Bailando sobre Arquitectura
– Descubrí a The Necks hace más o menos 3 meses, y desde que los conocí pensé en escribir sobre ellos, recomendándolos y tratando de explicar por qué son tan buenos. Las semanas pasaron y ese post se fue aplazando. Llegó al punto en que ayer, luego de ver mi lista de tareas pendientes con el inamovible «post sobre The Necks en EBM» ahí esperando, me pregunté «¿Por qué me está costando tanto escribir sobre música?». ¿Por qué, el acto de recomendar una banda que no es precisamente nueva, se siente como algo anticuado, viejo, innecesario?
Éste es mi evangelio
Está complicado decir algo nuevo sobre Yeezus a esta altura, y apenas pasaron tres semanas desde que el disco se filtró. Hay un consenso general de que la música está a la altura de lo hecho previamente, y que las letras opacan esos logros, con lo que básicamente coincido; y cada reseña viene con su propia interpretación de la psiquis de Kanye West, además de un repaso más o menos exhaustivo de su carrera musical y escandalosa. Estas convenciones son evidencia fundamental para analizar la obra de un tipo que no distingue al personaje artístico del de su vida privada, por lo que no pienso evitarlas. Vamos a diseccionar las partes con una pregunta en común, a ponerlas en contexto y señalar algunos aspectos no leídos en otros lados.
Meet The Thermals.
Es curioso como, siempre, parece haber nuevas carreras por descubrir en la música. Al menos a mi, usualmente, me pasa que una vez que el polvo se ha asentado en aquellos discos que nos han enseñado que son Importantes (y que no por ello dejan de ser buenos) uno descubre en el desierto, entre los arbustos, un montón de bandas a las cuales uno descartó o solo escuchó un disco al pasar o nunca escuchó nombrar y que ya tienen 5 o 6 cosas muy buenas.
Narcicismo y redención
1. Cuando el rastrillaje cotidiano de blogs musicales alcanza una mayor profundidad, mayores son los desafíos sonoros a los que nos enfrentamos. La certera cronología de los blogs que traza Amadeo en este mismo sitio me respalda: con los años, el intercambio de nueva música se fue ordenando de una manera en la que volvemos a contar con grandes proveedores, o más bien con un mayorista, al que los demás acuden. Es poca la información que traficamos exclusivamente entre los nodos de abajo; artistas nacionales que en una escena achicada por la tecnología seguramente ya tuvieron un cameo en algún Pitchfork ensamblado en Tierra del Fuego, o descubrimientos fortuitos de surfear Bandcamp o SoundCloud, si es que se tiene la capacidad de albergar a un producto nuevo si no fue homologado antes por algún blog de confianza.
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Un Estado de la Unión: 2012.
El año pasado, en este mismo espacio, decretamos la muerte del disco. No es una predicción muy original que digamos, se la está agitando desde 1999 cuando se inventó Napster y se predecía la tiranía del single y los períodos de atención cortos.
Entonces, ¿de qué modo se puede hablar de música si hemos dicho que todo recurre al pasado y que el disco es una unidad anacrónica? Bueno, podemos hablar de aquellos que hacen la música, que con sus cerebros, sus espaldas y sus manos producen aquellos sonidos que consumimos de manera glotona.