Hablemos de Freaks and Geeks.
Hace un tiempo me habían recomendado y grabado Freaks and Geeks, la serie de culto producida por Judd Apatow, que muy curiosamente fue estrenada en Uruguay. Muchos de mis amigos me la recomendaban como su serie favorita. Otros me decían que era una serie extraña y complicada. Otros no se coparon. En fin, que aproveché una parte de mi verano para verme toda la primera, única e incompleta temporada.
(nota: no hay ningún spoiler realmente importante, pero algunas partes de la trama las cuento. así que están advertidos)
La serie (ambientada en los años 80-81) se centra en los hermanos Lindsay y Sam Weir, y su grupo de amigos y compañeros de Secundaria. Todos los lugares comunes de “serie sobre la secundaria” están aquí: Matones, Crushes insoportables, cheerleaders, bandas de rock, drogas, alcohol, coming-of-age, primeras experiencias, etc, etc. Pero Freaks and Geeks es diferente: Cada uno de sus elementos esta visto de una forma muy realista y humana. Los personajes son todos imperfectos, a veces encantadores pero muchas veces insoportables, y esta repleto de esos momentos donde uno mira a la pantalla y grita “NOO FLACO NOOO!..”. Para muchas, muchas personas, la vida en la pubertad-adolescencia es más bien un embole confuso y borroso, nada de algo thrilling de aventuras de verano y amores emocionantes. No, muchas veces no pasa nada y es todo un garrón constante. Freaks and Geeks nos recuerda que una persona con 14 años esta en su peor momento y tu única opción es bancártela y esperar a que vos y tu entorno crezca y cambie de una vez.
Alguien una vez me comentó que le parecía un error que la serie se centrara tanto en el personaje de Lindsay, la hermana mayor, ex-nerd y convertida en semi-slacker semi-rebelde que no termina de convencer a nadie. Por un lado, es cierto: Sus problemas familiares, su crush con Daniel, sus líos en la escuela, son las historias menos interesantes de la serie. Pero por otro lado como nexo de todas las historias y personajes creo que funciona bien. Es muy interesante por ejemplo la relación bastante saludable y sana que tiene con Sam, su hermano menor, al que cuida y le da consejos sabios, consejos que obviamente ella tendría que también escuchar y entender.
Sam Weir, su hermano, por otro lado es puro encanto, y a uno le encantaría poder ser su tía para apretujearlo y agarrarle los cachetitos cada vez que va a su casa. Flaquito, pequeño, con la cara más aniñada posible, y con esa mirada perdida cómo si recién acabase de nacer y no entendiera UN CARAJO lo que pasa en el mundo, Sam es el segundo protagonista de la serie y seguramente sea mi favorito. Su amor no correspondido con Cindy Sanders, la porrista y estrella de la escuela, es la sub trama más divertida de la serie, y con el final más interesante e inesperado. Mientras tanto, los padres de ambos son buenos personajes de soporte que se van transformando sútilmente a lo largo de la serie. O al menos, uno los entiende más, o comenzando a compararlos con las otras familias y personajes de la serie, empiezan a tomar una luz más saludable, más amable. Con lo disfuncional que es, la familia Weir es bastante estable y coherente, y la relación entre los padres es buena y feliz, pese a ser ingenuos y no tener mucha idea de como educar a sus hijos.
Siguiendo con el grupo de “Geeks” de los cuales Sam es parte, tenemos a Neal Schweiber y Bill Haverchuck. Bill es el ultra nerd de figurita: Altísimo, flaquísimo, desgarbado, con lentes enormes y un andar torpe como si nunca hubiera entendido cómo es eso de moverse con su cuerpo, Bill lo tiene todo para perder. De a ratos es el más maduro, o el que se toma todas las situaciones con más calma y más coherencia. También tiene un humor sarcástico e inteligente bastante sutil que aparece de vez en cuando. En comparación con su aspecto, tal vez es el personaje más delicado y cuidado, notandose sus cualidades en pequeñas situaciones. Vive solo con su madre, y el episodio centrado en su madre y su nuevo novio es de los más deprimentes de la serie.
Neal Schweiber es GENIAL y es un personaje un tanto atípico en una serie de secundaria. Neal es un nerd, pero es super social, extrovertido y ocurrente. Siempre impecable y preocupado por la estética, finge que tiene una opinión clarísima sobre todo y se pone en superioridad intelectual con sus amigos Sam y Bill, aunque claramente sabe que esta en la misma que ellos. Petiso, regordete, casi tan aniñado como Sam, Neil es muy influenciado por su padre, un dentista muy extrovertido, cool y copado con los jóvenes. Esta relación padres/hijos es algo muy constante en la serie: Cada persona tiene su familia acorde que lo explica y lo resignifica.
Después están los “Freaks”, el grupo de outsiders y perdedores al cual Lindsay intentea acoplarse. Daniel es básicamente una versión más trágica de Trent, de Daria, un slacker muy cool y tranquilo que se lleva al mundo por delante. Daniel es un vago, medio burro a pesar de mostrar ser bastante inteligente en varias situaciones. Su vida esta genialmente retratada en un diálogo con Harris (un amigo de los geeks), donde Daniel le pregunta si lo considera a él un perdedor, pregunta a la cual Harris responde “y, supongo que no, ya que estas teniendo sexo.. pero en el caso que no lo tengas, sería algo a considerar”. Todos conocimos a alguien como Daniel en algún momento.
Nick, el baterista, es mi favorito del grupo. Torpe y pelotudo como él solo, Nick podría ser uno de los geeks si no fuese por su edad. Fanático del rock clásico y progresivo, tiene una batería con 29 cuerpos, la cual toca maravillosamente mal. Su subtrama intentando dedicarse a la música es también uno de los aspectos amargos (que, como habrán notado, hay varios) de la serie. Su sueño es ser un gran baterista, cosa que no es y muy posiblemente jamás sea. No le da bola a las clases, no le da bola a nada, excepto a la batería, y es horrible. Durante varios episodios vemos como su sueño se va desarmando poco a poco y es muy duro.
Ken Miller es un personaje que no entendía mucho al comienzo pero terminas apreciando con el curso de la serie. Ken es hiper-sarcástico, y no habla mucho, y esta muy en la suya. Parece ser el único lo suficientemente inteligente para entender lo que le pasa alrededor y que le chupe un huevo, o al menos, puede fingir muy bien esa situación (que es casi lo mismo). En la segunda mitad de la temporada, donde se agrega una subtrama con un interés romántico, podemos verle más capas a su personaje y entender mejor cómo funciona. Ken es muy querible y simple.
Por último esta Kim Kelly, un personaje bastante desagradable – la tradicional ‘bully guerrillera’ – que para peor no esta del todo bien construida. Su background hostil y horrible es demasiado lugar común, y la relación que evoluciona con Lindsay y su relación de pareja con Daniel nunca se entienden del todo. Es cómo que su construcción es tan caótica como su supuesta personalidad y su vida, y no funciona del todo.
Los personajes secundarios son muchos y están muy bien. Es imposible no mencionar a Cindy Sanders, otro personaje que también falla en su construcción y evolución. Cindy, la cheerleader amable, cariñosa y muy bonita (realmente esta muy bien elegida en el casting, es linda pero no tanto de una forma ‘hot’ de porrista, más bien ‘cute’ y amable), va cambiando hacía el final de la serie y no termina de cerrar. O más bien los escritores “hicieron trampa” y evitaron mostrar un montón de cosas al comienzo forzadamente, o qué se yo. O tal vez (divagando un poco) el personaje más bien se va mostrando a través de los ojos de Sam Weir. Es un delirio, pero es algo así lo que pasa, y no rinde. Los padres Weir y en general todos los padres están muy bien elegidos y cumplen su papel perfecto, además de que están colocados con una distancia muy interesante: La serie se centra en los chicos, y cada vez que aparecen los padres es onda “oh, llegaron Los Padres”, como esa inevitabilidad, como si fuesen una intervención constante en su vida, molesta e inevitable. Las subtramas con los padres de Sam, Neal y Bill son de lo mejor de la serie.
La ambientación en Freaks and Geeks esta brillantemente lograda. Apatow – como se puede notar mucho en su trabajo en Adventureland – es alguien que tiene una relación muuy particular con los ochentas, de amor, y de afecto, y que parece que los recuerda más de verdad que todos nosotros. Toda la música es correcta para ese período. Las fiestas, la vestimenta, los juguetes, los locales, todo esta en su lugar y sirven para reforzar lo vergonzosas que son algunas de las situaciones. Desde ver una porno en un proyector de cinta, hasta los posters “con onda” que Lindsay quiere poner en su casa para hacerla más cool, las salidas al “laser-show”, la muerte de Bonham, todo esta en su lugar y puesto de una forma elegante y que apoya a la trama y a la serie, y jamás molesta.
Como dije al comienzo, la serie trabaja en un terreno conocido, la juventud, adolescencia, la high-school. Creo que lo mejor que logra Freaks and Geeks es mostrarte eso de una forma tan fresca y vital. Esta es su mayor virtud. En Freaks and Geeks la secundaria sigue y seguirá siendo un infierno, los matones te van a maltratar y la única salida es escapar, refugiarte, estar en la tuya. En Freaks and Geeks los juegos de la botella terminan de la forma más inesperada, y la gente genuinamente intenta conquistar y llevarse “con ellos” a la chica nueva de la escuela, poniéndose ultra celosos si empieza a verse con “los otros”. En Freaks and Geeks la mejor forma de conquistar a alguien puede ser invitándola a un tenedor libre. En Freaks and Geeks el beso más romántico de toda la serie se da luego de un diálogo de “estee… te puedo dar un beso” “..bueno, ok”.
Antes de ver la serie, lo primero que pensé fue “Ok, sí esta serie es TAN BUENA, ¿Por qué fue un fracaso absoluto? ¿Por qué de los 18 capítulos que se filmaron, solo fueron 12 al aire? ¿Qué es lo que tiene?” Ajeno a los problemas de producción y monetarios, yo creo que Freaks and Geeks puede llegar a ser un tanto difícil de ver. Los personajes son complicados, las situaciones dolorosas. Poner un nuevo capítulo a veces da la sensación de que estas viendo un accidente de auto, de esos que no podés evitar pero que TENÉS QUE MIRAR. La mayoría de los personajes no entienden como moverse en el mundo, y se esfuerzan por tomar absolutamente todas las decisiones equivocadas. Y se equivocan. Y les va mal. Y uno no puede evitar reflejarse en cada uno de los mocosos de la serie, y en el pelotudo que alguna vez fue, y seguramente, un poco siga siendo.
(se puede ver todo freaks and geeks, con subtítulos en español, en Cuevana. gracias, Cuevana, gracias.)
La Biblioteca Inexistente (21).
1)Una crónica de dos periodistas norteamericanos que se exiliaron en Rusia enamorados de la corrupción y sordidez que reinaban en el ambiente y fundaron un pasquín desde el cual faltarle el respeto a todo el ámbito político y periodístico ruso y narrar sus aventuras de drogas, misoginia y sexo con menores en la noche moscovita.
2)Increible artículo sobre la historia de los hermanos Koch, dos multimillonarios libertarios que llevan más de 30 años financiando universidades, grupos políticos no partisanos, think tanks y moviendo hilos de todas las maneras posibles para controlar la agenda política de los Estados Unidos desde las sombras y de formas prácticamente imposibles de rastrear hasta ellos. Una mezcla entre X-files y Atlas Shrugged pero real.
3)Bret Easton Ellis escribe lo mejor que se escribió hasta ahora sobre Charlie Sheen, su descontrolado show mediático, las celebridades en los tiempos actuales y nuestra relación con ellas.
4)Gran artículo contra los gourmets y los snobs de la cocina, uno de los más detestables grupos en unirse al stablishment cultural de los últimos tiempos, con una crítica minuciosa de sus dobles discursos, sus costumbres, su escasa ética y su manera de hacer pasar la glotonería, el hedonismo y la pretenciosidad como sofisticación.
5)Por mucho tiempo la industria del porno creyó ser invencible y estar más allá de los riesgos de la piratería pero ahora tiembla ante la explosión de sitios que ofrecen videos gratis en streaming. Este artículo da cuenta de como los geeks tomaron por asalto la industria del porno y quienes son los verdaderos magnates del porno 2.0.
6)Hermoso texto de Patton Oswalt sobre la absorción de la cultura nerd por la cultura general y lo mal que le hace a la última, sus consecuencias y como solucionarlo.
7)Entrevista a Phoebe Gloeckner, artista de comics que pasó los últimos 8 años yendo y viniendo de Ciudad Juaréz para un libro sobre las muertes de mujeres en el que está trabajando y parece ser un delirio que incorpora recortes, videos y filmaciones.
Más Mujeres
A causa de mi reciente desconexión de Internet en el trabajo(el horror, el horror…), le pedí a Dario unos libros en PDF para leer. Hoy, martes, terminé de leer el primer libro, “La bondad de las mujeres”, de JG Ballard. Son unas 300 hojas y lo liquidé en unos 4 días. Creo que el año pasado solamente logré leer dos o tres libros, y todos bastante cortos. Y ahora, en menos de una semana, terminé de leer un libro en el cual estaba interesado hace años. En fin.
Había leído que “La bondad de las mujeres” era una autobiografía semificticia sobre la vida del escritor, centrada mayormente en su vida luego de su juventud en Shanghai. El libro va girando sobre las mujeres del título, sus amantes, su esposa, y las compañeras que la acompañan luego de que su esposa muera inesperadamente. Sabía que una particularidad del libro era cómo se representaban todos los actos sexuales, de una forma casi clínica, fría, contrastada con la calidez con que las retrata. El libro va siguiendo toda su vida y avatares y la de su grupo de amigos hasta que finaliza muy apropiadamente en la filmación de Empire of The Sun, su primer libro autobiográfico adaptado al cine donde vive lo mismo que narró al comienzo del libro de nuevo, en su propia vida, en un stage con actores. Una ficción dentro de una ficción dentro de otra.
Lo que más me inquietó del libro justamente fueron las partes donde se describían los actos sexuales, pero precisamente por lo adecuadas que me parecieron sus descripciones. Tal vez podrían ser frías y estériles las formas en que nombra los órganos y las partes del cuerpo femenino que lo obsesionan (los muslos, axilas, cicatrices, estrías, moretones), pero yo me sentí totalmente en casa. O sea, era la forma en que yo también podría perfectamente describir esos actos. Supongo que lo que le fascina a Ballard es esa comunión extraña entre los sentidos, los órganos, la relación que tiene el sexo con los sentimientos y afectos. En el libro se narran actos sexuales que se dan luego de 15 o 20 años de tensión y expectativa, pero en ese momento tocar una vagina sigue siendo tocando una vagina y el sexo y el vínculo emocional están tan juntos como separados.
Esa dualidad es la misma que le interesa tanto con los autos como extensión mecánica del cuerpo, con el choque y los caños torcidos y deformados como metáfora del coito: El Hombre y La Máquina como uno solo. Pero por sobretodo la dualidad más intensa en su obra es la de La Mente y El Cuerpo, tan separados como en esa descripción de David, su amigo y compañero en las fuerzas aéreas, que, mientras coge con una prostituta, mira al narrador constantemente “con una extraña mirada de inocencia y confianza”. Ballard sabe que esta viviendo una visión un tanto extraña, como si viera todo el mundo tras un lente de pez, o debajo del agua, o adentro de un sueño repleto de violencia y muerte. El libro narra cómo vivir una vida adulta dentro de esa burbuja, cómo hacer una vida sobre ella para terminar siendo un viejo digno y en paz con ese mundo extraño, monstruoso y bello.
Informativus Virtualicus.
Hace poco tiempo el querido Dario publicó éste post sobre Social Network en donde se quejaba de que la película era una oportunidad desperdiciada para hablar sobre ciertos fenómenos generacionales relacionados con la internet. Yo no comparto su dureza hacía la película, en realidad me parece que entronca bastante bien con las obsesiones de Fincher y que marca un punto interesante alrededor de la dicotomía que existe en Facebook entre su política “abierta y honesta” simbolizada para comenzar por su estricta adherencia a “nombre y apellido” y sus orígenes teñidos de dudas y puñaladas por la espalda que, en definitiva, sencillamente la retrotraen a ser otra empresa capitalista más, interesada por el profit y muy alejada del interés por sus usuarios. Ahora habría que ver si alguien se anima a hacer algo así con Google.
Sin embargo, si encuentro cierta razón en sus argumentaciones de que es muy difícil encontrar en esa película una transmisión de lo que realmente significa haber crecido en esta generación para la cual Facebook y la internet son cosas fundamentales y particulares de nuestra vida. O sea: de qué manera a la raza humana nos afecta el hecho de tener ingentes cantidades de información dando vueltas como si fuesen manzanas esperando ser recogidas de un árbol perpetuamente gratis. Por el hecho de que podemos saber casi todo de una persona inclusive antes de que crucemos una palabra con ella en carne y hueso. Por el hecho de qué ahora yo tengo abierto el google talk, más twitter, más 11 pestañas con artículos largos que quiero leer, más un paper académico que tengo que terminar, mas el Jdownloader, más el Soulseek. El otro día Eze me contaba de una persona que NO TENÍA INTERNET y yo sentía que era una especie de bicho extraño que pensaba extinto.
El cambio de paradigma que todo ésto representa, el hecho de que la información realmente sea libre, gratis, ilimitada, que la sociabilidad se haya vuelto algo que transcurre a través de una interfaz tan universal, ¿que nos hará como raza? Algunos dicen que nos va a volver mucho más estúpidos, incapaces de asimilar textos largos (y sin embargo ahí está mi carpeta con 40 o 50 textos interesantísimos guardados). Otros dicen que en realidad nos permite procesar una amplia cantidad de datos más rápidamente (y ahí estamos saltando de ventana a ventana como niños con ADD). Todos convivimos, cada día más, con jóvenes que a los 15 o 16 años ya conocen TODAS LAS BANDAS IMPORTANTES DEL MUNDO.
Y el cine atrasa. El cine atrasa muchísimo. Porque está realizado por personas que no han crecido con este paradigma, que por más que tengan smartphones y sepan twittear y sepan bajar películas de internet (o usar la Itunes Store) no quiere decir que sean REALMENTE nativos. Tomemos por ejemplo a “Tron: Legacy”, el disparador de este post.
“Tron: Legacy”, es, como me dijo mi amigo @muertopiscina, una mala película con un gran diseño y una buena música. En el momento de verla, resaqueado y en cama, realmente no percibí una gran ofensa contra mis sentidos. La verdad es que, también, el hecho de ver películas en la internet, streameadas, ha causado que mi nivel de expectativas alrededor de las mismas descienda estrepitosamente. Si me entretiene en el momento y tiene un par de buenas escenas, ya la archivo como decente. Solo luego, con el tiempo y la discusión con otros “fleshy ones” los defectos comienzan a salir a la luz. Además como he mencionado, el diseño de Tron hace que muchos de sus pecados pasen desapercibidos.
Pero cuando uno se pone a pensar, es en realidad una película que trata el tema más importante de nuestra época: information wants to be free / information wants to be expensive. Y no dice absolutamente nada sobre el mismo. La idea es la siguiente: Jeff Bridges, el antiguo jefe de la compañía seudo Microsoft que domina el mundillo del software en la película, fue absorbido por The Grid, el programa donde había descubierto vida en la película original. Desaparecido, su ethos de software libre y gratuito cayo en desuso y sus sucesores cobran cantidades enormes de dinero a escuelas y empresas por OSs que son iguales a los de los años anteriores en un nuevo empaque. Sin embargo, exceptuando una escena al inicio en donde el hijo y heredero heredero de Bridges leakea el software al público antes de su fecha de lanzamiento, la película no comenta nada más sobre el dilema.
De hecho, cuándo el pendejo pasa al mundo de Tron y se encuentra con que su padre ha sido depuesto por un malvado programa perfeccionista, todo el discurso atrasa 20 años. El programa en cuestión, Clu, quiere salir de The Grid con la intención de imponer orden seudo fascistoide al mundo. O sea: la información es peligrosa, no hay que dejarla escapar, hay que encerrarla en su mundo porque si no se viene el caos, la destrucción y la subyugación de la libertad. En el fondo el mensaje, por más que quieran pasar por liberales (y predeciblemente siendo una película de Disney) es profundamente conservador.
El dilema, en realidad, ya está resuelvo: la información es libre. Y el tema es que tanto los directores y guionistas de “Tron: Legacy” y de “The Social Network” son, como nosotros, boring old farts, gente que todavía recuerda como fue la vida antes de que las compuertas irrefrenables de la internet se abriesen, que todavía sabe cómo era que el conocimiento fuese arcano, fragmentario, putamente difícil de conseguir. Y que, quizás, en algún lugar oscuro de nuestros corazones lo extrañamos.
Pero ahí está el chico de 7 años con cuenta de Facebook, el bebe etiquetado con la placenta colgándole, el pre-adolescente de 10 con un smartphone, el adolescente que quizás nunca vea una serie en la televisión, el joven para el cual haberse pasado la mitad de sus 18 años en un mundo virtual sumamente elaborado será sencillamente normal. Las peleas que comenzarán y terminarán solo en la red. Los amores intangibles. Esa es la gente que podrá escribir y filmar la gran epopeya de estos años. Lo triste es que, muy probablemente, los jóvenes de esa época una vez más verán esa hipotética película como vieja y cansada.
Lima City Rockers
Una parte importante de la mitología indie gira en torno a las disqueras. Mientras leía Our Band Could Be Your Life me daba cuenta que la historia del indie no es solo la historia de las bandas que escriben las canciones, sino también de los que se dieron el trabajo de grabar y distribuir la música, de los que se soplaron doblar a mano cada uno de los encartes de los discos, y de comprar la gasolina y ver que no se gasten todo en drogas. La logística nunca ganó una guerra, pero las perdió todas.¿Dónde estaríamos ahora sin SST, Touch and Go, Homestead, Dischord, K Records, Sarah Records, Flying Nun, Merge, Matador, Rough Trade, Sub Pop, Factory? ¿Qué tan diferentes sonarían las cosas sin Electric Audio? En el Perú, donde no queda sino ser independendiente, le tengo especial cariño a Mundano Records. Me han dicho, quienes saben, que las grabaciones podrían sonar mejor. Y muchas de las bandas que han grabado ahí no me gustan para nada. Pero también son muchas las canciones que tengo tatuadas en el cerebro,
En Sound Cloud se pueden encontrar tres (1, 2, y 3) mini-compilados de la disquera. Me parece que son un punto tan bueno como cualquier otro para ver lo que se ha venido haciendo en los últimos veinte años por estos lares.
(O sino empiece buscando el Back to Perú -y luego todo lo que hayan grabado Los Saicos y Los Yorks y Traffic Sound- , o The Roots of Chicha, o el primer disco de Leuzemia y el de Narcosis y el Suicida de 16, y el de Electro Z, este es el mejor, acostúmbrese a la jerga, a la cadencia de la voz, y luego vuelva, y sentémonos a conversar en peruano a la sombra de un jacarandá)
Pero si les da flojera escuchar todo, a continuación mis selecciones:
Metamorphosis – Directo al volcán: O prefiguración 1. Mientras estuvieron en actividad pocas bandas sonaban como ellos. En una escena más cercana al punk tradicional, Metamorphosis destacaba por un tratamiento más complejo de la guitarra y sus posibilidades sonoras. Y ahora cada vez que Millones de Colores, o Buh, o Cecimonster vs. Donka tocan un arpegio de novena sobre una base hardcore, es como que Meta aún estuviera vivo.
El Ghetto – La Medicina: O prefiguración 2. Desde mediados de la década pasada se ha gestado una especie de mutación peruana del ska, con ritmos machacantes, predominancia de las líneas de vientos, interludios reggae y raggamufin, espíritu punk. Los Vespa, Los Filipz, Radio Makkonen, la Renken, tal vez en alguna medida La Mente, son buenos ejemplos de esto. El Ghetto fue el primero. Tal vez haya sido el mejor.
G3 – En Casa: G3 es, de todas las bandas que se encontrarán en los compilados, la más importante. No solo porque fueron durante dos décadas uno de los motores principales de esa aventura quijotesca que es el rock peruano, sino porque de no haber sido por ellos Mundano no existiría: el estudio fue construido originalmente para grabar las canciones de la banda. En Casa, de su último disco, es una de sus mejores canciones, el retrato de un viejo punk que siente que no puede volver a los lugares de los que se alejó ya hace bastante, no a estas alturas, no todavía.
Los Zapping – Vietnam: En el segundo disco de Los Zapping, que espero alguna vez salga, hay una canción mía. Así que sobre el segundo disco no me escucharán emitir opinión alguna. Pero antes de eso, Los Zapping eran los amiguitos adolescentes de mi enamorada jugando a ser estrellas de rock, y escribiendo joyas como esta en el camino.
Turbopótamos – Ultrabeba: El primer disco de Turbopótamos, nombre genial si es que los hay, es para muchos el mejor de la década pasada. Aunque lo que vino luego no puede ser de ninguna manera considerado malo (a mí personalmente me gusta mucho el 2012), la combinación de ska, rockabilly y pop del debut es intoxicante.
Los Fuckin Sombreros – Barbacoa Punk: Pipe Villarán, ex guitarrista de G3, escribe esta canción homenaje a dicho grupo. Y resume de lo que se trata todo esto en una línea: «Recordaré la belleza de lo simple».
Plug Plug – Lima City Rockers: Esta podría ser la evolución final del estilo compositivo que Garzo empezó a desarrollar en el último disco de Metamorphosis, y que continuó a lo largo de toda la obra de Plug Plug: los arpegios al borde de la disonancia, el ritmo hiperactivo de un niño con ADD, la melancolía de la progresión, la letra simple (las mejores despedidas son simples), la emoción en la voz.
Adictos al Bidet – Somos los piratas: Adictos al Bidet son, como los Ramones, expertos en el arte de hacerse los tontos para burlarse del que los tome en serio. Detrás de canciones como Ni que fueras mi mamá, Tus tetas son lo peor que me ha pasado o Eres capitalista está la idea de que la mejor forma de oponerse al sistema, tal vez la única cuerda, es satirizarlo.
Boom Boom Kid – No siempre simple, pero suave y feliz: Una melodía cincuentera, una letra repetitiva, chistes sobre pronombres, palmaditas, rayitos lásers, un juguete nuevo.