Unas cosas japonesas

Conocí a Jun Togawa hace poco, por este video. No entendí el tema la primera vez pero me dejó con curiosidad suficiente para escucharlo una segunda vez y después una tercera vez y para ese momento estaba seguro de que este era una de las mejores canciones que había escuchado en mi vida y por ahora sigo convencido. Amo el contraste entre esos sintes cutre y la sutileza de la melodía y el cambio en el estribillo y su voz. Y como se ríe.

Llegué tarde a Jun, después de descubrirla e investigar un poco me di cuenta que ya era un objeto de fanatismo usual entre los japanófilos y me enteré que tiene una carrera larguísima, que estuvo en una banda post-punk llamada Guernica, que Jim O’Rourke es fanático, que canta en el Dreams de Otomo Yoshihide y que a pesar de ser una estrella pop de tan larga data realmente nunca tuvo éxito. No creo que ningún lector pueda leer el título de este video así que aclaro que el tema se llama «Yume miru yakusoku» y creo que el lugar adecuado para empezar sería el compilado Twins, donde pueden encontrar esta y muchas otras canciones, todas gloriosas.

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Number Girl es lo que pasa cuando un grupo de japoneses escuchan demasiado rock indie norteamericano y lo entienden todo perfectamente. Esta versión en vivo de «Mukai Night» no tiene nada de particular pero el tema no tiene un video de verdad y es mi favorito de la banda (junto con este otro). Los discos de Number Girl son bastante crudos, llenos de guitarras distorsionadas, de baterías al palo puestas bien altas en la mezcla y de Mukai gritando mucho, y aunque se les notan claramente las influencias son lo suficientemente personales (tal vez lo suficientemente extranjeros, suficientemente aliens, suficientemente japoneses) como para no sonar exactamente como ninguna de ellas y diferenciarse de tantas otras bandas a las que Pixies les cambió la vida. Disco recomendado para empezar (por ahora): School Girl Distortional Addict.

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No tengo mucho para decir sobre Kumi Okamoto porque su carrera en la escena de Shibuya y después en la de París es totalmente ignota para mí, pero el hecho es que tiene un disco nuevo bajo el nombre de Kumisolo, My Love For You is A Cheap Pop Song, y es un excelente y muy lindo disco de puro pop, simple, claro, dulce, casi etéreo. Y acá pueden comprobarlo con uno de los mejores temas del disco, sobre el cual mi hermano acaba de comentar que parece una canción del Katamari. ¡Y es cierto!


Planes Para Toda La Vida

En los últimos meses salieron tres discos, los tres independientes, grabados de forma casera, y disponibles para bajar gratis por Internet. A su vez, también comparten ciertas ideas estéticas, o maneras de ver a la música o las canciones en general. Ninguno de ellos ha cosechado comentarios ni reseñas, una injusticia ya que en mi opinión han sido de los mejores discos de este 2009. Y si, dos de las bandas son de amigos y conocidos mios, pero bueno ¿Para algo escribo aquí, no?

«¿Tantos sabores hay y vas a elegir el de Kiwi?»
Relacionessexuales – Para niños!

Bajo ese título esta el dúo de Hiram Miranda (Psiconautas, Uoh!, Taenia, etc) y Pau O’Bianchi (3Pecados, Millones de casas con fantasmas, etc). Ambos miembros tienen varias bandas y se podría decir que Relacionessexuales es su proyecto más lúdico y accesible. Son canciones pop/folk, con mucha psicodelia, humor y experimentación electrónica. El año pasado sacaron un primer disco, llamado simplemente «1», y dos EPs que salieron en conjunto, «Pene»(más sensible y delicado) y «Vagina» (ruidoso y claramente misógino).
«Relacionessexuales para niños!», además de la perturbadora y media boba combinación entre el nombre de la banda y el nombre del álbum, se trata en realidad de un disco de música para niños. Las canciones hablan de fantasmitas, o de comer helados, o nos enseñan el abecedario, o son una declaración de venganza de las cucarachas contra los humanos, o historias de amor escolares. Y quizás por este eje conceptual, es su disco más redondo y coherente. Las otras bandas de los dos miembros de RS son dentro de todo más «serias» o tienen una imaginería bastante oscura. En este proyecto, mientras, dan suelta a su lado más gracioso y despreocupado, dejando un disco fresquísimo, super ameno y con grandes temas, que utilizan la estética de la canción infantil de una forma muy efectiva.
Por ejemplo «Las Letras», que solo se reduce a elegir una palabra por letra («A de almendra, B de balón, C de cocodrilo, D de dolor, E de Emilia , F de flor, G de goma, H de halcón») y cierra los estribillos con «..con todas estas letras hacemos una canción / con todas estas letras te digo quien soy«, dejando claro que la extraña selección de palabras solo podría haberla elegido Pau, y que por eso, lo definen. Otras canciones son simplemente bizarras e hilarantes, como «Super Rapato», una especie de hip-hop drogado con todos los clichés del género… tras los ojos de un patito: «soy un pato amarillo y granjero / no me confunda señor con un chancho bailantero / yo sé muy bien lo que represento / no soy una gallina ni un pollo al spiedo».

«Alta Fidelidad» – tanto el libro como la película – son obras que quizás no hayan envejecido del todo bien, pero hay una escena que recuerdo claramente, que es cuando el protagonista empieza a contar su Top 5 de fracasos amorosos. El primero es de niño: se da unos besos con una chica en un parque y al otro día llega y la chica está besándose con otro. Y luego comenta «todos mis otros fracasos son una versión un poco más compleja y prolongada de esa primera vez, pero básicamente pasó lo mismo». De la misma forma, los Relacionessexuales saben que las vivencias y conflictos de la vida joven y adulta se pueden ver bajo un lente infantil sin perder su fuerza ni su realidad. Esto se nota más bien en la segunda parte del disco, que es un poco más melancólica. «Amarillo» (posiblemente el mejor tema del disco) es una balada sobre estar enamorado de la maestra del jardín de infantes. De nuevo líneas simples que esconden varias cosas detrás: «La edad no tiene nada que ver / dice mi abuelo» bajo una base con trompetas y xilofones. El disco cierra con un epílogo, «Antes», una observación personal y bastante brava sobre las cosas que se pierden al madurar. Un cierre perfecto y con moño para un disco super personal y rarísimo (tanto en concepto como en ejecución) para estos pagos.

Podés bajar «Relacionessexuales Para Niños» (así como sus otros discos) de la página de Esquizodelia Records.

«Maria Luisa, ¿Que es de tu vida?»
Es algo que odio contestar
.
Carmen Sandiego – Nanas

Escribí hace unos años sobre Carmen Sandiego cuando los vi en vivo por primera vez. También un dúo (Flavio Lira y Leticia Skrycky), «Nanas» es su primer álbum, luego de haber lanzado dos EPs anteriormente, «Vida Espiritual» en el 2007 y «Ristampa» en el 2008. La referencia más obvia para definir su sonido es el trabajo de los Moldy Peaches en cuanto a instrumentación y sonido (guitarras criollas, arreglos con eléctrica, voz masculina y femenina, teclados de juguete, todo muy lo-fi) pero el mundo de Carmen Sandiego es bastante más siniestro que el del dúo norteamericano. Con mucha influencia de Cat Power, Smog y algo de Belle and Sebastian, sus canciones son muchas veces observaciones sobre personajes tristes, solitarios, muchas veces de una forma empática y compasionada, otras veces de una forma más despiadada y cruel. Otra característica de sus canciones son las referencias a la melomanía, la cinefilia y su amor por la cultura pop : hay un montón de referencias a bandas y películas, citas de Daniel Melero, referencias a Cacho Castaña, Leonardo Favio, Ester Goris y otros. Estas referencias son usadas con muy buen gusto y como base de muchos temas, sin caer en la posibilidad de que uno se pierda la «gracia» si no las conoce.

Quizás el mayor defecto del «Nanas» sea su órden de temas, que es un poco caótico, pese a no ser un disco largo (14 temas) puede sentirse un poco abrumador. Pero casi todas las canciones son muy buenas y hay un montón de grandes ideas. «4 am» es posiblemente la mejor interpretación posible de Sonic Youth, tanto en su disonancia, su repetición melódica hipnotizante y en la parte conceptual, que es un trip neurótico que dura horas y horas a la madrugada («Esta pared es tan callada / se que nunca dirá nada / debería contar ovejas / pero las odio a todas ellas» y «Son las seis de la mañana / ya me puse a hacer café / tengo la respuesta exacta / a algo que dijiste ayer»). «Laura gusta de Ana» es una linda canción pop que reza «No te quedes sin decir nada / porque Ana se va para España«, resumiendo una situación terrible y sin escapatoria en sólo una línea. «840» esta cantada desde la perspectiva de una prostituta abandonando a su proxeneta. «Volviendo a casa», el tema más Callahan por lejos del disco, con sus arpegios de acústica repetitivos, es donde los Carmen Sandiego se ponen más optimistas y románticos, en un viaje prolongado por la noche montevideana, intentando tomar el camino más largo para arribar a la casa del protagonista, para al llegar dormirse con la tele encendida. Con ese tema cerraría el disco sino fuese por el bonus track que es «Calefactor», un tema que – si tuviese batería – podría ser perfectamente un tema de noise punk, con una letra sexópata y violentísima.

Hay un puñado de nuevos proyectos acústicos/folk últimamente en montevideo, como Vincent Vega, Franny Glass y Diego Rebella. Los Carmen Sandiego se separan de ese grupo por sus letras sórdidas, su misantropía, y esa imagen poco favorable que tienen de ser joven en Montevideo. Pero también hay una sensibilidad muy particular y una luz benévola en muchas de sus historias y personajes. Quizás lo que hacen ellos es una forma de enfrentarse al mundo en general, mostrando las cosas en bruto, con sus detalles en carne viva. «Tomá, el mundo es así, tomalo o dejalo». Esa visión les ayuda también a comunicar y contemplar aquellos momentos más bellos y luminosos, aislados, los que le dan sentido a la vida cotidiana.

Podés bajar «Nanas» del sitio de Carmen Sandiego.

«No te necesito para amarte»
Antolín – Diarios íntimos del futuro

Antolín es el proyecto solista del platense Andrés Olgiatti. Su propuesta es bastante más tradicional que la de los otros dos artistas de este post, guitarra acústica y voz, acompañado por algunos arreglos mínimos de guitarra eléctrica, armónica y casiotone. Entonces, ¿Qué es lo que separa a Antolín de la vorágine de proyectos solistas indie-folk? Básicamente, el pibe es buenísimo.
Los esqueletos de las canciones de «Diarios íntimos del futuro» son muy simples, un par de acordes, lindas melodías de voz, arreglos sencillos con buen gusto. Pero lo que hace destacar a las canciones son las letras, e ideas, de ese mundo que Andrés construyó con algunas premisas. Al igual que con Carmen Sandiego, hay un gusto por la referencia pop, y por la nostalgia de las imágenes de la infancia – videojuegos, Volver al Futuro, Batman, dinosaurios, etc. – la infancia de alguien que tiene 20 y pico de años. Esta es una receta fácil para ingresar al campo de lo kitsch / irónico / posmo, pero afortunadamente nunca ocurre aquí, porque las referencias están muy bien utilizadas, implementadas con una naturalidad y en un marco estético tan sencillo, que es muy difícil no creerle a Antolín su interés por Apatosaurios y películas de Steven Spielberg.
Otra de sus virtudes como letrista es poder armar líneas ingeniosas con un lenguaje sencillo, como en «Días del futuro» con su estribillo «Visitame todo el día y cada día de tu vida / el futuro ya pasó / y estoy esperando que vuelvas». «Vigilante de la oscuridad», el único tema cuya base es una guitarra eléctrica, es una canción desesperada sobre una transformación de otro en el personaje del título, «obligandome a escapar / patrullando la ciudad / molestando a los demás / balacera criminal» para seguir con una de las imágenes más intensas del disco: «barra bravas bailarán / con el ritmo tropical / todo el barrio gritará / ‘cuando más me necesites voy a estallar’ «. «El desierto de sonora», penúltimo tema del álbum, cierra en una coda que me recuerda a «That joke isn’t funny anymore» de los Smiths, con una linea muy simple que al repetirse una y otra vez, genera un montón de preguntas y ninguna respuesta: «Hay que tener cuidado con / las personas que no están / acá». Hay una melancolía que recorre todo el disco pero afortunadamente nunca llega a empalagar. Y los arreglos de Reno (aparentemente el colaborador principal de Antolín) son buenísimos. Armónicas que van y vienen cargadas de reverb, guitarras eléctricas demasiado distorsionadas y a punto de desbocarse que siempre calzan bárbaro con las canciones.
El disco quizás sea un poco mono-climático de más y algunos rasgeos de guitarra y recursos pueden repetirse entre canción y canción, pero son problemas menores de una obra muy personal y simpática, que a uno le hace preguntarse, «¿Es tan difícil?» «Es solo una guitarra y una voz, ¿por qué hay tantos proyectos así donde no pasa nada y éste es tan bueno?». Las canciones de Antolín te transportan en su duración a su pequeño universo, su casa, la grabación casera, sus pequeñas inquietudes. En mi opinión personal, eso es lo mejor a lo que puede aspirar cualquier cantautor que se precie.

Podes bajarte el disco de Antolín aquí.


Quirky Scottishmen III

O, algunas breves palabras sobre Lloyd Cole And The Commotions.

Lloyd Cole And The Commotions – Sense & Sensibility (A Compilation)

1. Perfect Skin (Rattlesnakes)

Me podrán decir: ¿qué carajo hay para escribir sobre Lloyd Cole? ¿Quién es Lloyd Cole, de cualquier manera? Tiene nombre de músico de salón, además, que feo, que de enfermo egocéntrico, que es poner su nombre antes que el de su banda. Por otro lado, si a uno le describen Lloyd Cole superficialmente, no suena tremendamente atractivo: un cantautor (¡que ni siquiera es escocés! Aunque el resto de su banda si y por ello vamos a doblar las reglas un poco) que compone canciones demasiado conscientes de su propia intelectualidad, con referencias a Truman Capote o Norman Mailer, ex estudiante de filosofía, con una voz afectada de mocoso lector que intenta demostrar todo el tiempo que tiene un “alma vieja”.
Bueno, eso es lo que uno puede pensar hasta que escucha el primer tema de su primer disco, que es coincidentemente el que inicia este compilado. (Dicen que) Los comparaban con los Smiths, lo cual se entiende en parte por la estupendísima guitarra de Neil Clark, que dibuja arabescos sin tener nada que envidiarle a Johnny Marr. Pero también se entiende porque parece que en algún momento de la historia del indie británico todo se comparaba con los Smiths mientras tuviese voz plañidera y letras curiosas. Si hasta los Housemartins nos parecían los Smiths. Pero Lloyd Cole tiene muy poco de la afectación y el sentimiento resbaloso de identificación que caracteriza a Morrissey y los suyos. Es demasiado consciente de sus propio origen, de que es la música de un pretencioso joven intelectual. Y eso funciona a su favor, dándole en muchas ocasiones dobles y triples perspectivas a sus canciones, composiciones cristalinas y emotivas donde el punto de vista nunca es lo que parece y el significado está oculto detrás de una capa de auto-conciencia y, en más de una ocasión, empatía con sus personajes.
Esta canción combina academia con romance y sexualidad dándose cuenta todo el tiempo de lo ridículo de tal yuxtaposición, una historia de jóvenes intelectuales atraídos por mujeres “normales”, de lo estúpido y fútil que sus credenciales son para el romance. Y por supuesto ayuda que la canción sea un pequeño cañonazo, irresistible en la manera en que son irresistibles las canciones que parecen diseñadas para aprovecharse de nuestro amor a las guitarras rodantes.

2. Rich (Easy Pieces)

Este es el primer tema del segundo disco, llamado “Easy Pieces” y producido por Clive Langer y Alan Winstanley, artífices, en parte, del enorme éxito de Madness y empujados a los brazos de Lloyd y compañía por la discográfica. En alguna nota de la Internet leí que el bajista (que aparentemente ahora se dedica a ser un periodista de golf) odia este disco. Para mi es excelente, con momentos que superan ampliamente al primero, al menos en “bombast”, lo cual, para ser sinceros, es probablemente por lo cual querían a Clanger en el primer lugar. Lo importante a recordar es que las baterías suenan FUERTES, al menos aquí, mucho más arrogante que el primero. Hasta que entra una guitarra escuálida que los traiciona completamente.
La novedad es que cuerdas y trompetas, en gran parte, son utilizadas con un fuerte tenor eufórico, antes que contemplativo o lánguido como en gran parte del primer album . El tema parece compuesto al galope y es uno de los mas “fitzgeraldianos” de Cole (curioso que nunca haya namedroppeado a Scott jamás): un millonario gris y solitario, alcohólico y nostálgico, cuyas relaciones han sido truncadas todas por su insensibilidad pero aún eso no lo afecta. Lo curioso es que el tema está cantado desde una perspectiva de tercera persona por Cole, cosa que se reconoce en el estribillo cuando dice “Rich is what to be forsaken /grey and giving it away” y sus sentimientos parecen los opuestos a su personaje. El efecto es simultáneamente celebratorio y burlón, como si Cole se riese de su pauperismo (y celebrase su juventud) al mismo tiempo que anhelase profundamente su vida de playboy, sus mujeres
y sus bebidas. Y el dinero necesario para pagarlas.

3. My Bag (Mainstream)

El primer tema de su tercer disco, “Mainstream”, para completar la trilogía de inicios de discos. Un tema rarísimo porque habla de la cocaína abiertamente y porque es lo más cercano que los Commotions se acercan a un difuso sentimiento sórdido. Los Conmociones eran más bien una banda amable, niños bien de Glasgow, profesionales, seguramente tomaban Coca Cola después de los recitales.
Y es una exploración de la cocaína al estilo Lloyd Cole, que no se priva de frases como “20 storey non stop snow storm”, para terminar siendo demasiado inteligente para su tema, muy poco rockera, una visión ligeramente removida de la situación, lo cual es más curioso porque está narrada en primera persona. No se termina de saber si el tema es positivo o negativo, aunque parecería decidirse más bien por un lugar intermedio y poco molesto, admitiendo que todos tenemos nuestra bolsita. Sin embargo, es efectivo por la base de bajo suena ominosa, como un tono del bajo mundo; por la guitarra del estribillo, que suena exactamente a como uno se siente bajo el efecto de la cocaína, con todas las neuronas electrificadas disparando en direcciones múltiples; y por el carácter repetitivo de muchas de las líneas de Cole, tan parecido a estar charlando sin fin y sin tomar aliento.

4. Rattlesnakes (Rattlesnakes)

El tema que da nombre a su primer disco y la primera aparición de una frondosa galería de mujeres en las letras y canciones de los Conmociones. En este caso la protagonista es una tal Jodie que usa sombreros aunque no llueva y lee Simone de Beauvoir. Pero lo que en otras manos hubiese degenerado en cliché obvio e insoportable, en manos de Cole es una hermosa romantización de una imagen perdida. Una mujer de entreguerras, una chica que modeló su vida bajo la cruz del dinero, del glamour pero también de la intelectualidad, bajo los polos opuestos de Audrey Hepburn y Virginia Woolf, profundamente dañada, incapaz de amar y amante del peligro.
Alguien que solo puede haber terminado mal, suicida o alcohólica, corriendo con su auto en estado de profunda intoxicación, un símbolo de queel exceso de dinero, de conocimiento y de vitalidad solo produce tristeza y soledad. Pero la llave de la canción es la misma de muchos de los temas de Cole, que es que estos personajes, estas creaciones, habitan canciones alegres, emotivas, efímeras e intensas. O sea, mientras otros hubiesen hecho una balada insoportable e indigesta, Cole se descuelga con una canción que quiere obligarte a que te guste, limpia, veloz y bailable.

5. Sean Penn Blues (Mainstream)

Si bien Cole se cansa de nombrar a personalidades importantes y melancólicas del catálogo cultural del siglo XX, en esta canción por primera vez se mete con una persona cercana temporalmente a su momento, con un icono pop de los 80. Con la mega estrella, bah, el protagonista de los tabloides. ¡Y encima lo pone en el título! Sin embargo, hay que mencionar que dentro del catálogo de los Conmociones, estas preocupaciones aparecerán una y otra vez: el dinero y la cultura como dos maneras de habitar un mundo diferente, quizás mejor, e infinitamente más romántico (de hecho, este es, prácticamente, la obsesión de “Mainstream”). A esta preocupación se le contrapone o una exploración de los momentos más solitarios o patéticos de estos personajes “larger than life” o la observación de segundones y normales, de momentos pequeños en la vida de gente pequeña, condenados a desaparecer sin dejar rastro.
La canción es una observación con mucho cariño al Sean Penn de los 80, a quien Cole ridiculiza como un tipo atrapado por su imagen, por su condición de “Mr. Madonna” que continuamente frustra sus intenciones de ser tomado en serio, de leer a los beats en bares y protestar por la política. Hay una profunda sensación de “americana” en la canción, puntuada por el uso juicioso de una armónica y por el intento en los versos de acercarse a una canción rock. Pero al final la imagen que nos queda del petiso Penn es la de un pobre tipo, aplastado por su famosa esposa, con marcas de zapatos de tacón por todo el cuerpo, como dice el estribillo. Que, curiosamente, es el momento en que la canción parece relajarse y aceptar su condición, descartar su pretensión de ser un poeta beat para ser meramente una celebridad.

6. Grace (Easy Pieces)

Esta canción retorna a los protagonistas femeninos, y parece describir a una mujer a la cual cumplir 28 años la ha vuelto amargada y depresiva, creyendo que sus mejores días están detrás. Hasta que uno se da cuenta de que quien canta realmente es su pareja y que todos los índices de su declive están dados por este narrador poco confiable. Quizás es él que la ve más amargada y pálida. Quizás el no puede soportar la idea de que la belleza desaparezca. Quizás confunde amargura con desamor. Poco a poco nos damos cuenta de que es una canción profundamente resentida y que por momentos (en ese “ooh, is it hard to take / ooh, is it hard to swallow, is it” que Cole canta con supremo desdén) parece estar directamente burlándose de la pobre muchacha, de sus inseguridades y malos humores. Ni siquiera la última estrofa, que parece ser un perdón, lo salva. Y no ayuda, por supuesto, que la banda suene como un triunfo, aerodinámica, bella, con unas guitarras que podrían cortar queso y unos toques de teclado que parecen risas.

7. Jennifer She Said (Mainstream)

Continuando con un tríptico falsamente femenino (lo cual es una constante en las canciones de Cole: hablan de mujeres siempre a través de la óptica de un hombre que tiene algún interés o distancia de la situación) una canción absolutamente fantástica sobre los errores de los tatuajes. Un amigo decía que todas las casas de tatuajes deberían tener un letrero que diga “El 70% de las personas que se tatúan a los 18 años se arrepiente a los 21. Espere”. Esta canción podría ser el sonido de esa afirmación. Un pobre tipo se tatúa el nombre de su novia para luego descubrirse abandonado. La canción alcanza un patetismo tan absoluto que sale por el otro lado, y se convierte en profunda empatía. O sea, me imagino un amigo mirando con apenas disimulada diversión a otro, quien se acaba de pelear, y riendo por dentro de su ridículo tatuaje con el nombre de su ex novia. Pero al mismo tiempo comprendiendo el dolor de la separación real. Toda la canción refuerza ese sentimiento, desde las líneas “oh forever you said, that’s forever you said” y “her name on you” que Cole canta con suprema emoción, suavidad y convencimiento, pasando por el hecho de que la última estrofa sea un despreciativo “you change like the weather / but this is the rain”, hasta el hecho de que su primera escucha te convence de que es una canción de amor, cuando es precisamente lo contrario.

8. Pretty Gone (Easy Pieces)

Completando la trilogía de perspectivas torcidas, una canción de ese siempre popular género “estúpidas parejas que no saben cómo estar juntas”. Sedada y tranquila, la virtud del tema es que en este caso el histérico es el hombre, quién, como en muchos casos, tiene a una chica bajo su influjo y no tiene la más mínima idea de cómo manejarla. Es una canción bellísima que se revela como tal solamente cuando uno la escucha bastante y descubre el emocionante contraste entre la mayoría de la misma, tocada con el relajamiento y la profesionalidad de una vieja banda de bar de las Vegas, y la última estrofa, en donde entra un teclado evangélico, la guitarra se decanta en un loop que sugiere el momento previo a toda decisión liberadora, puro entusiasmo y esperanza, y luego aparecen unos vientos que directamente nos dan ganas de hacer un puño. Pequeña claustrofóbica maravilla.

9. Charlotte Street (Rattlesnakes)

Esta es una de esas canciones que parecen completamente artificiales y que son redimidas, en gran parte, por la maestría de la banda que acompañaba a Cole en estos años, por su capacidad para enhebrar melodías que sonaban a la vez serias y ligeras. Es una canción que retorna (como gran parte de su primer disco, en el que parecía que tenía demasiado que probar) al territorio de los romances intelectuales. Como en tantas otras canciones, el protagonista es un joven poeta frustrado y ligeramente cruel que no ha aprendido a manejar sus sentimientos ni las cosas que le suceden, que está perpetuamente atrapado entre sus aspiraciones y su realidad diaria, que le informa que no es muy útil. Si algo tiene de bueno Lloyd Cole es que ponía en entredicho continuamente su propia imagen y lo que quería proyectar, que era un compositor profundamente consciente de sí mismo y que no tenía miedo en perseguir sus obsesiones ligeramente snob al mismo tiempo que se burlaba de ellas.

10. Mr. Malcontent (Mainstream)

… Una tendencia que tiene su expresión más profunda en ésta canción, que no por nada está en su último disco. Pareciera hablar todo el tiempo de si mismo. “A waste of space and alcohol / drinking rain and eating soil / and slogans off the wall”. Es como el despertar de la larga adolescencia en la que descubrimos que las cosas que nos identificaban y creíamos que nos hacían mejores que los demás son en realidad lugares comunes, mentiras pre-fabricadas que han perdido todo su potencial para hacernos especiales, y en el fondo solo tenemos pequeñas miserias y pequeñas alegrías, como el resto de la raza humana. El señor descontento en el fondo es solo otro snob insoportable.
Casi, casi, es un tema enojado. Con algunos riffs (muy suavizados) en el estribillo y dos minutos finales en los que Lloyd esta lo más cerca que lo escuchamos de abandonar su “politeness” habitual (¡hasta se lo escucha reír con desprecio!) y arañar su jaula auto-impuesta, y un Neil Clark que de golpe parece haberse vuelto un vaquero.

11. Lost Weekend (Easy Pieces)

“Lost Weekend”, por otro lado, es un retorno a esas canciones que romantizan otro tiempo y otro lugar. Quizás sea solo mi interpretación de fan, pero al escucharla, con solo un par de referencias (neumonía y Amsterdam) yo me imagino una historia de amor del Siglo XIX, entre dos personas pobres y sin la posibilidad de comprar medicina, en una habitación de hotel de mala muerte, vestidos con harapos y en un solo colchón comido por las pulgas y las chinches. Bebiendo ajenjo, quizás.
Es una canción encantadoramente arcaica, al menos en mi mente (la letra, en realidad, no da más precisiones), es una balada trágica, pero al mismo tiempo fue el éxito más grande de la banda en Inglaterra. Y se nota porqué: la música es saltarina como una canción popular para que bailen las muchachas en ronda, Cole canta con alegría y convencimiento, la guitarra parece un manantial de agua cristalina y tiene unos pianitos encantadores que enmascaran de mil maravillas la misma tristeza que muchas veces asomaba la cabeza en Madness.

12. Minor Character (Mainstream)

“Minor Character” lidia con un evento que nos ha sucedido a todos nosotros en algún momento de nuestras vidas: darnos cuenta que, en la vida de alguien que evidentemente nos importaba demasiado, somos solamente un personaje secundario, que de golpe es expulsado mientras el protagonista continua con su vida normalmente. Y también sobre los momentos posteriores, la horrible sensación de preguntarse que estará haciendo, con quién pasará el tiempo. La espantosa posibilidad de convertirse en un extraño. Comparada continuamente con la vida “normal”, anterior al quiebre, transmite todo el efecto de la absoluta impotencia en ese tipo de situaciones, e incluso posiciona el suicidio como una respuesta absurda y aniñada. Lo peor de esto es que hay que seguir viviendo.

13. 2CV (Rattlesnakes)

Leí en alguna entrevista que Lloyd Cole decía que esta era la canción más cercana a su propia experiencia que había escrito para su primer disco, y se nota mucho. Es casi una canción de cuna de iniciación sexual, que recuerda con mucha ternura una escapada a un hotel con una chica la cual parecería ni siquiera haber sido muy cercana a nuestro autor.
Es hermosa por la manera en que transmite con completa verosimilitud la expectación y la magia de esos primeros encuentros juveniles con el sexo opuesto, la vulnerabilidad y la necesidad de compañía que se resuelve con personas que, probablemente, nunca formen parte de la lista de nuestros grandes amores. El ritmo es completamente relajado, como el sol del verano bajo el cual los amantes gastaban el tiempo. Recuerda a un personaje secundario de una manera diametralmente opuesta a la canción anterior, con mucho cariño y no poca nostalgia. Captura perfectamente un momento, que puede ser resumido en la frase, brillante como pocas, “All we ever shared was a taste in clothes”.

14. Are You Ready To Be Heartbroken? (Rattlesnakes)

Que esta sea la canción por la cual se recuerda a Lloyd Cole y The Commotions no tiene nada de injusto. Es, de hecho, una canción grandiosa y perfecta, una combinación de emoción e inteligencia (combinación que, como notarán, obsesiona a Cole en estos tres discos, una combinación de honestidad emocional con la pretensión e “inteligencia” de alguien que se cree superior a esos sentimientos) en cantidades precisas, una disección de un estereotipo y una celebración del poder devastador del amor.
Básicamente, Cole le canta a un personaje “X” que parece vivir una vida bohemia pero sin ningún compromiso con los corazones partidos y el sufrimiento cosa que, para Lloyd, es prácticamente escandalosa y necesaria para un tipo de vida de esa naturaleza. Impertérrito, sonríe frente a sus amigos y los hace sentir culpables por su falta de alegría. Pero no sabe lo que es estar descorazonado, no sabe lo que es sufrir.
La banda, por su parte, pela su mejor cara lounge, con un bajo que domina la canción como si fuese un día de otoño en un pub escocés, una batería reducida a su mínima expresión y un Lloyd Cole que amenaza continuamente, que promete dolor pero sin superioridad, solo con conocimiento de causa y tristeza por lo que le espera al protagonista y unos deliciosos coros femeninos cincuenteros. Luego de que Cole canta “Are you ready to bleed?”, los últimos 30 segundos son un hermoso colchón de cuerdas que parece decir “si, así de genial y así de terrible es estar enamorado”.

15. These Days (Mainstream)

Y, finalmente, la última canción del último disco de Lloyd Cole And The Commotions, una ínfima maravilla de sintetizadores con apenas la voz de Cole encima. ¿Vieron como siempre describen a algunas canciones como “invernales”, lo cual generalmente significa “canciones para escuchar apretando con alguna chica bajo las mantas”? Bueno, esta es una de las pocas canciones (como “Spider And I” de Brian Eno) que realmente pueden apropiarse de ese adjetivo. Es como dormir sobre nubes adentro de una casa mientras afuera la nieve cae y cubre al mundo. Es como si un fantasma velase a una chica solitaria.
Cole canta “You don’t need a lover in this climate / you don’t need a boyfriend in your bed / these days / put a blanket round you, baby” y todo suena frágil, encantador, callado. Pareciera que está intentando disuadirla, que está deseando que lo espere, que en el verano van a poder estar juntos y por favor no se enganche con otra persona. Es vulnerabilidad pelada y profundamente arrobadora y es una excelente manera de despedir a uno de los grandes compositores ignorados de los 80. En estos días, la sensibilidad ya no se usa como antes.


Retazos

el propio fan cooler

Lo que ocurrió fue más o menos así: Utilizaba la computadora tranquilamente y de repente un ruido espantoso (prrrrrrRRRRRRRRRRRR) sale de la torre, a lo cual yo le doy un golpe bien seco a un costado, y el ruido cede. a los minutos, el ruido vuelve. Otro golpe. No más ruido. Vuelve el ruido. «ok ezequiel, hagamos las cosas bien.»
Desarmé la máquina, saqué el fan cooler. Lo limpie. Lo sequé. Luego pase a instalarlo, pero hubo problemas.. no entraba bien. Hice fuerza, lo di vuelta, intente encajar esas malditas patitas frágiles que lo enganchan al motherboard.. senti unos ‘clicks’.

Shit.

Conclusión, destruí las patas del fan cooler en el proceso. El proceso fue largo y tuve que conseguir otro ventilador (pocos en plaza), tuve líos para instalarlo (porque soy un queso), y luego me dí cuenta que igual hacía un ruido espantoso (al final era la tarjeta de video. En fin, conclusión: 4 días en casa sin computadora.
Ya lo saben. Soy un nerd. Ya lo sabía, pero me había olvidado cuanto estoy espantosamente atado a la computadora. Casi toda actividad de mi vida la hago a través de ella. ¿Películas? En la pc. No tengo tele, ni dvd. ¿Música? Tendré 20 cds originales en casa, y no tengo un equipo ni huevito ni nada para escuchar.

O sea: Para mi, estar sin PC es casi como estar sin luz en casa.

Los pensamientos que se me pasaron por la mente fueron muy predecibles. ¡Que no puede ser! Que tendría que conseguirme un equipo de musica, un multipistas, una tele, un dvd, un vil cuaderno para reemplazar google docs (tuve que ir a las corridas a un cyber a copiar de google docs una letra de una canción, desastroso), tener todo respaldado, bla bla bla.

Pero claro, dudo que haga todo eso. Enchufe el mp3 a los parlantes y tuve música. Me compre una libretita. Tengo una manía de anotar las cosas que tengo que hacer, y así lo hice. Hice mandados. Cociné para dos días. Ordene la casa. Vi películas en casa de conocidos, y fui visitado. Me puse a releer a Daniel Clowes. Dormí pésimamente mal y me desperté a la medianoche sin poder reconciliar el sueño(aunque esto seguramente no tenga nada que ver con la computadora). Ahora ya esta, pero la pequeña fantasía de volver a una vida con más hardware y menos software es tentadora. Pero claro, también me puedo comprar un iPhone y solucionar casi todos los problemas. ¡Gracias, oh, tecnología!

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"Anvil! The Story of Anvil" 2008 Sundance Portrait Shoot

La vi hace unos meses ya y tendría que reveerla, pero Anvil! The Story of Anvil es de los documentales más emocionantes que vi en los últimos años. Básicamene es como Spinal Tap pero versión real: Anvil, banda de heavy metal estuvieron codeándose con los Scorpions y Bon Jovi, sacaron unos buenos y prometedores discos en los 80s para luego sumergirse en el fracaso. Y siguen ahora con 50 y pico de años, rockeando y creyendo en el metal, con sus familias e hijos. Se documenta una gira por Europa, la grabación de un nuevo disco (el nro 13 de la banda), las crisis entre los miembros que se conocen hace años y años, los intentos para conseguir dinero para pagar los gastos. Los protagonistas y miembros de la banda (lips y robb reiner) son bellísimos, personajes toscos, románticos, con una fe ciega y auténtica en lo que hacen. Cuidado: Para alguien que se dedica a la música, puede golpear en muchos puntos bajos, y uno puede ver imágenes, situaciones, expresiones en las caras que pueden verse muy de cerca, y doler. Sin ninguna verguenza admito que, en la cúspide de la película (el show en japón) me desarmé y termine en lágrimas.
Si, los puede hacer mierda. Pero para cualquiera que alguna vez tuvo una banda, ver esta película es una obligación absoluta.

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Discos nuevos en rotación: Two Dancers de Wild Beasts va ganando bastantes escuchas y es un potencial gran disco de este 2009. Popular Songs de Yo La Tengo esta muy, muy lindo y me gusta mucho la estructura de temas cortos con los temas larguísimos todos al final. El EP Love is not pop de El Perro del Mar me sigue pareciendo muy bueno. Sus tres discos son bien distintos entre sí, con estilos bien definidos pero todos mantienen su estética y sensibilidad particular. También demuestra como poder beber de las fuentes de los ochentas sin caer en ningún lugar común de la era.
Los Clientele son otra de esas one-trick-bands que me gustan. Muy edulcorada en dosis elevadas pero me gusta poner un disco de fondo de vez en cuando. El nuevo álbum tiene un par de temas que se me pegaron irremediablemente, ‘tonight’ y ‘never anyone but you’. Escucharlos me hizo recordar a otra de esas bandas ignoradas tal vez por su exagerada amabilidad, los Mojave 3. El Excuses for Travellers (por dios, ¡Que buen nombre de disco!) es uno de esos álbumes a los cuales regreso un par de veces por año y siempre me parecen cada vez mejores, y eso que la primera vez que lo escuche (hace más de cinco años) mi impresión fue más bien «ah, que lindo».