Chasing Quitely. (O: dos días en Crack Bang Boom)
Resulta que hace unos cuantos meses me enteré de que había una convención de comics en Rosario (la segunda que se organiza ahí, gracias a los excelentes oficios de Eduardo Risso) en la que venía Frank Quitely, uno de mis artistas favoritos, conocido por All Star Superman, New X-Men, We3 y otros, por su estilo fluido, sus diseños de personajes controversiales y hermosos y por ser uno de los mejores storytellers actualmente trabajando en el negocio.
Luego de mucho dudar, decidimos ponernos en marcha, viajar a la hermosa ciudad fluvial de paseo y turismo y visitar la convención con el objetivo de que me firme mi Absolute All Star Superman y me haga un dibujito, un Jimmy Olsen, un sketchito de nada. También pensé en armar mi primer sketchbook temático, pero luego me olvidé y no compré el cuadernito.
Esta es la triste crónica de lo sucedido.
Sábado.
Luego de levantarnos temprano y sufrir los ruidos de nuestra habitación con vista a la calle (muy bonita, pero se escuchaban todos los colectivos, basureros y niños en rollers que gritaban por la calle), nos levantamos, damos una vuelta, compramos un par de giladas, comemos en un lugar de calidad media (buena suprema, fea paella) y finalmente yo me marcho a la charla de Quitely en el reconvertido (aparentemente hace poco) cine El Cairo. Una muy bonita sala, donde CB Cebulski, gordo piola pero que le rechazó la carpeta a mi amigo personal @rigilk, terminaba de contar cosas sobre que pretendían hacer con las ediciones digitales, porque lo habían vuelto Frankenstein al Punisher y etc.
Luego de un breve movimiento e intercambio de público, mucha gente abandonando el auditorio luego de que Cebulski terminara, llegó Quitely y se sentó adelante flanqueado por su traductor y con Andrés “La Papa” Accorsi haciendo el trabajo de coordinación y preguntación de la charla. A pesar de mis miedos, el auditorio no estaba lleno, aunque si tenía una buena cantidad de gente. Yo llegué frenéticamente a pedir mi entrada creyendo que todos los habitantes de Rosario iban a hacer cola para hacerse firmar las nalgas por Frank Quitely.
La charla tuvo muchas anécdotas y momentos interesantes, de los cuales destaco los siguientes:
– Contó que cuando comenzó a trabajar en Estados Unidos, scouteado por DC, obviamente, y su primer trabajo fue Flex Mentallo, Morrison lo había pedido específicamente por su “visión inocente y poco formada sobre el comic de superhéroes”. Que había leído comics de superhéroes de joven, pero se le había pasado y nunca más los había vuelto a tocar ni con un palo, a pesar de trabajar de dibujante, posiblemente porque en 2000AD no hay superhéroes.
– Contó que Alan Gran le propuso hacer “The Scottish Connection” porque los dos son escoceses y que él se sentía emocionado de trabajar con Grant. Que DC le metió mano un montón al guión, que al principio era más detectivesco y casi no aparecía Batman. Que al final, cuando se lo mostró a su madre, ella dijo “tu dibujo está muy bien” “¿y la historia?” le preguntó. “La historia es una basura” fue su respuesta. Cuando le contó eso a Grant, el tipo le dijo “si, la historia es una mierda, pero no te dije nada porque quería que estuvieses emocionado al dibujarla”.
– Contó que cuando comenzaron The Authority con Millar lo veían como un comic más bien de culto, una cosa que tenía muy buena prensa pero no las ventas espectaculares que o bien tenía y no se habían percatado, o tendría una vez que la agarrasen ellos. Que su objetivo era hacer cosas cada vez más zarpadas, indecentes, sangrientas e irreverentes con un comic de superhéroes. Que cuando crearon el grupo de personajes que se parecían a los Avengers, Joe Quesada y Bill Jemas les dijeron que estaba buenísimo lo que estaban haciendo, que si querían los hagan más parecidos. Que el “Capitán América” tenía un pentágono en el escudo y “Thor” una capa igual a Thor. Pero que en DC Comics les bajaron el pulgar y les pidieron que los hagan más diferentes y que, además, les comenzaron a censurar diversas cosas, con lo cual su arco en The Authority, en vez de ser cada vez más sacado, terminó siendo cada vez más calmo y tranquilo.
– Contó que The Invisibles era su serie favorita cuando salía y que durante un tiempo se sentía secretamente dolido de que Morrison no lo hubiese convocado para dibujarla. Y que finalmente cuando este le dijo que le estaba reservando el número final, se sintió muy halagado.
– Contó que siempre se sabía que no iba a ser el dibujante “regular” de New X-Men. Que todo el mundo sabía que no podía dibujar un comic por mes, que se esperaba que el dibuje los primeros números nomás para demostrar el cambio radical en look y tono de los X-Men de Morrison. Que fue muy raro cuando los fans comenzaron a quejarse de que porque no llegaba a dibujar un comic por mes y quiénes eran esos verduleros que lo reemplazaban. Que en una convención, en una mesa llena de artistas de X-Men de diversas épocas, mientras los fans llegaban con sus carritos llenos de comics para que se los firmen Claremont, Lobdell, Madureira o Romita Jr, se sacaban fotos, les pedían dibujitos, a Morrison y a él se les sentaban lejos, les daban dos o tres cositas con asco y los miraban como diciendo “no me contagies”.
– Contó que se fue de New X-Men porque le salió la posibilidad de trabajar en el hardcover de Endless Nights. Que Karen Berger lo venía persiguiendo a Gaiman hacía años para que vuelva a Sandman y que finalmente lo convenció cuando Gaiman le dijo “convocame a este dream team de artistas internacionales”. Que a su historia la iba a dibujar Moebius, pero al final agarró algo mejor, se colgó y nunca la hizo. Que ahí le pidieron que lo supla, de apuro, y hasta le permitieron entintarse y colorearse, algo que jamás le habían dejado hacer desde sus primeros trabajos en 2000AD y que a partir de ahí se volvió más común. También dijo que no se entinta o colorea más porque ese trabajo se paga mucho menos que el de dibujante y que tiene que parar la olla en su casa.
– Contó que cuando Morrison le vendió We3 como “es un conejo, un gato y un perro con armaduras” él primero pensó que era una broma y luego pensó “Quizás esta es la primera idea de Grant Morrison que no es buena”.
– Lo mejor que dijo sobre All Star Superman tuvo que ver con la adaptación animada. Cuando le preguntaron por ella se hizo un gran silencio y Accorsi lo miró como diciendo «bueno, dejémoslo acá, entiendo». Luego Quitely se recompuso y dijo que quería contar como había sido su experiencia. Dijo que le había llegado el DVD y que había comenzado a verlo con sus tres hijos. Que a los 5 minutos quedaba solo uno «y creo que la seguía viendo porque me tenía lástima» y que, finalmente, a los 15 minutos apareció su madre, que lo había ido a visitar y le dijo «¿no me hacés una taza de té?», ante lo cual él se levantó, apagó el DVD y nunca más la volvió a poner.
– Finalmente los fans hicieron preguntas, en general buenas, se notaba que la gente estaba ahí porque le gustaba el tipo y no porque era un artista internacional más. Lo más interesante de ésta sección fue que Quitely dijo haber hablado con Kristan, esposa y manager de Morrison, y que ésta le había dicho que el Mozz estaba trabajando en el guión para “Pax Americana”, el primer one shot de Multidiversity, la famosa serie anunciada el año pasado sobre las distintas tierras del universo DC. Lo interesante es que el one-shot es una especie de continuación / reinterpretación / versión de Watchmen pero con los personajes originales de la Charlton. Y que probablemente cuando retornase de Rosario ya lo tuviese en su casa para comenzar a dibujar.
Luego de terminada la sesión, se apresuraron a correrlo de la sala, un tanto brusca y desagradablemente, mientras un montón de fans se abigarraban a su alrededor con copias de sus trabajos buscando una mínima firma. Yo ni siquiera tenía la cámara así que me perdí de sacarle fotos detrás de su mesa. Los organizadores anunciaron que el día domingo iba a estar firmando y realizando sketches en la convención, así que yo, viendo el quilombo y sintiendo que estaba molestando a un tipo que no tenía pautada esa situación en este marco, volví a guardar prolijamente mi Absolute All Star Superman, que había cargado desde las 10 de la mañana, en mi bolso y pensé “mañana me firma y me dibuja alguito”. Iluso.
Domingo.
Luego de que la señora del hotel nos dijese que no podíamos dejar nuestro humilde (pero pesado) bolso ahí porque “no iba a haber nadie que nos atienda a la tarde cuando tuviésemos que pasar a buscarlo”, nos dedicamos a vagar por la ciudad mientras lo llevábamos de a dos, cada uno agarrando una tirita. Quisimos ir al museo de arte contemporáneo y estaba cerrado. Fuimos a la costanera, nos sentamos a tomar un café, comimos en un muy bonito restaurant “d’immigranti” y finalmente caímos a la convención tipo 15 hs, yo muy ilusionado por encontrarme con mi héroe y finalmente hacerme firmar el Absolute que había cargado desde las 11 por segundo día consecutivo.
En la convención hacía calor. Mucho calor. Y había varios stands con cosas interesantes para comprar, pero sobre todo españolas. Qué extraño mundo el de las ediciones españolas, tan lindas, tan completas, libracos goooordooos con tapas duras y todo lo que hizo un equipo creativo en una serie, colecciones de libritos de bolsillo cronológicas de la Legión de Superhéroes, hermosas reproducciones en tamaño grande de Green Arrow / Green Lantern. Si no fuesen españolas las compraría con tanto gusto.
Me encuentro con Accorsi y me dice que Quitely andaba dando vueltas por la convención, que el tipo habla un montón, chupa y baila. Aparentemente salió con ellos la noche anterior. Me deprimo un poco más pero me recompongo pensando que todavía no subió a firmar, que ojalá se emocione al ver que tengo una edición tan cara de su trabajo, en un país bananero y espontáneamente decida que no puede dejarme ir sin un dibujo, una dedicatoria.
Finalmente llega, sube a una tarima llena de plumines y lapiceras y la gente comienza
a hacer cola para que les firme. En el medio anuncian que los dibujos van a ser realizados con número. Corro hasta el stand de recepción y pido uno. Me dicen que, en realidad, ese número no da derecho a un dibujo, sino que da derecho a participar en un sorteo mediante el cual se adjudicarán una cantidad limitada de dibujos. Me pongo muy nervioso.
Hago la cola, llega el momento de pasar frente a él y pedirle una firma. Los otros hermosos nerds a mí alrededor se asombran cuando pelo el Absolute. El tipo me mira con buena onda, pero obviamente no se conmueve ni siente una ancestral empatía conmigo. Yo estoy tan abatatado que ni me animo a pedirle que me dedique la firma. Capaz que es mejor así. Me garrapatea “Frank Quitely” sobre el cachete de Superman en la página 3. “Thank you very much” alcanzo a espetarle. “You’re welcome” me contesta con una sonrisa. Tengo la cámara pero me parece muy cholulo sacarme una foto con él.
Llega la hora del sorteo. Estoy, de entrada, desesperanzado. Nunca tuve suerte en estas mierdas. Tengo el número 25. Sale el 22 y el 24. Solo cinco números. El mío no sale. Veo mientras los afortunados saltan y se emocionan y se paran admirados mientras él dibuja y les da un poco de charla. Evidentemente no son sketches, sino comissions hechas y derechas, a página entera.
Finalmente salimos del lugar, nos encontramos con @rigilk a quién Eduardo Risso acaba de criticar la carpeta bastante duramente, nos acordamos de que es domingo y nos tomamos un taxi a la terminal.
La Biblioteca Inexistente (22).
1)El genial Tom Ewing fue invitado por el blog One Week/One Band para escribir durante toda una semana sobre The KLF y el resultado es un increible repaso de la breve carrera y la extensa leyenda de la banda de Bill Drummond y Jimmy Cauty que pueden leer acá en el orden que las fue posteando.
2)Esta nota cuenta la historia de como un norteamericano estudiante modelo se convierte al Islam y termina uniéndose a los rebeldes musulmanes de al-Shabaab en el sur de Somalia y luchando en una guerra civil para derrocar al gobierno e instaurar un régimen musulman. Creo que desperdicia un poco la oportunidad de ponerse en el lugar del otro y tratar de comprender qué puede tener de atractivo para un joven esa vida (¿un poco de islamofobia tal vez?), pero igual es una historia muy interesante.
3)Kasparov reseña una nueva biografía de Bobby Fischer y lo usa como una excusa para repasar la historia de su propia relación emotiva con Fischer. Si no sabés nada de ajedrez, ni de Kasparov ni de la leyenda de Bobby Fischer, con este artículo te alcanza para quedar bien en cualquier conversación en la que surja el tema.
4)Himanshu Suri de Das Racist comenta sobre la explosión de racismo después de la muerte de Bin Laden y rememora su experiencia como hijo de indios en el post-9/11.
5)Una curiosidad sobre periodismo musical; un tal David Moore recuerda en este post la terrible experiencia que fue, como pasante en Pitchfork, recibir para reseñar el primer disco de una banda nueva que nadie conocía pero todos creían que iba a ser grande y con el que no sabía qué hacer: Funeral de Arcade Fire.
6)Gran artículo de Owen Hatherley sobre por qué Black Box Recorder es la perfecta condensación de una cierta forma de pensar Inglaterra, una apropiación conceptual de sus peores rasgos.
7)Una muy buena entrevista a Gary Busey donde demuestra estar más loco que nadie pero al mismo tiempo es bastante piola y alguien con quién te gustaría salir a tomar unas copas.
8)Un muy lúcido intento de entender y explicar ese fenómeno único del hip-hop reciente que es Lil B como persona, como personaje y como un producto de los tiempos que corren.
Me gusta la creciente tendencia en internet de gente criticando a Odd Future diciendo «este es el hip hop que escuchan los hipsters, no los verdaderos fans del género que escuchamos hip hop desde siempre» y que no ve que haya absolutamente ninguna contradicción en esa declaración.
Algunos Breves Pensamientos Sobre El Eterno Retorno en Dc Comics.
(La imagen del aviso: la nueva JLA de Johns y Lee)
1) Ayer DC Comics anunció, corriendo el velo de misterio que se había posado sobre su status quo post Flashpoint (el crossover que está ocupando su grilla veraniega) que va a rebootear todo su universo y relanzar TODOS sus títulos desde el número 1. Cosa que obviamente levantó polvareda. Sorprende la “audacia” de decidir relanzar de cero títulos legendarios como Action Comics y Detective Comics, los más antiguos de la editorial y de la industria como todo y que ya se estaban acercando al número 1000. Por supuesto que muchos se han ofendido y muchos más se ofenderán, incluyéndome en un primer momento. Pero me parece que hay matices a esta observación y que la movida responde a un interés editorial más preciso y no-tan-destructivo que lo que a primera vista aparenta.
2) Lo que creo, en primera instancia, es que éste, más que un hard reboot de todas las propiedades desde cero, es un soft reboot de ciertos elementos del universo que no funcionan del todo bien. Y, también, que es un producto de los cambios en las altas esferas creativas que sufrió DC el año pasado. La llegada de Jim Lee y Geoff Johns como co-publisher y chief creative officer, respectivamente, buscaba rescatar al costado creativo de la editorial del micro-micro-management de Dan Didio, que se había expresado catastróficamente entre Countdown y Final Crisis y la había hecho perder muchos lectores. A partir de ese momento se comenzó a percibir un intento de recomposición de las relaciones con los creadores y un fuerte deseo de criar nuevos talentos capaces de reemplazar a Geoff Johns y a Grant Morrison como los capitanes del crucero DC. Por eso le han dado tantas series nuevas a Jeff Lemire o Chris Robertson y han contratado a Paul Cornell de modo exclusivo. Ahora bien, si Johns está al mando de toda ésta operación, y todos los indicios apuntan a que así es, ya que es su miniserie, sus personajes y las declaraciones sobre el post-Flashpoint lo han puesto en primera plana, careciendo, sorprendentemente, de declaraciones fastidiosas de Didio, entonces es muy poco probable que vayan a joder con sus series, especialmente con Green Lantern, gallina de los huevos de oro. Lo mismo para Batman, no se van a meter con Morrison y la intrincada madeja que está tejiendo. Básicamente, porque estas dos franquicias dan guita, venden mucho y porque son, para bien o para mal, las flagship de la editorial en los últimos años. Tampoco creo que se vayan a meter con la Legión, con Firestorm, Aquaman o Deadman, todos personajes tocados con la varita de Johns en los últimos años, reformulados, rescatados o retraídos a un pasado de gloria. ¿Pero qué pasa con Superman, Wonder Woman, los Titans, la JLA, la JSA incluso Flash, todas franquicias que en los últimos años han venido de capa caída, con marchas y contramarchas y cambios de dirección y de equipo creativo? Bueno, para eso está Flashpoint. Probablemente esas sean rebooteadas, reseteadas o sencillamente toqueteadas para limpiarlas un poco y proveerles de un nuevo punto de partida.
3) No creo, entonces, que veamos un reboot completo y radical, empezando de cero. Pero hay que tener en cuenta que, por otro lado, ya es hora de un reboot para el universo DC. El último realmente importante (Crisis on Infinite Earths, Infinite Crisis no cuenta, porque fue para-mundial, o sea, trajo de nuevo el multiverso pero no afectó la trama general de la tierra 0, el punto focal donde viven nuestros héroes) ya tiene más de 25 años. Y el anterior a ese, la Silver Age, sucedió justamente 25 años antes. Es la única forma, lamentablemente, de re-enfocar un universo tendiente al caos. Y nos vamos a tener que acostumbrar a ello, a que siempre las mismas historias sean contadas otra vez, con nuevos creadores que, quizás, agreguen cosas nuevas, y siempre siempre siempre descendiendo en el caos. Porque un universo compartido, en términos superheroicos, es entropía tarde o temprano.
4) Por otro lado, el razonamiento de DC es sólido en términos empresariales. Y bastante astuto. La industria del comic norteamericana viene teniendo, desde principios del año pasado, una tendencia a la baja en sus ventas y al estancamiento y hasta crisis de sus circulaciones y flujos de dinero. Finalmente, la crisis generalizada los alcanzó y, especialmente DC y Marvel, no saben muy bien qué hacer para remontar. La idea de lanzar 52 nuevos números uno responde a eso: vender y mucho. Está empíricamente comprobado que los lectores de comic compran mucho más si es un primer número, y la maquiavélica idea de DC es aumentar de un batacazo todas sus ventas con una masa inmensa de números uno. Esto es algo nunca hecho antes, habría que ver cómo funciona, pero en primera instancia yo no tendría motivos para desconfiar de su éxito. De algún modo este elemento, tan frio, tan calculador, tan contraproducente para la seriedad de la industria, me produce una cierta admiración. Porque ha sido práctica corriente en los últimos años, de ambos lados: cerrar series, relanzar de cero, luego renumerar esa serie nueva de acuerdo a la numeración histórica del personaje desde sus orígenes (o sea, se suman todas las revistas que tuvo Hulk y se llega, ponele, al número 600, se lo pone en la tapa y se lo vende como número aniversario, a los dos años se cierra esa serie y se la relanza de 1, a los dos años se la renumera y así). La audacia y, básicamente, completa desfachatez de hacerlo a un nivel macro me parecen bastante sintomáticas de lo que está pasando con los “panfletos” en la industria y, básicamente, me parece una hija putada sincera. Este aumento será, sin embargo, de corto plazo, pero para suplir ese efecto shock me parece que han tomado la otra decisión realmente revolucionario de estos anuncios.
5) Ésta decisión va en contra de la política corporativa largamente arraigada de DC de ir tranquilos, con la corriente, con su anquilosada y conservadora organización empresarial: cada nuevo número de TODA la línea de comics de DC Comics saldrá el mismo día de su publicación en forma digital, disponible automáticamente para el disfrute en cualquier medio electrónico, Ipad, celular inteligente o quién sabe qué. Esto es realmente revolucionario. Es la primera editorial grande que abraza el formato de distribución digital en forma masiva y que ofrece todo su nuevo producto simultáneamente en él. Es, en primer lugar, una aceptación de la muerte tácita del “panfleto”. Ya nadie quiere una revistita de 22 páginas repleta de anuncios que luego es reemplazada por un libro mucho más resistente. Todos quieren leerlas en sus computadoras. Pero es, además, un vuelco sísmico en la relación con los retailers, con los vendedores de comics que forman parte de la columna vertebral de la organización y la venta de comics en Estados Unidos, que, en verdad, proveen a las editoriales de la gran mayoría de su cash flow. Para mí lo que DC está haciendo es comenzar a soltarles la mano, por un lado, a advertirles que tienen que evolucionar o morir, que el futuro está en ser tiendas de libros especializadas en comics y que, quizás, el direct market como lo conocemos está mucho más cerca de la muerte que lo que pensábamos. Obviamente que Diamond sobrevivirá, es demasiado grande y seguirá distribuyendo otras basuras (y trades). Pero el futuro parece incierto e interesante. DC Comics está intentando suplir sus canales de distribución tradicionales y alcanzar a un mercado que percibe como mucho más grande, que es el de las descargas legales. Si ese nuevo segmento es suficiente para suplir las ventas (un comic digital sale bastante menos que uno real) que se espera que se pierdan a medida que se vayan extinguiendo los panfletos (porque en realidad eso es: un acta de defunción desfasada) solo el tiempo lo dirá. También es un intento de superar y reemplazar a Marvel en la cima de la industria, con el doble batacazo de un aumento en lo digital y en las ventas en papel, y que irá a hacer Marvel ahora es algo que habrá que ver con atención (yo pronostico cambios similares en poco tiempo, a Marvel le importan aún menos los retailers).
6) ¿Creativamente? Creativamente, como todo relaunch, va a ser una bolsa de gatos: algunas cosas estarán bien, otras serán un desastre, muchas series “importantes” probablemente tendrán problemas de periodicidad (¿alguien se imagina una JLA dibujada por Jim Lee que salga a tiempo? No, yo tampoco) y dudo MUCHÍSIMO que de acá a un año Action Comics y Detective Comics (al menos) no retornen a sus numeraciones originales. Desde que salió el aviso se sabe que se viene un comic nuevo de Superman con guiones de Grant Morrison, se rumorea a Deadman en Adventure Comics, un nuevo comic de Batgirl con Barbara Gordon y una nueva visión, más diversa étnicamente y con personajes más jóvenes para el universo DC. Pero eso, lamentablemente, no creo que sea lo realmente importante de este anuncio (¿no vieron que casi ni mencionaron equipos creativos?), lo novedoso está detrás. Lo que estará bien serán las series que ya vienen bien y un par de hallazgos interesantes que se sostengan con equipos creativos coherentes. Que es todo lo que siempre podemos esperar. Tendremos que seguir sufriendo y saber discernir entre la inmensa cantidad de basura que vendrá, pero bueno, la labor del lector de comics de superhéroes siempre fue esa.
Return to Innocence
Mientras que los problemas raciales ya no parecen ser centrales a la mayor parte del rap negro, el punto más importante de Das Racist es su variación de las dinámicas raciales habituales del hip hop. Das Racist es después de todo una banda conformada por dos hijos de indios y un latino portando nombres como Himanshu Suri, Víctor Vásquez y Ashok Kondabolu y aunque usualmente no usan beats muy sofisticados sus rimas son geniales. No quiero igual hacer una introducción a la banda ni dar muchas explicaciones sino hablar de esta canción en particular. Tal vez algunos recuerden otro tema con el mismo nombre y van a entender por qué se llama igual cuando lo escuchen y noten sobre qué está construido el track. A muchos que el nombre no les diga nada posiblemente vayan a reconocer la base del tema de alguna propaganda de Greenpeace o algo así. “Return to Innocence” de Enigma.
Enigma era un proyecto del rumano Michael Cretu que tuvo mucho éxito allá por principios de los 90s con una mezcla inmunda de cantos gregorianos, world music y europop berreta. Es una de esas cosas que uno realmente no se puede imaginar que haya existido una época con los factores correctos para que sea exitoso, pero existió. Como todos estos productos new age/world music una de las ideas implícitas más importantes era un racismo romántico que consideraba que había algo inherentemente espiritual en la música folklórica étnica (donde étnico significa “de gente que no es blanca y no vive en el primer mundo”) porque otros pueblos más pobres y más privados de los bienes del capitalismo en realidad son más puros y viven más cercanos a la Madre Tierra. Mientras el consumismo crecía día a día y los yuppies eran el modelo a seguir se alzaba esta visión romántica del tercer mundo y su pureza como algo de lo cual había que aprender, al mismo ritmo que la ecología, la falsa preocupación por la situación en África y la crítica a nuestra sociedad, su velocidad y la forma en la que el hombre estaba destruyendo la naturaleza; todas ideas que por supuesto se popularizaban entre gente que jamás estaría dispuesta a cambiar su estilo de vida. Vale aclarar que estas ideas todavía tienen una continuación directa pero esa es otra historia.
Das Racist en este track toma ese pasticho étnico y después de usarlo un rato como base para rapear, se burlan tatareándolo encima como por tres minutos. Las rimas de este track no dicen nada sobre cuestiones raciales pero la intención cuenta más que mil palabras. Son tres personas provenientes de minorías raciales tomando un tema supuestamente étnico hecho por blancos para blancos y recuperándolo para ellos como parte de uno de sus discursos habituales: la insensibilidad de los blancos bien intencionados pero racialmente confundidos que intentan no ser racistas pero para los cuales toda la gente de piel oscura es intercambiable y más o menos lo mismo (ver los temas “Shorty Said” y “Puerto Rican Cousins”). Y para probar su punto alcanza solo un detalle: la mayoría de la gente que se emociona con el tema original de Enigma siempre pensó que el sample vocal es de un canto nativo americano, pero es en realidad un cantante de música tradicional china. Pero es más o menos lo mismo, ¿no?