La Biblioteca Inexistente (5).

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(Perdón por la demora en esta ocasión, una serie de «cosas» se interpusieron en el camino.)

1) La mejor nota que leerán sobre John Carpenter. El sitio del maestro tiene una multitud de artículos diversos, que sobre todo sirven para observar como un pobre tipo puede responder incesantemente las mismas preguntas (incluso a lo largo de 20 años), pero esta reseña crítica de Film Comment es impresionante por su inteligencia, profundidad y pasión por uno de los pocos genios modernos del cine americano (Si, soy un fan, ¿y que?).

2) Continuando con la tendencia: Las 20 Mejores Películas de Terror Que No Viste. Una recopilación de Total Film que vale la pena porque realmente nombra películas incunables. La sección en la que pretenden dárselas a directores contemporáneos para que las re-filmen es patética, pero bue, no se puede tener todo.

3) En Septiembre de 1939 hubo un gran desfile militar en la ciudad polaca de Brest… en el cual marcharon el ejército nazi y soviético juntos. Negado y enterrado por la historia oficial tanto alemana como rusa, el blog Poemas del Río Wang lo rescata con fotos, videos y muchas, muchas declaraciones. Delicioso.

4) Los egipcios decidieron, en el momento álgido de la gripe porcina, matar a TODOS los cerdos del Cairo. Resultado: enormes cantidades de basura acumuladas en las calles, que antes era recogida por una casta de criadores de cerdo que la utilizaban para darles de comer a sus animales. Si piensan que el estado de la salud pública en Latinoamérica es terrible, esperen a ver esas fotos.

5) Resulta que las arañas tienen otro detallecito encantador: decoran sus redes. Nadie sabe muy bien porque lo hacen (las teorías varían entre que lo utilizan como método de defensa, como atracción para sus presas o para su potencial compañero o simplemente como decoración) pero es otro rasgo fascinante de uno de mis animales favoritos.

6) «Cuando los novelistas dejan de beber», una divertida nota sobre los efectos del alcohol (y su privación) en los escritores. Lo bueno es que el autor oscila continuamente entre si el alcoholismo es bueno o malo para los autores, para finalmente decidir que, para algunos, lo mejor hubiese sido que continuasen emborrachandose.

(imagen robada de acá)


Skip Level

Time Fcuk es el nuevo juego de Edmund McMillen. No me gusta y no quiero hablar de él, pero si quiero hablar de un detalle. En la barra del costado hay un botón con una letra Z. Cuando el curso le pasa por arriba dice «Skip Level». Cuando lo vi pasé casi un segundo pensando en que cosa podía hacer ese botón y me di cuenta que debía hacer exactamente lo que decía. Y sí, el botón te deja saltearte el nivel.

Voy a ser justo y reconocer que sólo te deja apretar el botón dos veces, teniendo en cuenta que «sólo dos veces» es dos veces más de lo que te permite cualquier juego decente de toda la historia. A esto es a lo que llegamos. «Accesibilidad» es el mantra favorito en el mundo de los videojuegos en esta época. Convertir todo en un juego casual, hacer todo para el mínimo denominador común de jugador, asegurarse de que nadie, no importa qué haga ni cómo, se quede sin ver el juego completo. Nintendo hace una consola que espera venderle ya no a los hijos sino a las madres y declara que en sus próximos juegos vamos a poder pasar por alto pedazos de los mismos que se nos compliquen. ¿Es todavía posible que un juego de Nintendo se complique? ¿Hay gente que se traba jugando a los últimos juegos de Mario? Ok, uno puede ver las razones para que los ejecutivos de Nintendo, en una sala de reuniones de sus headquarters en Kyoto, sin ningún contacto con la realidad, tomen decisiones como esa, pero acá estoy viendo a un joven desarrollador independiente, posiblemente inteligente; que hace juegos no aptos para todo público que podrían ofender a más de una persona sensible; al que una vez le di cinco dólares por un disco con sus juegos que se perdió en el correo y me dio otro gratis, así que hasta diría que me cae simpático; haciendo esto. Sí, esto es a lo que llegamos.

El problema básico con esta práctica, que entiendo que Nintendo no quiera entender pero no puedo entender que otra gente no entienda, es el siguiente: esta opción le quita valor al juego. No tengo ninguna razón para considerar que un nivel es más relevante que otro, por lo tanto no tengo ninguna razón para saltearme un nivel en lugar de otro, saltearme uno es como saltearme cualquier otro y si consideré que un nivel no valía la pena jugarlo, no tengo ninguna razón para no considerar lo mismo de todos los demás, porque tienen el mismo valor. Con un botón como ese, es el juego él que le está quitando el valor a sus niveles, está diciéndote que no importa que los juegues o no, y si el juego mismo no cree que vale la pena jugarlo, ¿cómo puedo creerlo yo, que soy el que tiene que hacerlo? Dejé el juego después de un par de niveles porque me aburrió, aunque también podría decir que lo terminé pero elegí saltearme todos los niveles que me quedaban.

No jueguen esto, no pierdan el tiempo. Mejor esperen que la semana que viene sale el nuevo RunMan y va a ser genial. Y dificilísimo.


La Biblioteca Inexistente (4).

1) Ker-Chunk! La historia del Birotron, uno de esos aparatos musicales analógicos que hoy en día ya no existen gracias a la magia del sonido fantasmal y computerizado. Una locura utópica que involucraba 19 reproductores de 8-track.

2) Cliff Richard, pionero del rock and roll, primera superestrella inglesa e ícono naftalinoso debido a su desprecio por la música moderna (comenzando por los Beatles), su conservadurismo y su cristianismo. Bob Stanley intenta rescatarlo de la irrelevancia.

3) Como consecuencia de la recesión y la disminución del transporte de mercancías marítimo, hay una flota gigantesca, mayor que la inglesa y la norteamericana, estacionada sin hacer nada en la costa de Singapur. Miles de barcos que no tienen ningún lugar donde ir porque nadie comercia y que, encima, esperan que se les unan otros tantos botes encargados durante la época de las vacas gordas, porque cada nave tarda 3 años entre que se la pide y se la saca de la fábrica.

4) Las 50 mejores comidas del mundo (y donde comerlas). Un articulo GENIAL que da ganas de viajar por todo el planeta en plan gourmet de hondos bolsillos. Además, es admirable la variedad de adjetivos que encuentra para hablar de comida.

5) Un larguísimo artículo (que no termine de leer aún) sobre un físico que creía que vivía parte de su tiempo como un héroe intergaláctico en otro planeta. Parte Adam Strange, parte diario psicológico, una historia 100% fascinante.

6) Los 20 avisos mas delirantes de Craiglist. Completamente hilarante, te hace preguntar cuanto de eso es cierto, cuanto es una broma y cuan loca esta realmente la gente.

7) Mi nuevo órgano sensorial. Un tipo se hace adherir al tobillo un pequeño artefacto con 8 zumbadores que le marcan continuamente la dirección del norte. Y a partir de ese momento se da cuenta de que, previsiblemente, la mayoría de nosotros tenemos una percepción completamente torcida de nuestra dirección geográfica y que probablemente nos perderíamos aún más «sabiendo la verdad».

8) La caza de los hipopótamos de Pablo Escobar divide a Colombia. Si, el tipo tenía un lago natural con hipopótamos que luego se reprodujeron y son vistos como una amenaza al equilibrio ecológico del país. No se a ustedes, pero a mi me fascina la probabilidad de que, en un futuro no muy lejano, Colombia sea un país donde el hipopótamo deambule libre gracias a la megalomanía de un traficante gigantesco.

(imagen robada de acá)


Quirky Scottishmen III

O, algunas breves palabras sobre Lloyd Cole And The Commotions.

Lloyd Cole And The Commotions – Sense & Sensibility (A Compilation)

1. Perfect Skin (Rattlesnakes)

Me podrán decir: ¿qué carajo hay para escribir sobre Lloyd Cole? ¿Quién es Lloyd Cole, de cualquier manera? Tiene nombre de músico de salón, además, que feo, que de enfermo egocéntrico, que es poner su nombre antes que el de su banda. Por otro lado, si a uno le describen Lloyd Cole superficialmente, no suena tremendamente atractivo: un cantautor (¡que ni siquiera es escocés! Aunque el resto de su banda si y por ello vamos a doblar las reglas un poco) que compone canciones demasiado conscientes de su propia intelectualidad, con referencias a Truman Capote o Norman Mailer, ex estudiante de filosofía, con una voz afectada de mocoso lector que intenta demostrar todo el tiempo que tiene un “alma vieja”.
Bueno, eso es lo que uno puede pensar hasta que escucha el primer tema de su primer disco, que es coincidentemente el que inicia este compilado. (Dicen que) Los comparaban con los Smiths, lo cual se entiende en parte por la estupendísima guitarra de Neil Clark, que dibuja arabescos sin tener nada que envidiarle a Johnny Marr. Pero también se entiende porque parece que en algún momento de la historia del indie británico todo se comparaba con los Smiths mientras tuviese voz plañidera y letras curiosas. Si hasta los Housemartins nos parecían los Smiths. Pero Lloyd Cole tiene muy poco de la afectación y el sentimiento resbaloso de identificación que caracteriza a Morrissey y los suyos. Es demasiado consciente de sus propio origen, de que es la música de un pretencioso joven intelectual. Y eso funciona a su favor, dándole en muchas ocasiones dobles y triples perspectivas a sus canciones, composiciones cristalinas y emotivas donde el punto de vista nunca es lo que parece y el significado está oculto detrás de una capa de auto-conciencia y, en más de una ocasión, empatía con sus personajes.
Esta canción combina academia con romance y sexualidad dándose cuenta todo el tiempo de lo ridículo de tal yuxtaposición, una historia de jóvenes intelectuales atraídos por mujeres “normales”, de lo estúpido y fútil que sus credenciales son para el romance. Y por supuesto ayuda que la canción sea un pequeño cañonazo, irresistible en la manera en que son irresistibles las canciones que parecen diseñadas para aprovecharse de nuestro amor a las guitarras rodantes.

2. Rich (Easy Pieces)

Este es el primer tema del segundo disco, llamado “Easy Pieces” y producido por Clive Langer y Alan Winstanley, artífices, en parte, del enorme éxito de Madness y empujados a los brazos de Lloyd y compañía por la discográfica. En alguna nota de la Internet leí que el bajista (que aparentemente ahora se dedica a ser un periodista de golf) odia este disco. Para mi es excelente, con momentos que superan ampliamente al primero, al menos en “bombast”, lo cual, para ser sinceros, es probablemente por lo cual querían a Clanger en el primer lugar. Lo importante a recordar es que las baterías suenan FUERTES, al menos aquí, mucho más arrogante que el primero. Hasta que entra una guitarra escuálida que los traiciona completamente.
La novedad es que cuerdas y trompetas, en gran parte, son utilizadas con un fuerte tenor eufórico, antes que contemplativo o lánguido como en gran parte del primer album . El tema parece compuesto al galope y es uno de los mas “fitzgeraldianos” de Cole (curioso que nunca haya namedroppeado a Scott jamás): un millonario gris y solitario, alcohólico y nostálgico, cuyas relaciones han sido truncadas todas por su insensibilidad pero aún eso no lo afecta. Lo curioso es que el tema está cantado desde una perspectiva de tercera persona por Cole, cosa que se reconoce en el estribillo cuando dice “Rich is what to be forsaken /grey and giving it away” y sus sentimientos parecen los opuestos a su personaje. El efecto es simultáneamente celebratorio y burlón, como si Cole se riese de su pauperismo (y celebrase su juventud) al mismo tiempo que anhelase profundamente su vida de playboy, sus mujeres
y sus bebidas. Y el dinero necesario para pagarlas.

3. My Bag (Mainstream)

El primer tema de su tercer disco, “Mainstream”, para completar la trilogía de inicios de discos. Un tema rarísimo porque habla de la cocaína abiertamente y porque es lo más cercano que los Commotions se acercan a un difuso sentimiento sórdido. Los Conmociones eran más bien una banda amable, niños bien de Glasgow, profesionales, seguramente tomaban Coca Cola después de los recitales.
Y es una exploración de la cocaína al estilo Lloyd Cole, que no se priva de frases como “20 storey non stop snow storm”, para terminar siendo demasiado inteligente para su tema, muy poco rockera, una visión ligeramente removida de la situación, lo cual es más curioso porque está narrada en primera persona. No se termina de saber si el tema es positivo o negativo, aunque parecería decidirse más bien por un lugar intermedio y poco molesto, admitiendo que todos tenemos nuestra bolsita. Sin embargo, es efectivo por la base de bajo suena ominosa, como un tono del bajo mundo; por la guitarra del estribillo, que suena exactamente a como uno se siente bajo el efecto de la cocaína, con todas las neuronas electrificadas disparando en direcciones múltiples; y por el carácter repetitivo de muchas de las líneas de Cole, tan parecido a estar charlando sin fin y sin tomar aliento.

4. Rattlesnakes (Rattlesnakes)

El tema que da nombre a su primer disco y la primera aparición de una frondosa galería de mujeres en las letras y canciones de los Conmociones. En este caso la protagonista es una tal Jodie que usa sombreros aunque no llueva y lee Simone de Beauvoir. Pero lo que en otras manos hubiese degenerado en cliché obvio e insoportable, en manos de Cole es una hermosa romantización de una imagen perdida. Una mujer de entreguerras, una chica que modeló su vida bajo la cruz del dinero, del glamour pero también de la intelectualidad, bajo los polos opuestos de Audrey Hepburn y Virginia Woolf, profundamente dañada, incapaz de amar y amante del peligro.
Alguien que solo puede haber terminado mal, suicida o alcohólica, corriendo con su auto en estado de profunda intoxicación, un símbolo de queel exceso de dinero, de conocimiento y de vitalidad solo produce tristeza y soledad. Pero la llave de la canción es la misma de muchos de los temas de Cole, que es que estos personajes, estas creaciones, habitan canciones alegres, emotivas, efímeras e intensas. O sea, mientras otros hubiesen hecho una balada insoportable e indigesta, Cole se descuelga con una canción que quiere obligarte a que te guste, limpia, veloz y bailable.

5. Sean Penn Blues (Mainstream)

Si bien Cole se cansa de nombrar a personalidades importantes y melancólicas del catálogo cultural del siglo XX, en esta canción por primera vez se mete con una persona cercana temporalmente a su momento, con un icono pop de los 80. Con la mega estrella, bah, el protagonista de los tabloides. ¡Y encima lo pone en el título! Sin embargo, hay que mencionar que dentro del catálogo de los Conmociones, estas preocupaciones aparecerán una y otra vez: el dinero y la cultura como dos maneras de habitar un mundo diferente, quizás mejor, e infinitamente más romántico (de hecho, este es, prácticamente, la obsesión de “Mainstream”). A esta preocupación se le contrapone o una exploración de los momentos más solitarios o patéticos de estos personajes “larger than life” o la observación de segundones y normales, de momentos pequeños en la vida de gente pequeña, condenados a desaparecer sin dejar rastro.
La canción es una observación con mucho cariño al Sean Penn de los 80, a quien Cole ridiculiza como un tipo atrapado por su imagen, por su condición de “Mr. Madonna” que continuamente frustra sus intenciones de ser tomado en serio, de leer a los beats en bares y protestar por la política. Hay una profunda sensación de “americana” en la canción, puntuada por el uso juicioso de una armónica y por el intento en los versos de acercarse a una canción rock. Pero al final la imagen que nos queda del petiso Penn es la de un pobre tipo, aplastado por su famosa esposa, con marcas de zapatos de tacón por todo el cuerpo, como dice el estribillo. Que, curiosamente, es el momento en que la canción parece relajarse y aceptar su condición, descartar su pretensión de ser un poeta beat para ser meramente una celebridad.

6. Grace (Easy Pieces)

Esta canción retorna a los protagonistas femeninos, y parece describir a una mujer a la cual cumplir 28 años la ha vuelto amargada y depresiva, creyendo que sus mejores días están detrás. Hasta que uno se da cuenta de que quien canta realmente es su pareja y que todos los índices de su declive están dados por este narrador poco confiable. Quizás es él que la ve más amargada y pálida. Quizás el no puede soportar la idea de que la belleza desaparezca. Quizás confunde amargura con desamor. Poco a poco nos damos cuenta de que es una canción profundamente resentida y que por momentos (en ese “ooh, is it hard to take / ooh, is it hard to swallow, is it” que Cole canta con supremo desdén) parece estar directamente burlándose de la pobre muchacha, de sus inseguridades y malos humores. Ni siquiera la última estrofa, que parece ser un perdón, lo salva. Y no ayuda, por supuesto, que la banda suene como un triunfo, aerodinámica, bella, con unas guitarras que podrían cortar queso y unos toques de teclado que parecen risas.

7. Jennifer She Said (Mainstream)

Continuando con un tríptico falsamente femenino (lo cual es una constante en las canciones de Cole: hablan de mujeres siempre a través de la óptica de un hombre que tiene algún interés o distancia de la situación) una canción absolutamente fantástica sobre los errores de los tatuajes. Un amigo decía que todas las casas de tatuajes deberían tener un letrero que diga “El 70% de las personas que se tatúan a los 18 años se arrepiente a los 21. Espere”. Esta canción podría ser el sonido de esa afirmación. Un pobre tipo se tatúa el nombre de su novia para luego descubrirse abandonado. La canción alcanza un patetismo tan absoluto que sale por el otro lado, y se convierte en profunda empatía. O sea, me imagino un amigo mirando con apenas disimulada diversión a otro, quien se acaba de pelear, y riendo por dentro de su ridículo tatuaje con el nombre de su ex novia. Pero al mismo tiempo comprendiendo el dolor de la separación real. Toda la canción refuerza ese sentimiento, desde las líneas “oh forever you said, that’s forever you said” y “her name on you” que Cole canta con suprema emoción, suavidad y convencimiento, pasando por el hecho de que la última estrofa sea un despreciativo “you change like the weather / but this is the rain”, hasta el hecho de que su primera escucha te convence de que es una canción de amor, cuando es precisamente lo contrario.

8. Pretty Gone (Easy Pieces)

Completando la trilogía de perspectivas torcidas, una canción de ese siempre popular género “estúpidas parejas que no saben cómo estar juntas”. Sedada y tranquila, la virtud del tema es que en este caso el histérico es el hombre, quién, como en muchos casos, tiene a una chica bajo su influjo y no tiene la más mínima idea de cómo manejarla. Es una canción bellísima que se revela como tal solamente cuando uno la escucha bastante y descubre el emocionante contraste entre la mayoría de la misma, tocada con el relajamiento y la profesionalidad de una vieja banda de bar de las Vegas, y la última estrofa, en donde entra un teclado evangélico, la guitarra se decanta en un loop que sugiere el momento previo a toda decisión liberadora, puro entusiasmo y esperanza, y luego aparecen unos vientos que directamente nos dan ganas de hacer un puño. Pequeña claustrofóbica maravilla.

9. Charlotte Street (Rattlesnakes)

Esta es una de esas canciones que parecen completamente artificiales y que son redimidas, en gran parte, por la maestría de la banda que acompañaba a Cole en estos años, por su capacidad para enhebrar melodías que sonaban a la vez serias y ligeras. Es una canción que retorna (como gran parte de su primer disco, en el que parecía que tenía demasiado que probar) al territorio de los romances intelectuales. Como en tantas otras canciones, el protagonista es un joven poeta frustrado y ligeramente cruel que no ha aprendido a manejar sus sentimientos ni las cosas que le suceden, que está perpetuamente atrapado entre sus aspiraciones y su realidad diaria, que le informa que no es muy útil. Si algo tiene de bueno Lloyd Cole es que ponía en entredicho continuamente su propia imagen y lo que quería proyectar, que era un compositor profundamente consciente de sí mismo y que no tenía miedo en perseguir sus obsesiones ligeramente snob al mismo tiempo que se burlaba de ellas.

10. Mr. Malcontent (Mainstream)

… Una tendencia que tiene su expresión más profunda en ésta canción, que no por nada está en su último disco. Pareciera hablar todo el tiempo de si mismo. “A waste of space and alcohol / drinking rain and eating soil / and slogans off the wall”. Es como el despertar de la larga adolescencia en la que descubrimos que las cosas que nos identificaban y creíamos que nos hacían mejores que los demás son en realidad lugares comunes, mentiras pre-fabricadas que han perdido todo su potencial para hacernos especiales, y en el fondo solo tenemos pequeñas miserias y pequeñas alegrías, como el resto de la raza humana. El señor descontento en el fondo es solo otro snob insoportable.
Casi, casi, es un tema enojado. Con algunos riffs (muy suavizados) en el estribillo y dos minutos finales en los que Lloyd esta lo más cerca que lo escuchamos de abandonar su “politeness” habitual (¡hasta se lo escucha reír con desprecio!) y arañar su jaula auto-impuesta, y un Neil Clark que de golpe parece haberse vuelto un vaquero.

11. Lost Weekend (Easy Pieces)

“Lost Weekend”, por otro lado, es un retorno a esas canciones que romantizan otro tiempo y otro lugar. Quizás sea solo mi interpretación de fan, pero al escucharla, con solo un par de referencias (neumonía y Amsterdam) yo me imagino una historia de amor del Siglo XIX, entre dos personas pobres y sin la posibilidad de comprar medicina, en una habitación de hotel de mala muerte, vestidos con harapos y en un solo colchón comido por las pulgas y las chinches. Bebiendo ajenjo, quizás.
Es una canción encantadoramente arcaica, al menos en mi mente (la letra, en realidad, no da más precisiones), es una balada trágica, pero al mismo tiempo fue el éxito más grande de la banda en Inglaterra. Y se nota porqué: la música es saltarina como una canción popular para que bailen las muchachas en ronda, Cole canta con alegría y convencimiento, la guitarra parece un manantial de agua cristalina y tiene unos pianitos encantadores que enmascaran de mil maravillas la misma tristeza que muchas veces asomaba la cabeza en Madness.

12. Minor Character (Mainstream)

“Minor Character” lidia con un evento que nos ha sucedido a todos nosotros en algún momento de nuestras vidas: darnos cuenta que, en la vida de alguien que evidentemente nos importaba demasiado, somos solamente un personaje secundario, que de golpe es expulsado mientras el protagonista continua con su vida normalmente. Y también sobre los momentos posteriores, la horrible sensación de preguntarse que estará haciendo, con quién pasará el tiempo. La espantosa posibilidad de convertirse en un extraño. Comparada continuamente con la vida “normal”, anterior al quiebre, transmite todo el efecto de la absoluta impotencia en ese tipo de situaciones, e incluso posiciona el suicidio como una respuesta absurda y aniñada. Lo peor de esto es que hay que seguir viviendo.

13. 2CV (Rattlesnakes)

Leí en alguna entrevista que Lloyd Cole decía que esta era la canción más cercana a su propia experiencia que había escrito para su primer disco, y se nota mucho. Es casi una canción de cuna de iniciación sexual, que recuerda con mucha ternura una escapada a un hotel con una chica la cual parecería ni siquiera haber sido muy cercana a nuestro autor.
Es hermosa por la manera en que transmite con completa verosimilitud la expectación y la magia de esos primeros encuentros juveniles con el sexo opuesto, la vulnerabilidad y la necesidad de compañía que se resuelve con personas que, probablemente, nunca formen parte de la lista de nuestros grandes amores. El ritmo es completamente relajado, como el sol del verano bajo el cual los amantes gastaban el tiempo. Recuerda a un personaje secundario de una manera diametralmente opuesta a la canción anterior, con mucho cariño y no poca nostalgia. Captura perfectamente un momento, que puede ser resumido en la frase, brillante como pocas, “All we ever shared was a taste in clothes”.

14. Are You Ready To Be Heartbroken? (Rattlesnakes)

Que esta sea la canción por la cual se recuerda a Lloyd Cole y The Commotions no tiene nada de injusto. Es, de hecho, una canción grandiosa y perfecta, una combinación de emoción e inteligencia (combinación que, como notarán, obsesiona a Cole en estos tres discos, una combinación de honestidad emocional con la pretensión e “inteligencia” de alguien que se cree superior a esos sentimientos) en cantidades precisas, una disección de un estereotipo y una celebración del poder devastador del amor.
Básicamente, Cole le canta a un personaje “X” que parece vivir una vida bohemia pero sin ningún compromiso con los corazones partidos y el sufrimiento cosa que, para Lloyd, es prácticamente escandalosa y necesaria para un tipo de vida de esa naturaleza. Impertérrito, sonríe frente a sus amigos y los hace sentir culpables por su falta de alegría. Pero no sabe lo que es estar descorazonado, no sabe lo que es sufrir.
La banda, por su parte, pela su mejor cara lounge, con un bajo que domina la canción como si fuese un día de otoño en un pub escocés, una batería reducida a su mínima expresión y un Lloyd Cole que amenaza continuamente, que promete dolor pero sin superioridad, solo con conocimiento de causa y tristeza por lo que le espera al protagonista y unos deliciosos coros femeninos cincuenteros. Luego de que Cole canta “Are you ready to bleed?”, los últimos 30 segundos son un hermoso colchón de cuerdas que parece decir “si, así de genial y así de terrible es estar enamorado”.

15. These Days (Mainstream)

Y, finalmente, la última canción del último disco de Lloyd Cole And The Commotions, una ínfima maravilla de sintetizadores con apenas la voz de Cole encima. ¿Vieron como siempre describen a algunas canciones como “invernales”, lo cual generalmente significa “canciones para escuchar apretando con alguna chica bajo las mantas”? Bueno, esta es una de las pocas canciones (como “Spider And I” de Brian Eno) que realmente pueden apropiarse de ese adjetivo. Es como dormir sobre nubes adentro de una casa mientras afuera la nieve cae y cubre al mundo. Es como si un fantasma velase a una chica solitaria.
Cole canta “You don’t need a lover in this climate / you don’t need a boyfriend in your bed / these days / put a blanket round you, baby” y todo suena frágil, encantador, callado. Pareciera que está intentando disuadirla, que está deseando que lo espere, que en el verano van a poder estar juntos y por favor no se enganche con otra persona. Es vulnerabilidad pelada y profundamente arrobadora y es una excelente manera de despedir a uno de los grandes compositores ignorados de los 80. En estos días, la sensibilidad ya no se usa como antes.