débil de Batman R.I.P. y, en general, de todo el Batman de Morrison es el arte. No es que sea ilegible, pero Tony Daniel es la perfecta definición de un artista mediocre, un tipo sin mucho estilo (a pesar de que hace intentos y se nota que quiere mejorar) y que es, en el mejor de los casos, servicial. Es como el último Jim Aparo filtrado por Jim Lee: medio aburrido y “flashy” de las maneras Image, con splash pages que no funcionan del todo y una narración que por momentos se vuelve confusa o que esta enmarcada en imágenes que le deben haber parecido cool en el momento de dibujarlas pero que no conducen demasiado bien al ojo alrededor de la página.
V.
Yo llamaría a Batman R.I.P. un triunfo esquizofrénico o un éxito secreto, no una versión perfecta, porque esta construida como la antítesis de ello, como una obra que hace de la infinidad y la acumulación de vidas de un personaje su tema. Y que, además, sobresale como un comic de superhéroes alimentado por la excitación y el atolondramiento (algunos le llamarían “thrill-power”) de un Batman triunfante, incansable, brillante, eternamente un paso adelante del próximo súper-criminal.
«But that’s the thing about Batman.
Batman thinks of everything«.
(1) Porque faltaban los dos números de coda, el 682 y el 683, que son un «clip-show con Darkseid detras del viewmaster» de toda la historia de Batman, una genialidad en donde Morrison condensa decadas de historias en un solo cuadrito y que se lee, realmente, como una despedida perfecta para el único personaje con tantas decadas de continuidad como años de la industria del comic norteamericano. Y que cierra con este discurso:
«I need a disguise», he said, and I thought he had finally gone mad with grief, especially those next words… But when I saw what he meant, when I watched how he surrendered himself to an ideal…How he used each ordeal, each heartache and failure, to become a better man, in the service of others…What could I do but stand in humble awe?. And keep his wounds clean and his uniform tidy. And send him safely on his way.
«I shall become a bat»«Alfred», he said not long ago. «If anyone ever asks for an obituary, tell them Batman’s big secret was the classic whodunnit?. Only it’s not about who killed Batman but who kept him alive all these years». And he stopped there, leaving the rest to me.
The whereabouts of Batman remain unknown.
And yet…I can see him now, in the grip of implacable forces, innumerable foes. Somewhere without hope. In a place where all seems lost.
And I know this…The enemy will look away, for just a moment, underestimating him for that single fraction of a second too long. And no matter how dark the night…There will be no hiding place for evil.
«If it’s me and your grandma on bongos, it’s The Fall.»
Dario: jaja
en un foro vi un thread de
cual seria tu banda ideal
y alguien posteo
Vocals – Mark E Smith
Bongos – Me
We’d be awesome
Ezequiel: jajaja
eso es lo mejor que podes postear ahi
Dario: si, sin duda
ademas es una referencia a una de las mejores frases de mark e smith
Ezequiel: si si
best quote ever
Dario: las mejores son esa y la de las ardillas
Ezequiel: cual es la de las ardillas?
Dario: «squirrels mean nothing to me!»
Ezequiel: en referencia a q?
a mi tambien me gusta esa que dice que en una tapa de the fall hay mas ideas que en toda la discografia de black flag
Dario: cuando conto que habia matado unas ardillas que se metieron en su casa
Ezequiel: aah
Dario: y parece que eran unas ardillas en riesgo de extincion o algo asi
y lo criticaron
y dijo «si se mete una ardilla en mi casa la mato. Squirrels mean nothing to me!»
la de black flag tambien es buena
es re mala leche
Ezequiel: They say music should be fun/ Like reading a story of love/ But I wanna read a horror story
http://members.tripod.com/GColeman/quote.html
Dario: no! que bueno
de donde sacaste eso?
Ezequiel: del link
Dario: Don’t ever follow the path of being hard and tough when your heart is soft
de donde sacaste el link, bo :P
Ezequiel: ah
buscando quotes de mark en google
Baghdad!Space Cog!Analyst!
Dario: genial
Ezequiel: Ecstatic Midgets!
Dario: quedan bien y todo
After a Fall record, just about any other piece of music sounds trite and sentimental
Ezequiel: People seem to need The Fall more than I do
perfecto
Dario: es tan grande
ah, son todas quotes de verdad
Ezequiel: hay fragmentos de letras
Dario: si si
Ezequiel: «people play games when they lose at life»
Dario: ahora tengo que escuchar the fall
Ezequiel: seh yo tambien. y no tengo acá. :(
2008: El Año Del Ornitorrinco.
(O: Discos del Año – Amadeo).
01. Crystal Castles – Crystal Castles
A pesar del hype, a pesar de las controversias y a pesar de que siento que son bastante dudosos moralmente, los Crystal Castles se convirtieron en el grupo que más resistencia tuvo durante este año, que más me acompaño, desde casi principios hasta ahora, combinando innumerables colectivos línea 12 y llegadas tarde a francés. Se vuelve difícil explicar porque fue tan significativo, pero, una vez más, seguramente tiene que ver con una mezcla de energía y melancolía: el disco parece haber sido compuesto por una pareja de aliens en una ciudad derruida, luego de la Guerra, intentando hacer andar su nave y crear un pedazo de arte que mantenga a las cucarachas mutadas alejadas de su campamento, que les de un sentido a sus vidas. Es un disco desolador por momentos, no parece hecho para la pista (aunque algunas de sus canciones podrían ser utilizadas para ello) y esa tristeza, la sensación de que esta centrado sobre todo en un “mood” contradictorio, antes que en golpes de efecto o en el último hit bailable, es algo que lo eleva y lo convierte en un gran disco.
02. Jay Reatard – Matador Singles
Jay Reatard, junto con un puñado de otros músicos, es la mejor esperanza del punk, un tipo garagero y distorsionado que nunca olvida que las mejores canciones garageras y disonantes eran memorables por sus melodías. Es, también, una reivindicación de su importancia en mi año, del rescate y escucha obsesiva (al fin) de Blood Visions, su primer disco, furioso y certero, que incorpora gran parte de la frustración y la desesperación que sentí hacia mitad de año. Estos singles están más pulidos que su primer disco, en cierto modo, pero siguen sonando como la obra de un mocoso arrogante y con nada que perder, como un tipo decidido a lanzarse sobre un misil, armado solo con su guitarra y su voz chillona, enseñándole a los jóvenes punk como se hace. Sobre todo es, creo, el tipo de música que amaría hacer si hiciese música. Pura catarsis en envase pop.
03. Girl Talk – Feed The Animals
Gregg Gillis quizás no sea un genio, pero es un músico de puta madre, un tipo que sabe poner el dedo en el pulso del pop y descubrir lo que funciona, entregarnos micro-dosis de hits capaces de mover al baile al mas cínico. De algún modo, su demente forma de componer, su estilo epiléptico y frenético, simplemente funciona. Es como micro-pop o quantum pop: una obra compuesta de porciones, de flashes, de elementos tan minúsculos que aíslan en segundos todo lo impresionante de sus canciones originales. Hay momentos gloriosos, como cuando aparece el estribillo de “Nothing Compares To U” y se trasmuta, resignificándose y perdiendo toda la sacarina que hemos llegado a asociar a esa canción para convertirse en algo genuinamente emotivo. Una extraña alquimia, la de Gregg Gillis.
04. Dirtbombs – We Have You Surrounded
El garage-rock formó una parte importante del léxico musical de mi año, este fue el año en que el playlist estuvo dominado por grandes grupos como The Gruesomes, The Fleshtones y The Black Lips. De cualquier modo, fue solo una profundización de un interés previo, que con el paso de los años se va haciendo más fuerte, quizás por la fe en aquello a lo que Lester Bangs llamó “la fiesta” en su INCREIBLE artículo “James Taylor Marked For Death”. La idea de que el rock and roll es, sobre todo, un estado de ánimo, una actitud, que debería estar apuntada sobre todo a ponerse estúpido y bailar y beber, y cualquiera que pretenda otra cosa del viejo rock and roll es un idiota.
Los Dirtbombs, en mis ojos, de algún modo son el emergente de esta corriente de pensamiento que me ha dominado a lo largo del año, de este estilo musical que tanto he apreciado por su capacidad inmediata de producir buen humor, por su convicción fundamental en la fiesta y en el rock, por su condición de refugio primigenio del punk. Los Dirtbombs son la “nueva” banda de Mick Collins, el gran músico que nos dio a los Gories, y tienen, hay que admitirlo, una veta un tanto más experimental y menos cavernícola que otras bandas del estilo, pero jamás olvidan su compromiso con la emocion primordial, con EL COMPLETO FREAK OUT. Basta escuchar esa maravilla que es “Ever’ Lovin Man”, una motosierra con los mejores coros del año. Ah, y además tienen una canción basada en un poema de Alan Moore y un conjunto de temas hacia el final del disco que son pura cacofonía. Far out, man.
05. Britney Spears – Circus.
No solo Circus, sino también Blackout, que escuché finalmente este año y que conforman un dueto de discos maravillosos sobre lo que significa ser una celebridad en el borde de un big crunch. Britney Spears, en los últimos años, se ha convertido en algo más que en una mera diva pop, se ha transformado en un especie de ícono que se súper-carga cada vez que aparece en un tabloide, cada vez que The Superficial postea alguna de sus freakeadas, cada vez que se cae durante la filmación de un video. Su posición pública es tan extraña que ya parece una mega estrella hillbilly, casi la protagonista de una película de John Waters.
Y lo más remarcable es el modo en que, como los verdaderos iconos pop, Britney Spears parece crecer ante el marasmo de su vida y componer su mejor material. Blackout es una obra maestra de la descomposición personal frente a las cámaras, un disco que parece, efectivamente, grabado bajo la contradictoria influencia de cantidades obscenas de cocaína y tranquilizantes. Circus no es tan bueno como Blackout, pero mantiene un sonido consistente, pleno de beats machacones, voces distorsionadas casi hasta lo irreconocible (como si en realidad fueran las voces en la cabeza de Britney, una miríada de chillidos de fans, pedazos de conversación escuchados a las corridas y el chirrido de máquinas de fotos y grabadoras) y unos espasmos de sintetizador que parecen andanadas de desprecio y paranoia. Son dos impresionantes discos: frenéticos, profundamente personales, populares e increíblemente meméticos. Un testamento del mejor pop de esta década.
06. Marit Larsen – The Chase
Marit Larsen fue uno de los mejores descubrimientos del año, una cantautora noruega que me encanta por la manera en que pervierte lo que comúnmente se entiende por “cantautor”: en general pensamos en ellos como hombres o mujeres con guitarras e instrumentación lo más sencilla o clásica posible, que intentan vender la ilusión de la autenticidad y la intimidad. Esto es, asumimos que componen desde su corazón o su perspectiva personal y les creemos y consideramos que sus canciones son la expresión de su personalidad, por lo tanto son, en un punto, intransferibles, están marcadas por su voz. Su potencia esta dada por la fuerza de su personalidad, real o inventada, y por la manera en que esa personalidad, esas “pequeñas verdades universales” de su repertorio conectan con nuestro estado de ánimo/personalidad.
Marit Larsen pervierte esto porque compone firmemente desde la trinchera del pop. O sea, le interesan las melodías pegajosas, le interesa cierto artificio y cierta idea de lo fabuloso y lo “más-grande-que-la-vida”, cierta rimbombancia, que esta en completa oposición con lo que comúnmente se asume como un cantautor. Y sin embargo su voz brilla y se impone justamente por estas elecciones. Todo suena personal y conmovedor, su modo de cantar es encantador, repleto de toques personales (como el modo susurrante en que pronuncia las “s” a veces) y además tiene el plus de que se puede cantar y, en el 90% de los casos, mejora tu humor del día. “Is It Love?”, “The Chase”, “Ten Steps”, son todas canciones hermosísimas con toques Abba, pianos juguetones y momentos épicos que no tienen miedo de “llevar el corazón en la manga”, admitir esos sentimientos que te levantan del suelo y ser exquisitamente alegres, algo que parece anatema entre la pandilla de barbas y camisas leñadoras.
07. Wire – Object 47
Wire tiene dos momentos que la hacen una de mis bandas favoritas de todos los tiempos: en primer lugar, su pasaje fulgurante por el post-punk, sus haikus de 1 minuto y medio, sus experimentos sonoros y su compromiso con la experimentación económica y furiosa. En segundo lugar, su periodo aerodinámico de los 80, su reconversión a banda seudo-pop capaces de componer temas tan bellos y maravillosamente libres y veloces (como volar) como “Ahead” y “Kidney Bingos”. A ello se le suma el hecho de haber protagonizado EL mejor retorno en esta época de retornos, con esos eps magníficos que son Read And Burn y con Send. Este disco parece una especie de compresión de todo ello, de su sturm-und-drang y su faceta sofisticadamente electrónica, pero en realidad es solo los Wire haciendo lo que hacen mejor y siempre les ha interesado: música. Ahí esta “One Of Us” que ataca a la velocidad de la luz, ahí esta “Mekon Headman”, clásicamente Wire, con una letra que parece hablar de una extraña misión secreta militar o espía a buscar dios sabe que, ahí esta la repetición entre agobiante y estupefacta de “Patient Flees”. Un disco que con cada frase conjura imágenes en parte absurdas, en partes amenazadoras, de un mundo donde todos han sido reemplazados por clones.
08. Sparks – Exotic Creatures Of The Deep
NADIE en el mundo suena como Ron & Russell Mael, esos dos hermanos angelinos y totalmente chiflados (que sin embargo a veces suenan, oh, so british), que evolucionaron de ser una banda sumamente extraña que hacía synth pop a ser una banda sumamente extraña que hace una mezcla de music hall, glam y electrónica, con algunas de las letras más geniales de la historia de la música, todas tratando sobre escenarios improbables, exagerados o deformados hasta la risa, como si los Sparks habitaran un universo donde todos hablan y gesticulan a la onceava potencia y el abrir un bote de mostaza se convierte en un infinito problema.
Este disco entra dentro de un cierto comeback de los últimos años, cosa que a mi me pasa inadvertida, porque en realidad este fue el año en que finalmente me enamoré de ellos, de sus melodías histéricas, de la cara de nada de Ron Mael cuando tocan en vivo y de la cara de plastilina de Russell, gran actor dramático. Este disco contiene canciones sobre: un mono manejando, una persona que nunca se drogó, un chico rechazado porque no se parece lo suficiente a Morrissey, un hombre que queda embarazado y una persona tan simpática que es invitada a todas las fiestas. Todo cantado con infinita extravagancia, exageración y panache. Escuche Sparks, sea una persona más divertida.
09. Beta Satan – Girls
Los Beta Satan son los Tiger Tunes recauchutados, convertidos en una “banda de rock pesado” divertida y caricaturesca, con los viejos ritmos electrónicos de la banda danesa destripados de “saltarinidad” y funcionando de marco para un asalto de guitarras, con la voz de K.R. Hansen re-orientada en direcciòn a una ansiedad generalizada y maniática, antes que hacia la “desesperación del pequeño amor”. Ejemplifican esa veta del rock que tanto me gusta: bandas de tipos listos con actitud arrogante y confianza en sus habilidades, letras irónicas y repletas de sarcasmo y bilis y una cierta conjunción de elementos electrónicos y guitarras machaconas. Es un disco del que me cuesta un poco hablar, porque me veo abrumado por su awesomeness y porque te agarra de los pelos y te arrastra de principio a fin, alabando a Satan todo el recorrido y haciendo air guitar.
10. The B-52’s – Funplex
Lo que pasa con el disco de los B-52s es un poco lo que uno desearía que pase con cualquier retorno: un disco muy bueno que reconoce el paso del tiempo pero sin dejarse abrumar por él y que utiliza los puntos fuertes de la banda sin volverse un patético intento de recapturar *exactamente* la magia de años pretéritos. Es un disco sin pretensiones mas allá de ser un disco divertido y emocionante, de una banda que nunca dejo de pensar que hacer bailar a la gente era mas importante y vital y significativo para nuestra cultura que hacer discos “importantes” y “luminosos”. En un año lleno de retornos y discos muy buenos de bandas veteranas, este es quizás el que esta más cercano a mi corazón y el que más amo.
11. Fujiya & Miyagi – Lightbulbs
Este es el sonido de un millón de paradas de colectivos soportadas gracias al bamboleo inducido en el esqueleto de estos ingleses. Si hay algo que me gusta de ellos es el modo en que suenan tan condenadamente relajados, siempre suaves pero nunca aburridos, la manera en que tienen una sonrisa sabionda todo el tiempo en la cara, el modo en que mezclan estilos sin prejuicio, la manera en que jamás suenan exactamente lounge, ni exactamente kraut, ni exactamente funk, ni exactamente electrónica, y cuando parece que se acercan demasiado a un pastiche cambian sorpresivamente, el modo en que componen hits sugeridos, armados con un susurro, un nombre repetido incesantemente, una batería gimnástica y un bajo elástico. El modo en que parece que ni siquiera están intentando, pero componen música fresca como una sandia.
12. The Magnetic Fields – Distortion
El buen y viejo Stephin se merece el lugar en la lista que parecía que se le iba a regatear por haber tenido la desgracia de salir a principios de año (tengo el difuso recuerdo, incluso, de haberlo bajado el primero de enero). Es un disco muy muy bueno, que utiliza la distorsión como casi todos los elementos que utiliza Merrit: como una técnica para generar distancia, de cubrir las pistas hacia el corazón (o la verdad) con capas y capas de pedales y ruido de sintonizador AM. Y el ruido ambiente la verdad que combina muy bien con un disco que parece completamente dominado por la misantropía y el resentimiento, incluso el odio. Un disco que tiene frases hirientes contra las chicas de california, los homosexuales que se comportan como locas, el estúpido muérdago, los idiotas que creen en el amor, el amor en general. Como las partes del discurso que construyen dos personas enamoradas que se obscurece por el ruido blanco, la amplificación y el feedback, interrumpiendo la comunicación para siempre.
13. Kanye West – 808s & Heartbreak
Yo no le había dado pelota a Kanye jamás, así que me pareció muy asombroso, en primer lugar, encontrar el tiempo y la disposición para escuchar su último disco (y mucho de ello tiene que ver con la avalancha de genialidad que es “Paranoid”), y en segundo lugar, que me guste tanto. Me encanta su textura, la manera en que realmente suena como una vena pelada, con la voz tan procesada, quebrándose del modo en que una voz se quiebra, ridícula y payasesca, cuando uno discute o ha llorado durante horas, con esa máquinas de ritmo que hace todo sonar tan intenso como los nervios continuos y destructivos que uno siente en la cabeza, las piernas y el estómago luego de una ruptura. Me encanta el modo en que funciona como la contraparte del disco de los Magnetic Fields: si ese esta marcado por la utilización de una técnica para producir distanciamiento, este quiere usar la técnica para generar emoción cruda, y si Merritt esta preocupado con la amargura, Kanye esta preocupado por el dolor absoluto. Y de un modo extraño consigue un disco que es a la vez robótica y profundamente humano, desesperado y mecánico, sentido y alienado.
14. AC/DC – Black Ice
A esta altura del partido, cuando uno va en búsqueda de un disco de AC/DC ya sabe exactamente que va a encontrar: a AC/DC haciendo lo que saben hacer, grandes himnos roqueros sin vergüenza y con un toque supremamente fiestero, a los mismos tipos de siempre, con completa entrega a su material y a esos ritmos inmensos que los han convertido en la mejor banda del mundo para escuchar con los puños en alto y un vaso de cerveza en la mano.
Este disco es, bueno, exactamente eso. Pero la puta madre que bien que lo hacen. Uno no tiene más que rendirse ante lo directo de su música y la toxicidad de los riffs de dinosaurio de Angus Young y de la voz de Brian Johnson. El disco es un poco largo, pero esta repleto de perlas hard rock bailables a la manera de Mick Jagger, de bombas de tiempo anti-aburrimiento. Cada vez que lo escucho me mareo de tanto agitar la cabeza.
15. Of Montreal – Skeletal Lamping
A veces siento que a Kevin Barnes, en este momento de su carrera, le esta pasando lo mismo que a Grant Morrison con sus últimos trabajos superheroicos: son tan fragmentarios, rápidos y abarcadores, están tan interesados en hacerte pensar y ejercitarte sobre el arte que consumís, no simplemente utilizarlo de forma somática, que son incomprendidos y su trabajo despreciado como “un desastre” o carente de coherencia. Pero este disco de Of Montreal (que aún no termine de digerir, hay que admitir) es admirable: una obra maestra del collage y la ambición pop, con unas letras que apuntan a ese núcleo de ambigüedad sexual que siempre estuvo en el corazón del rock, tan polimorfo, tan rico en avenidas paralelas y tan católico en su aproximación a sus influencias, que solo puede ser clasificado como otra gran obra de un tipo interesado en empujar su música en la mayor cantidad de direcciones posibles y en fastidiar a todos aquellos que creen que lo tienen encasillado.
16. The Hold Steady – Stay Positive
Siguen estando aquí, y siguen apareciendo en estas listas porque, cuatro discos después, siguen siendo los mismos: un grupo capaz de aprovecharse de todos los tics de la radio FM y reprocesarlos con el corazón mas grande de Norteamérica. No hay nada realmente *nuevo* en este disco, solo el continuo crecimiento de la confianza de la banda y una veta aún más optimista que en los anteriores. Craig Finn parece por momentos desear salvar, él solo, a toda la juventud decepcionada, y cuando uno escucha canciones como “Sequestered In Memphis” o “Stay Positive” casi lo cree posible. Creo que lo que más me gusta de esta banda (en conjunción con sus letras) es el modo en que funcionan como antídoto a tanta música irónica que uno consume, su aspiración a la inclusividad, su concepción del rock como un gran estadio sing-along donde todos están invitados, su absoluta sinceridad y compromiso con la causa. Por algo son los descendientes de The Boss, uno de esos músicos a los que voy descubriendo poco a poco y cada día me gusta mas.
17. Metronomy – Nights Out
Esto es pop, esto es canción, este es uno de esos discos de electrónica que salen de la nada y se posicionan siempre entre mis discos del año. ¿Por qué? porque me hacen sentir que debajo de los bleeps, las líneas de teclado y los ruidos simpáticos están intentando decir algo, trasladar una emoción a música. Soy un amante de la música completamente sintética y emotiva que me provee, a la vez, de la relación emocional que en general obtendría de un songwriter + una buena dosis de ganchos que, seguramente, incitaran a mi cerebro reptil al baile o al tamborileo de partes corporales. Creo que es porque prefiero la sinceridad envuelta en artificialidad antes que la artificialidad envuelta en sinceridad cliché (guitarras, voces suaves, ruido de lluvia). Los Metronomy entran perfectamente en esa categoría con un disco descrito como “un mal disco conceptual sobre la idea de salir una noche y pasarla mal”, que tiene en “Heartbreaker” una de esas canciones infecciosas, repleta de arreglos inteligentes y sutiles que se multiplican, como miles de cajitas de música, sincronizándose en una composición hermosa. Un disco con corazón y líneas de bajo de mercurio.
18. R.E.M. – Accelerate
Mi relación con R.E.M. es curiosa y torcida. Comencé a escucharlos a principios de los 90, movido por su mega-estrellato a partir de Automatic For The People y saltándome por completo su etapa indie. Durante todos los 90s (los que recuerdo, al menos) seguí su carrera, escuchando todos los discos que publicaron en ese período, mi admiración creciendo de un modo sutil y subterráneo. Descubriendo sutilezas y belleza en todos ellos pero, sobre todo, en dos discos injustamente ignorados como Monster y New Adventures In Hi-Fi. Inclusive siguiéndolos durante Up y Reveal, dos discos que me gustaron en su momento pero hoy en día tengo miedo de revisitar. Pero con Around The Sun me di por vencido, y jamás hice ni el intento de escucharlo. R.E.M. parecían perdidos en las nubes del AOR contemporáneo y eso me ponía un poco triste.
Hasta este año, en el cual descubrí su maravilloso primer disco, Murmur, que me acompaño antes y después de una fallida entrevista de trabajo, levantándome el animo con canciones como «Catapult», tan frágiles y saltarinas como mi propio ánimo. También trajo un disco nuevo de R.E.M. que parece ser un intento consciente de retornar a esas raíces sureñas y jangly con una buena dosis de la agresión de Monster. Es un disco vital, emocionante y sobre todo, muscular, que por suerte abandona los lamentos bien pensantes de Michael Stipe (o, mejor dicho, los viste de nuevo, en una hermosa tela sónica) para intentar decir algo, para llamar la atención, para levantar el animo y animar a las tropas y traer esperanza, en la banda y en esta época de aceleración capitalista. Es un excelente disco, que brindó una buena dosis de combatividad y optimismo en un año por momentos difícil.
19. Girls Aloud – Out Of Control
La verdad que no entiendo porque a la gente no le gusta tanto este disco de Girls Aloud, a mi me parece incluso mejor que el anterior, con mas espíritu y renovación en su sonido y, sobre todo, con mas hits. Creo que lo que molesta es cierto abandono de su veta de gamma-ultra-pop a quantum 5 que las caracterizó durante mucho tiempo, pero creo que les viene bien una renovación, ya que ya habían llegado muy lejos en esa direcciòn. En este disco suenan con cierto aire Motown en temas como “The Promise” o “Love Is The Key” o completamente synth-pop ochentoso en “Miss You Bow Wow” o “Live In The Country” (que tiene unos sampleos de maullidos encantadores). Es un disco más tradicional, quizás, de Girls Aloud, pero me parece que la falta de necesidad de volver a innovar les permitió concentrarse en las melodías y eso, al tener tantas canciones buenas, lo vuelve irresistible.
20. Portishead – Third
Creo que la primera impresión que me produjo el disco de Portishead fue el modo en que varias de sus canciones se cortaban cuando parecían entrar en la recta final, nada de fade out ni aviso, solo el corte como si fuese un mp3 defectuoso. Creo que eso define para mi lo que siento cuando escucho Third: es un disco que a la vez parece desvanecerse en el aire (no puedo evitar verlo como una suerte-de-continuación del maravilloso disco de Beth Gibbons, uno de esos discos que realmente se ganan el calificativo de disco de invierno, destinado a ser escuchado en una cabaña en medio del bosque, sepultado en nieve) pero su desaparición es traumática, violenta, mala onda. Hay momentos preciosos y fugaces como “Deep Water” que se sientan al lado de canciones abrasivas y metronómicas como “We Carry On” o “Machine Gun”. Es un disco que por momentos te duele y por momentos te enajena, una pequeña maravilla de la atmósfera y el sonido.
21. Annie – Don’t Stop
Esta bien, admitámoslo, no es un disco gigantesco, ni es mejor que Anniemal, pero tiene algunos momentos muy excelentes, como el desafio y confianza de “My Love Is Better”, su primera canción, con sus guitarras cabalgantes; o la repetición rutinaria de sintetizador viejo de “What Do You Want (The Breakfast Song)”; o el encanto twee de “Heaven And Hell”. Es un disco impar y que sobresale por sus mejores canciones (hay un par de baladas espantosas), pero que sobrevive a la expectativa y demuestra que Annie puede superar “the sophomore slump” y que tiene suficiente personalidad para seguir enamorando a los poptimists del mundo.
Castellano.
01. Los Punsetes – Los Punsetes
Ya hable sobre ellos aquí. Es el disco del año en castellano, sin lugar a dudas. Pura actitud, personalidad, inmensas melodías, punk y gritos.
02. El Mató A Un Policía Motorizado – Día De Los Muertos
Acá esta mi reseña sobre el mismo, baste agregar que es un ep de floración, de renacimiento, de evolución, que suena como El Mató (yo creo que ya a esta altura solo les interesa sonar como ellos mismos, obstinados como son) pero al mismo tiempo lo siembra de cosas nuevas, de canciones más rellenitas, de sonidos mágicos que te hacen anhelar el fin del mundo.
03. Victoria Mil – Están Despedidos
El otro disco en castellano del año, una oda al hedonismo y a la música, las únicas dos cosas que hacen que esta vida, por momentos, valga la pena ser vivida. En continuo repeat desde mitad de año, y, además, protagonistas de uno de los mejores recitales que vi durante este ciclo terráqueo, una clase de comunión con la audiencia y de grandes canciones. Reseña aquí.
04. 107 Faunos – 107 Faunos
Que geniales son los 107 Faunos, con sus canciones de pura energía adolescente, que parecen grabadas en un verdadero garage por amigos super-entusiastas que no pueden esperar a descargar toda su felicidad en disco. “Pequeña Honduras” y “John Henry” son hits fantásticos, y todo el disco exuda una sensación de desconcierto ante la posibilidad de crecer y madurar que encaja muy bien en estos mid-20s que estoy viviendo.
05. Norma – Norma
Las mejores y más divertidas letras del año, otra banda obsesionada con el modo en que la música se infiltra en nuestras vidas, un lp brillante como un auto nuevo. Reseña aquí.
06. Shaman y los Hombres en Llamas – En El Mundo De Fuego.
Desértico, desolado y profundamente lisérgico, otro disco que encaja perfecto con el fin del mundo y la posibilidad de escapar a otros planetas. Reseña aquí.
Canciones Para Un Año Bisiesta.
Disco 01.
(bajar)
01. Fantastic 6 (Alphabeat)
02. If U Seek Amy (Britney Spears)
03. Far Away (Cut Copy)
04. My Love Is Better (Annie)
05. We Were Witchy Witchy White Women (Electric Six)
06. Peryglus Lucifer (Hemme Fatale)
07. Runaway (Ladytron)
08. Paranoid (Kanye West)
09. Polychords (Matmos)
10. Heartbreaker (Metronomy)
11. Vanished (Crystal Castles)
12. Bright Tomorrow (Fuck Buttons)
13. Night Of The Hunter (Tussle)
14. Hands In The Air (Girl Talk)
15. Repetition Kills You (The Black Ghosts ft. Damon Albarn)
16. Miss You Bow Wow (Girls Aloud)
17. Is It Love? (Marit Larsen)
18. Another Day (Jamie Lidell)
19. One Pure Thought (Hot Chip)
20. Uh (Fujiya & Miyagi)
21. Funplex (The B-52’s)
22. Lighten Up, Morrissey (Sparks)
23. I’m A Lady (Santogold)
Disco 02.
(bajar)
01. Ever Lovin’ Man (The Dirtbombs)
02. Rave Kenneth (Beta Satan)
03. Anything Goes (AC/DC)
04. Sequestered In Memphis (The Hold Steady)
05. An Ugly Death (Jay Reatard)
06. Pinta De Tarao (Los Punsetes)
07. Simple (Norma)
08. Supernatural Superserious (R.E.M.)
09. One Of Us (Wire)
10. We Started Nothing (The Ting Tings)
11. Brave Bulging Buoyant Clairvoyants (Wild Beasts)
12. An Eluardian Instance (Of Montreal)
13. Good Old Vinyl (Jim Noir)
14. John Henry (107 Faunos)
15. Los Niños (Shaman Y Los Hombres En Llamas)
16. Mi Próximo Movimiento (Él Mató A Un Policia Motorizado)
17. Never Stops (Deerhunter)
18. Hola (Monoambiente)
19. La Vagancia Es Sagrada (Victoria Mil)
20. Un Verdadero Cajón De Madera (Banda De Turistas)
21. Home (David Byrne & Brian Eno)
22. Mi Otro Mundo (Abducidos)
23. Please Stop Dancing (The Magnetic Fields)
24. The Rip (Portishead)
25. As My Mother Lay Lying (Jonathan Richman)
(sí, ya se que las longitudes son más largas que un cd, no se hagan los vivos, si todos escuchan su música en digital).