Hace un tiempo quedé bastante impresionado después de ver este show en vivo de YACHT (posteado en Fluxtumblr). Por un lado me impresiona cuán fácilmente llegué a aceptar este formato de show que hace unos años me producía bastante desconfianza. Y también me impresiona lo divertido que es, lo vivaces que son Jona y Claire arriba del escenario, cuanto parecen divertirse y como lo transmiten, su showmanship. Y viéndolo me doy cuenta que me gustaría que todas las bandas, que todos los shows, fueran más así. No, no quiero que todas las bandas suenen como YACHT. Pero sí quisiera que todas tuvieran un poco más de ese entusiasmo, esas ganas de que el público se entretenga, esa idea del show como fiesta. Allá afuera todavía hay gente que toca sentada, ¡y te cobra para verlos! Piensen cuanto podrían aprender de YACHT. (Por cierto, miren el show en la página que el embed este por alguna razón solo me muestra un tema)


Enrollando la cinta con una lapicera.

La Pitchfork publicó un artículo bastante largo e interesante acerca de el resurgimiento del cassette como medio para escuchar música. El tema en sí es bastante complejo, y hay varios lados por donde se puede tomar este revival, y todos seguramente sean bastante ciertos. Nostalgia, ironía, «porque sí», romanticisimo, elitismo, practicidad y el costo baratísimo que tiene fabricarlos, moda, reacción al mundo de las descargas online, etc, etc. Así que podríamos saltarnos los chistes onda «oh yo sólo escucho música en cilindros de cera porque suena mejor», ¿Ta? :P

Mi relación con el casetito fue muy larga, y la recuerdo con cariño.  La primera música que escuché fue en ese formato. Un cassette con el Otra navidad en las trincheras, del Cuarteto de Nos, que escuche miles y miles de veces, y me conocía totalmente de memoria, a los ocho años. Un poco más grande, otros cassettes que me grabó un amigo. Ríanse: Uno tenía de un lado, un compilado de Manowar. Del otro lado, el Bat Out of Hell de Meat Loaf, y sobraba un poco de espacio y habian unos temas de La Ley, cuando aparentemente eran una banda de rock alternativo genérica antes que esa cosa espantosamente glossy en la que se convirtieron hace unos años.


Manowar. Aguante.

A los 12 años tuve mi primer equipo de música, uno de esos huevitos tradicionales con CD y Casettero. En mi casa no se solía escuchar música, excepto la ocasional radio Armenia con los mismos 20 temas insoportables. Mi escucha de música se basó entonces en los pocos CDs que podía comprar, y en decenas de cassettes que grababa y re-grababa religiosamente. Era mi época alternativa / pseudo-metal: Pearl Jam, Ozzy Osbourne, Green Day, SoundGarden al principio, para en unos años tener decenas de compilados del programa de radio Dínamo, con Massive Attack, Daniel Johnston, Flaming Lips, Sonic Youth, Yo La Tengo etc. ¡Oh, las olas de nostalgia!
Durante muchos años, hasta los 18-19 años , mi único método de escuchar música en la calle era con mi viejo y destartalado Walkman AIWA. ¡Cómo amaba a esa cajita negra con botones! Le había comprado unos auriculares bastante buenos, con un cable larguísimo. Eran gigantes, y se me habían roto un par de veces, y les cambié en un momento el cable por uno enrulado, horrible, de teclado de PC. Me hacían quedar como un freak caminando por la calle con metros de cable colgando. En esos últimos años, ya con compuadora e Internet, mantenía un proceso que implicaba grabar mp3s a CD’s, y luego pasar del CD a cassette. Así escuche mucha música en mi período «electrónico/IDM». Tenía un montón de cintas con discos de Squarepusher, Aphex Twin, Autechre, Plaid, Portishead, Björk, etc.

Recuerdo que por un error al apretar el botón de Play, estuve escuchando un disco de Autechre al doble de velocidad por como 15 minutos, sin darme cuenta.


Autechre. Aguante.

Fue en una fiesta en una casa, que me olvidé el Walkman un día. Al otro día lo fui a buscar, Pero estaba roto.  Ahí fue un poco el comienzo del fin de mi relación con el casette. Hubo luego dos episodios más: Cuando a los veinte años, le regalé a una novia mi equipo de música, ya que el suyo se había roto. Ahí perdí toda forma de escuchar cassettes en mi casa. Y unos años después, a otra novia (…yeah, i know) le lleve mi caja con mi colección de cassettes, ya que ella seguía escuchando bastante en ese formato. De vez en cuando poníamos cassettes que tenía viejos, de Breeders y REM. La caja se quedó en su casa. Ahí ya deje de tener cintas por siempre.

Comparado con el vinilo, o el CD, el cassette sonaba bastante mal, Pero no tan mal, ¿o sí? Recuerdo un amigo que me recomendaba comprarme un cassettero y usarlo para tirar pistas en vivo, que podía saturar un poco y sonar cool. Y todo el mundo sabe que tener un portastudio TASCAM a cinta de cromo es lo más cool del mundo.

Hace una semana hablaba con Pau, y me comentó algo interesante: Averiguó que en Argentina, fabricar un cassette, impreso, con la cajita, el arte, con la música, todo terminado, salía 3 pesos argentinos. Me dijo que consideraba hacer una tirada de alguno de sus discos en cassette.
Le comenté: «No esta mal la idea, pero no se, ¡Pero ya no tengo cómo escuchar cassettes!»


La Biblioteca Inexistente (16).

(la imagen, robada de acá)

(Edición king-size de retorno)

1) La historia del gumbo, misterioso guisado de New Orleans, que parece delicioso y/o espantoso. Siempre imaginé que era exactamente lo que comía Swamp Thing.

2) Los 20 libros de ciencia ficción más esperados por los editores de io9. Dan ganas de comprarse todo y te hace percatar que la ciencia ficción literaria esta vivísima (terrorismo nanotech en Estambul, historiadores que viajan en el tiempo, mundos virtuales gigantescos, guías de cocina kosher con monstruos), algo que en este mundo de Ediciones Minotauro congeladas en los 70 se nos pasa por alto siempre.

3) Los 9 insultos más devastadores del mundo. Incluye éxitos como «Que una loba carpatiana hambrienta te chupe la pija», «A la mierda con las 18 generaciones de tus ancestros», «Cogedor de abuelos» (Grandfatherfucker!!!) y «Ojalá que Dios haga que tengas que buscar a tus hijos con un contador geiger».

4) Una breve historia de la «Década Google» y los gigantescos avances de la compañía a la que le vendimos nuestra alma.

5) Buenísima entrevista a un lacónico y tranquilo Cormac McCarthy, en donde habla mucho de su hijo, de su hermano, su aversión a firmar libros, la ciencia y se demuestra como un tipo demoledor en su sentido común e inteligencia.

6) Un perfil largo y jugoso (como nos tiene malacostumbrados el New Yorker) de David Simon, el hombre más piola de la televisión. ¿Ya vieron The Wire? Si la respuesta es no: ¿como carajo hacen para vivir?

7) Cocinando ancas de rana que aún se mueven cuando uno les echa sal. Sus pequeños cuerpecitos despellejados son sumamente desagradables y me hacen comprender un poco más la aversión que les tiene «mi mejor mitad».

8) Reglas simples de diseño tipográfico. Bello, muy bello, me voy a volver un font nerd al paso que voy.

9) Instructivo posteo sobre las dabbawalas, los servicios de entrega de comida a la oficina y domicilio que son practicamente el único servicio de su tipo en las laberínticas calles de Mumbai. Exhaustivo pero por momentos dedicado demasiado al análisis mercadotécnico.

10) «Poetas Rankeados por el Peso de su Barba». Un posteo maravilloso de A Journey Round My Skull en el que se sumergen en la encantadora locura de Upton Uxbridge Underwood, quién creía que el peso de la barba era un factor determinante a la hora de clasificar la calidad poética de un escritor y hasta había desarrollado una unidad de medida y una escala para justificar sus hallazgos. Aaaah, la encantadora seudo-ciencia.

11) En Filadelfia, hace unos cuatro años, 244 cuerpos destinados a cremación fueron cosechados por sus órganos. Tremenda historia policial sobre la encantadora práctica y los efectos secundarios de esos órganos en aquellos lo suficientemente desdichados como para tenerlos en su cuerpo (imagínense: el corazón de una señora de 87 años…)

12) Magnífico artículo ultra-nerd sobre la física de las batallas espaciales. Detallado y serio pero nunca árido y soso, es de esos textos que te hace pensar»!Faaah!, el 90% de las cosas que leo NUNCA FUNCIONARÍAN EN LA VIDA REAL».

13) La historia de dos taxistas nepaleses en Nueva York. Uno tenía una buena vida, había conseguido sus papeles y estaba en camino a poseer dos vehículos. El otro sospechaba continuamente de la deportación, temía que su esposa lo hubiese abandonado y vivía en un sucucho con otros inmigrantes ilegales. Resultado: uno de ellos apuñala al otro y se tira del puente. Dos versiones del sueño americano.

14) Y, finalmente, la verdadera historia del contrabandista de animales salvajes más grande del mundo. Capaz de conseguir absolutamente todo y que esta planeando abrir una serie de «criaderos» de tigres para poder vender sus partes a los chinos, quienes las utilizan en su medicina tradicional. Darwinismo a full, gente.


La Muerte del Sueño Indie Sudamericano

¿Ya saben del Primavera Sound, no? El Primavera Sound es un festival que se hace en barcelona, en mayo. Dura unos tres días. La cartelera siempre es muy jugosa y tiene un montón de artistas interesantes. Pero nunca la vi tan brutalmente interesante. La lista completa esta aquí. De esta lista, estas son las bandas que me interesarían a ir, en mayor o menor medida:

– Atlas Sound
– Beak>
– Broken Social Scene
– Built To Spill
– Cold Cave
– Dr. Dog
– Lee «Scratch» Perry
– Liquid Liquid
– Low performing «The Great Destroyer»
– Panda Bear
– Pavement
– Pet Shop Boys
– Pixies
– Spoon
– The Antlers
– The Books
– The Clean
– The Fall
– The Field
– The New Pornographers
– The Wave Pictures
– The XX
– Wild Beasts
– Wire

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23 bandas de un plantel de más de 100. De estas 24, hay muchas que son de mis favoritas de toda la vida (¡Broken Social Scene! ¡The Fall! ¡Wire! ¡Pavement! ¡Pixies!). Otras son de las nuevas que me gustaría mucho ver (Cold Cave, The Antlers, Wild Beasts). Otras son bandas que me gustan, o al menos consideraría cruzar a Buenos Aires a verlas. Sin contar todas las otras bandas que no listé, de las cuales hay un montón que vería para ver que onda.

Ok, la primera sensación del festival es algo como «OK TENGO QUE IR A ESTO YA». Pero luego de ese pequeño burst de fanatismo nerd, se viene una catarata de preguntas retóricas insoportable. Empecemos: ¿No es onda demasiado? Hay una la sensación de que esto esta total y absolutamente diseñado para gente como yo.  ¿Se podrán disfrutar los shows? ¿Como será el sonido? ¿No es mucho más saludable ver simplemente un show de los New Pornographers en un teatro y listo? ¿Que onda con ver en el mismo día a tus 4 bandas favoritas? Me imagino tomando una birra caliente y de lejos viendo al gordito de black francis y yo pensando «ah. mirá. los pixies». ¿No es todo muy poco romántico?

Conozco a un puñado de personas que van a ir al Primavera Sound. Ponele que no es lo mismo para un europeo que para un sudaca que tiene que desenbolsar más de 1000 dólares para cruzar el atlántico. Alguna gente igual lo justifica: «Loco, vas a ver a todas las bandas que te gustan de una!!¡¡Vale la pena!!». Sí, supongo que sí. Estuve hablando sobre esto con mi amigo Tomás, que vive en Berlín, y ya fue a decenas de festivales. Me dió una buen pantallazo personal de como funcionan. Me dijo que vio a Motörhead sonando bajito. Yo La Tengo, sonando bajito. A Mark E. Smith gritando «bueno, vayanse a ver a los fucking pixies», e irse del escenario a los 20 minutos del show. Me comentó que los shows de las bandas grandes son en su mayoría mediocres, comparados con shows de bandas jovenes que obvi amente aprovechan la oportunidad y «van a romper todo». «Vi shows de !!!, Pissed Jeans y otras bandas que les rompieron el culo a los shows de The Fall y Pixies. Las bandas grandes van a currar, tocan y se van a la mierda». Me dijo que no te permiten entrar alimentos ni bebida, y adentro te garchan soberanamente con los precios.
Obviamente, la opinión de mi amigo es subjetia y personal. Pero me hace pensar y reflexionar sobre todo esto. ¿Son realmente tan así? Suena a un carnaval, un negocio, con miles de indie bois sudados gastando montañas de plata en bebida y en hoteles para ver a sus banditas en una situación menos que ideal. Me imagino la situación de las bandas. ¡Es como si fuera un circo! Esta nota de Matthew Perpetua es una caricaturización de cómo podrían ser esas situaciones para las bandas, y del zeitgeist de los festivales hoy en día. Me acuerdo del documental de Anvil, donde Lips esta corriendo en los festivales como un niño buscando a saludar a los otros compañeros viejos del metal, y la mayoría ni lo recuerdan a él.

Los que leyeron mi post sobre el show de Radiohead saben que no soy muy adepto a los festivales ni las multitudes. Seguramente mucha gente esta más «hecha» para esos festivales y la va a pasar muy bien. No creo que sea mi aso. Tal vez me equivoque y sea todo una montaña de prejuicios (..¿a causa de que me sale muy caro ir al festival?). Pero a veces es mejor saber que uno puede ir a ver un buen show de bandas locales, barato, cómodo, tomar unas cervezas frías, a precio razonable, y luego volver a su casa, y eso podría ser mejor que ver a tu supuesta banda favorita sonando pal orto y sin muchas ganas de tocar, mal dormido y apretujeado por miles de personas.

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Modernistas 08: Gustavo Sala

(La foto la robé de acá)

Gustavo Sala es, probablemente, una de las personas más macanudas que conocí en esto del comic. Un gordo simpático, encantador, que parece que nació para hablar en público, contestar preguntas y hacer reír. Es tan afable y buena onda (su firma en mi «Bola Triste» ocupa toda la contratapa) que dan ganas de que sea tu amigo e invitarlo a tomar unos buenos porrones helados.
A principios del pasado noviembre le pedí una entrevista aprovechándome de un encuentro fortuito en una convención en la cual las restricciones del tiempo le impidieron garabatearme algo en mi ejemplar de «Bife Angosto», motivo por el cual me dio simplemente su mail, como para que charlemos.
Contestó bastante rápidamente, pero la colgación veraniega y las vacaciones lograron que recién ahora, a principios de febrero, postee el resultado. Con uds, un grande de la historieta nacional, Gustavo Sala.

Vos comenzaste en la escena fanzinera e independiente de los 90. ¿Qué fue lo que aprendiste y recordas de esos años?

Fueron años de formación, de investigar, de hacer amigos, de intentar llenar huecos, de generar movida. Era un momento raro, efervescente. Se respiraba algo parecido a un recambio. De autores, de temas, de propuestas. Hablo del período que va aproximadamente del 96 al 2000 , donde circulaban todos esos fanzines y eventos de historieta independiente con muchos autores (muchos de ellos hoy rompiéndola acá y en Europa). Personalmente aprendí a desarrollar un estilo y fundamentalmente hice buenos amigos.

¿A quienes considerarías como tus influencias más significativas?

Pablo Fayó, El Niño Rodriguez, Mortadelo y Filemón, Carlos Nine, Crumb, Dany The O, la revista MAD y muchos más.

Viendo tu obra a lo largo de los años, se nota que siempre te has movido por el lado de la caricatura humorística. ¿Por qué esa decantación?

Supongo que por dos motivos: uno, porque me sentí más cómodo y me interesó más la temática humorística; y otro, porque mi dibujo no da mucho para otra cosa.

Tus comics siempre han partido de premisas completamente delirantes, ¿qué es lo que te gusta del absurdismo más extremo?

Me gusta que las historietas seas divertidas, que tengan ideas graciosas. Que me diviertan un poquito a mí en lo posible. A veces trabajo sobre ideas más «normales» y a veces más deformes o sicodélicas, no importa demasiado si me parece a mí que está bien y me parece que funciona. La vida…¿es bella?

¿Alguna vez te planteaste hacer algo que se aleje completamente del humor?

Sí, viajar a África y cortarles el pelo a algunos leones. Aunque eso quizás pueda llegar a ser gracioso.

Al mismo tiempo, se nota que en los últimos años estas experimentando lejos del formato con el que se te tiene más asociado, el de la tira o historia corta. ¿Qué libertades y restricciones te impone el formato de la tira?

La tira es un formato muy lindo, pero a veces se puede convertir en una especie de prisión, porque estas bastante acotado en cuanto al espacio del que dispones. A veces uno se encapricha en resolver una idea en una tira cuando iría mucho mejor en una página completa o en dos o en tres. La tira exige una síntesis y una economía de recursos, que lo que uno dibuje y cuente se entienda y se lea claramente y no quede todo apretado y metido a lo bestia. Pero a las tiras…las quiero.

¿Cómo te sentís con respecto a las historias más largas? ¿Te gustaría hacer una «novela gráfica»? ¿Qué crees que tendría que cambiar de tu estilo para hacerlo?

Sí, me gustaría. Tendría que trabajar en muchos dibujos previos para tener claro el estilo, los personajes y demás elementos que irían apareciendo en la serie para tener todo eso ya resuelto al empezar a trabajar en las páginas. Pero soy muy ansioso y me cuesta trabajar de esa manera, digamos, «profesional». Pero ojalá lo haga pronto.

¿De qué modo crees que cambio tu estilo de dibujo a lo largo de tu carrera? ¿Crees que has aprendido algo?

Espero que haya mejorado. Creo que ganó en volumen, en intensidad. O eso trato, al menos. De perder el miedo y tener cada vez más seguridad. Pero estoy aprendiendo todos los días un poco. Ahí vamos.

Yo me acuerdo de tus «Historietipos» en Comiqueando y tienen algo que esta muy presente en «Bife Angosto» también, que es la capacidad de burlarse de una caricatura de una subcultura y sus participantes perfectamente. ¿A qué crees que se debe este don tuyo?

Lo de observar, como decís vos, integrantes de diferentes «subculturas» como pueden ser los comiqueros, los rolingas, los ricoteros, etc etc tiene que ver con estar cerca de todo eso. Ir a recitales, a eventos de historieta, en fin, a lugares donde esas «subculturas» se mueven y aparean libremente por ahí. Además trabajo en medios con bastante de rock así que puedo meter todas esas referencias al comic, las bandas, la tele y demás.

¿De qué modo crees que el rock influye en tu actividad como historietista? ¿Cómo pensás que esos dos mundos se entrecruzan?

Bueno, en la tira que hago para el suple NO de Página 12 suelen aparecer músicos y situaciones basadas en recitales de rock. De hecho cada vez que veo un shou presto atención al contexto para pensar ideas para futuras tiras. así que el rock siempre está presente. también podría decir que hay cierto parecido entra una tira y una canción. Ambas cosas hay que resolverlas en poco tiempo o/y espacio. Una tira en aproximadamente 4 cuadros y una canción en aproximadamente 4 minutos. Hay tiras que son mas punks, otras que son mas colgadas, otras mas souleras, en fin… son lenguajes diferentes que creo que se llevan bien uno con otro. Eso además de escuchar música mientras uno dibuja, ¿no? Preferiblemente bien fuerte.

¿Quién ganaría en una pelea (a puño limpio), Crumb o Bagge?

Peter Bagge me parece que es mas grandote y además es más joven así que supongo que ganaría Bagge. Pero Crumb tiene anteojos y dicen que a los que tiene anteojos no se les puede pegar. Pero Bagge podría sacárselos amablemente antes de cagarlo a trompadas. Pero ahora que lo pienso Bagge es deudor de la obra de Crumb y uno de sus continuadores y discípulos en la historieta underground norteamericana, así que seguramente se dejaría pegar por Crumb, su maestro. Así que…gana Crumb.

¿Hay algún personaje famoso al que te gustaría remixar?

A ver…nunca la pensé creo… ¿Fabian Gianola vale?

¿No te da miedo a veces de que tus dibujos se vuelvan dulces y cariñosos, sin nada de amenazante o salvaje?

Me cuesta bastante hacer dibujos dulces y cariñosos. No sé si lo logre alguna vez. Así que no temo demasiado que pase eso. Igual no es necesariamente choto un dibujo porque sea dulce y cariñoso. Puede ser salvaje y loco y ser una garcha y cariñoso y dulce y ser un buen dibujo. Pero lo mío por ahora sigue siendo salvaje y choto.

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