La Biblioteca Inexistente (12).

(Imagen tomada del Flickr de K Stream, que se encuentra acá)

1) El extrañísimo caso de Taman Shud. O como un hombre aparece muerto hace 60 años (!!) en una playa de Australia y nunca se sabe quién es, qué estaba haciendo ahí y como murió. Artículo con el cual inauguramos una nueva práctica de linkear entradas de Wikipedia, solo cuando realmente valgan la pena.

2) Muy simpática entrevista a Umberto Eco donde habla de las listas, su rol como ordenadoras en la cultura occidental, sus intereses que siempre cambian, su increíble biblioteca y la necesidad de organizar las cosas para sentir que le ganamos a la muerte.

3) Excelente reseña del Tetris a cargo de Tim Rogers, donde destaca su condición existencial, su diseño simplicísimo, su ubicuidad, su falta de final y su inescapable muerte como parábolas de la vida misma. Traducido para todos aquellos que deben renegar porque posteamos muchos artículos en inglés.

4) Gran perfil de Sigizmund Krzhizhanovsky, un escritor ruso de ciencia ficción en la veta kafkiana que no publicó nada durante su vida, pero cuyas historias distorsionan la realidad soviética y la exponen tal cual era a través de esos grandes amigos del hombre, la metáfora y la fantasía. Me dieron ganas de leerlo.

5) Quizás sea un tanto esquemático y simplista, pero este artículo sobre las «Nueve Naciones de China» es una linda introducción a un país fundamental en la historia futura y presente de la humanidad del cual todavía (a diferencia de Estados Unidos, por ejemplo) sabemos muy, muy poco.

6) Demostrando una vez más que es un gran crítico musical, Julian Cope nos presenta su Glamrocksampler, una colección de canciones glam de la b, descritas con pompa y humor, cuyo descubrimiento quizás más interesante es que el glam era, por un lado, un intento de retornar a las raíces del rock and roll y, por otro, una música absolutamente comercial realizada, en su mayoría, por viejos músicos de carrera que veían el lingote.

7) Una entrevista con Ralph Eggleston, uno de los diseñadores de Wall-E, donde habla sobre colores, los distintos acercamientos a la iluminación, la importancia de la pantomima para transmitir los sentimientos de Wall-E y otras linduras que serán de gran interés para cualquier process-junkie o aspirante a director de arte fílmico.


Shore Leave

Tom Waits – Shore Leave

¿Los marineros tienen un lugar tan claro en nuestro imaginario popular o simplemente Tom Waits es demasiado bueno evocando imágenes? Porque pocas canciones me hacen imaginarme una imagen tan clara como ésta. Un marinero perdiéndose en la noche de una zona portuaria con el anonimato que le otorga ser por solo un par de días una cara más que nadie va a recordar en un algún punto indeterminado del sudeste asiático, matando el tiempo, tratando de ocultar la angustia con excesos, pero que a pesar de todo no puede evitar pensar en su casa y en la mujer que dejó allá.

Tal vez el mayor mérito de la canción no sea la claridad de la imagen sino la economía de recursos con la que la logra, lo redonda que es la letra, que no tenga ni una línea de más. Y que la canción suene exactamente como esas imágenes. Y el contraste en como Waits termina aullando toda la desesperación contenida en la primer parte de la canción, repitiendo el nombre, diciendo en dos palabras lo mismo que dice todo el resto, «shore leave…»

Well with buck shot eyes and a purple heart
I rolled down the national stroll
and with a big fat paycheck
strapped to my hip sack
and a shore leave wristwatch underneath
my sleeve
in a Hong Kong drizzle on Cuban heels
I rowed down the gutter to the Blood Bank
and I’d left all my papers on the Ticonderoga
and was in a bad need of a shave
and so I slopped at the corner on cold chow mein
and shot billards with a midget
until the rain stopped
and I bought a long sleeved shirt
with horses on the front
and some gum and a lighter and a knife
and a new deck of cards (with girls on the back)
and I sat down and wrote a letter to my wife

and I said Baby, I’m so far away from home
and I miss my Baby so
I can’t make it by myself
I love you so

Well I was pacing myself
trying to make it all last
squeezing all the life
out of a lousy two day pass
and I had a cold one at the Dragon
with some Filipino floor show
and talked baseball with a lieutenant
over a Singapore sling
and I wondered how the same moon outside
over this Chinatown fair
could look down on Illinois
and find you there
and you know I love you Baby

and I’m so far away from home
and I miss my Baby so
I can’t make it by myself
I love you so

Shore Leave…
Shore Leave…


Epitafio

Luego de 3 años y medio de compartir momentos todos los días, todo se ha acabado. Hoy, oficialmente, murió mi querido Nokia 1100. Y aunque suene ridículo, me puso bastante triste.

En la batería indica la fecha que lo compre : Julio del 2006. Luego de años, años, y años de luchar contra el consumismo rampante y la moda de los celulares, las propagandas, y todos mis amigos, desistí. Caí en el primer local que encontré por 18 de julio, puse mi mejor cara de orto y y le dije a la vendedora: «Dame un celular. No importa cual. El más barato que tengas.»
Me fui a mi casa con mi 1100. Seamos sinceros: La razón principal para comprarme el celular fue poder comunicarme con ella. Pero desde ahí el teléfono siguió conmigo, en el bolsillo izquierdo del pantalón, junto con las llaves. Todo el tiempo. La relación con ella duró un año y medio hasta que no funciono más para ambos. Meses después me mudé solo. Su alarma me despertó todos los días de ahí en adelante. Mañana me voy a tener que despertar con el despertador del teléfono de línea, y va a ser extrañísimo.
En mi celular anote decenas de telefonos, montañas de recordatorios, correos, direcciones, etc. Lo usaba como mini-agenda, incluso cuando iba a Buenos Aires, aunque el celular no tenía señal ahi. Jugué al snakes con una sola mano, en la sala de espera de cirugía, esperando a la doctora para que me saque el yeso de la otra mano. Su linternita me salvó de más de un apagón.

Llegue a usar mi celular de slide en un par de shows en vivo. Era lo que tenía en el bolsillo.

Con los años, cada vez le agarraba más cariño. Mis conocidos cambiaban de celular. Se quejaban de su funcionamiento. De que consumían mucha batería. De que sacaban fotos en pésima calidad. Que el mini-joystick del teléfono se rompía y se volvía una tranza para poder utilizarlos. Y mi 1100 seguía ahí, y empezaba a tener orgullo de tenerlo conmigo. Pero tardé bastante en saber cual era el modelo de mi celular. Odiaba todo lo que tenía que ver con los celulares, algo quizás extraño para alguien medio nerd como yo. Pero no quería saber de nada. Me había asqueado hasta la medula como la industria nos construyó (a todos) la obligación de tener un celular. Los odiaba. Pero bueno, uno se vuelve grande y se deja de joder un poco.

Un día averigué el modelo y lo busqué en la Wikipedia. Y ahí mi celular me empezó a gustar aún más: Primero, el 1100 fue diseñado exclusivamente para paises en vías de desarrollo. Su sistema de membrana para las teclas esta hecho para que sea resistente a la humedad, al polvo y a la arena. ¡Un celular para utilizar en el Sahara, o en el Amazonas!. Lo otro que leí era aún mejor: El 1100 es el gadget electrónico más vendido del mundo. Más que cualquier otro celular, mp3s o lo que sea. Se vendieron 200 millones de Nokia 1100. Es el Ford T de los celulares. Es la Fender Telecaster del mundo de los móviles.  Totalmente working class. Hace solo lo que tiene que hacer, y lo hace perfecto. ¿Que más puedo necesitar?

En su último año de vida se le empezaron a notar las nanas. No por su funcionamiento, sino que la membrana con los números, por tanto uso, se empezo a borronear, gastar y a tomar un color  amarillento. De a poco, seguir con mi maltrecho y baqueteado nokia dejo de ser algo honroso para ser bueno.. medio penoso. Estaba feo, sucio, gastado. Pero yo ya le tenía afecto. Por unos días tuve unos ataques de «bueno, podría actualizarme y COMPRAR OTRO!» pero nunca logré sucumbír. El teléfono siguió conmigo.

Hasta ayer. Porque me tuve que emborrachar, intentar ver la hora en el teléfono mientras meaba y el celular se cayó por el agujero en un baño turco. La puta madre. Si, metí la mano y lo saque. Seguía andando. Pero como soy medio tarado no lo sequé, solo superficialmente. Hoy cuando me desperté, se había apagado. Lo prendí. Andaba. A la hora se apagó. Mierda. Anote todos los teléfonos en un doc. Ahora prende sólo por unos segundos. Se acabó.

Todavía no se bien que hacer en el futuro próximo. Eso será para otro post. Pero puta que le agarre cariño al bichito blanco de plástico. No fue muerte natural, y no tuvo mucho glamour que digamos, pero su muerte fue en cierta forma, apropiada. Lo guardaré con mis otros recuerdos, o lo enterraré y le fabricaré una pequeña tumbita en su honor. Se lo merece.

Adiós, pequeño amigo.


La Biblioteca Inexistente (11).

(Fotografía de Trevira / Sarah, cuya cuenta de Flickr está aquí)

1) Ex-tra-or-di-na-ria entrevista a David Foster Wallace por su amigote Dave Eggers, de noviembre del 2003. Entrevista escrita (Eggers le mandaba sus preguntas por mail, DFW las imprimía, las llevaba a su casa, escribía las respuestas en su PC sin internet y las mandaba), que demuestra que casi cualquier cosa que el tipo tipeaba era maravillosa. ¡Y donde habla de su desagradable adicción al tabaco!

2) Este artículo lo leí hace bastante, pero vale la pena: una historia de los ascensores, de que están hechos, quien los prueba, cuan seguros son, y que te pasa si alguna vez te quedas atrapado en un ascensor por 41 horas. ¡41 horas de pura diversión y desesperación!

3) Forrest Carter era un escritor que decia tener raíces Cherokees y que escribió uno de esos libros para «jóvenes adultos» que se venden como pan caliente, llamado «The Education Of Little Tree». Lástima que también era un tremendo racista, perteneciente a una rama del Klu Klux Klan aún mas intransigente que la original, que llegó a cortarle las bolas a un hombre y derramar limpiador de pisos en el agujero. He aquí su historia.

4) ¡Una colección de slang hipster de los 50! ¡Ahora podés hablar como un beatnik con barbita candado y boina! ¡Impresiona a tus amigos!

5) Una bellísima disección de los libros de «Elige Tu Propia Aventura» desde el punto de vista del diseño de sistemas y computadoras, considerándolos, en parte, como un precursor del hipertexto y ciertos juegos de video.

6) «100 Cosas Que Los Empleados de Restaurante Jamás Deberían Hacer». Larga lista en dos partes de recomendaciones sobre el manejo de un restaurant, la mayoría de las cuales son indiscutibles y, probablemente, imposibles de poner en práctica exceptuando a los lugares más caros y exclusivos.