Hipster: The Dead End of Western Civilization por Douglas Haddow en Adbusters.
The camera is mightier than the rock, la respuesta de Momus en Click Opera.
I am angry, I am ill and I’m as ugly as sin…, respuesta de Mark K-punk a los dos.

AdBusters sacó de nota de tapa una crítica de la cultura hipster señalándola como el callejón sin salida definitivo de la contracultura y la cultura joven occidental y aunque pueda parecer excesivamente apocalíptica suena a verdad y algo debe haber porque logró indignar a un buen grupo de personas. Momus se puso la camiseta hipster y le responde con un post en su defensa que me parece que falla miserablemente en ver todos los puntos importantes de la discusión, no pasa del ad hominem como argumento principal y solo prueba que está demasiado metido en el bosque para ver los árboles y que los hipsters al ser una cultura que en su afán por aferrarse a nada ni defender nada también es una en la que no hay de donde agarrarse para defenderla de ningún ataque. Finalmente Mark le contesta a los dos artículos y necesita la mitad de longitud que los otros dos para demoler tanto la cultura hipster como el post de Momus. Como siempre K-punk delivers.

(Quiero escribir y voy a escribir más sobre la cultura hipster, pero ahora es muy tarde y me levanto muy temprano, así que dejo esto por ahora y en los próximos días posteo más.)


Chipmunk Rock #04


Matmos – Mister Mouth

Lo último que yo sabía de los Matmos estaba en su álbum “The Civil War”. Ahí los había dejado disfrazados de peregrinos, soldados confederados e indios, utilizando sonidos de baterías que parecían tambores de guerra y sampleando flautas, en una batalla de Gettysburg moderna como un juguete a cuerda.
Luego sacaron un disco en el que dedicaban canciones a diversos héroes personales, desde Wittgenstein hasta Darby Crash. De que modo me salteé completamente ese disco aún me es desconocido, quizás pensé que por su temática era denso e insoportable (lo mas probable, conociéndome).
Y ahora vuelven con “Supreme Balloon”, un aparente descanso, un disco de teclados y ruiditos, muchos de los cuales asemejan los sonidos de un globo cuando uno lo frota con fuerza. Como esos magos de los “ruidos especiales” en las películas de Hollywood, que agitan planchas de metal y golpean cocos (una visión un tanto anacrónica pero encantadora, lo admito), pero esta vez destinado a la banda de sonido de de un videojuego.
Todo el disco tiene esa tónica, pero “Mister Mouth” me encanta por lo que sugiere. Parece dar nombre a un enano cruza entre Mario y un personaje de “Yellow Submarine”. Redondo y con bigotes, una boca enorme que cubre casi todo el frente de su cuerpo, vestido de tirolés (no me pregunten porque) me lo imagino superando escarabajos dientones y pequeñas alimañas, nadando en aguas infestadas de pirañas, saltando entre nubes de malvavisco que se disuelven solo con su apoyo, lanzando bolas de queso por su boca para aniquilar a sus enemigos y, finalmente, superando el nivel mientras adquiere un power up y gana una vida.


Hijo de Puta

Devendra Banhart es un músico bastante conflictivo donde hay bastantes que lo defienden, y otros (i’m looking to you, Amadeo!) lo odian a muerte.
En fin, yo me posicionaría en una situación intermedia donde el Rejoicing in the Hands me pareció un muy decente y entretenido disco folk, y su siguiente disco disco Niño Rojo me mató del embole. El resto no lo escuche.
¿A que vamos? A este vídeo, que quizás les haga cambiar un poco de opinión.

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