Informativus Virtualicus.

Hace poco tiempo el querido Dario publicó éste post sobre Social Network en donde se quejaba de que la película era una oportunidad desperdiciada para hablar sobre ciertos fenómenos generacionales relacionados con la internet. Yo no comparto su dureza hacía la película, en realidad me parece que entronca bastante bien con las obsesiones de Fincher y que marca un punto interesante alrededor de la dicotomía que existe en Facebook entre su política “abierta y honesta” simbolizada para comenzar por su estricta adherencia a “nombre y apellido” y sus orígenes teñidos de dudas y puñaladas por la espalda que, en definitiva, sencillamente la retrotraen a ser otra empresa capitalista más, interesada por el profit y muy alejada del interés por sus usuarios. Ahora habría que ver si alguien se anima a hacer algo así con Google.

Sin embargo, si encuentro cierta razón en sus argumentaciones de que es muy difícil encontrar en esa película una transmisión de lo que realmente significa haber crecido en esta generación para la cual Facebook y la internet son cosas fundamentales y particulares de nuestra vida. O sea: de qué manera a la raza humana nos afecta el hecho de tener ingentes cantidades de información dando vueltas como si fuesen manzanas esperando ser recogidas de un árbol perpetuamente gratis. Por el hecho de que podemos saber casi todo de una persona inclusive antes de que crucemos una palabra con ella en carne y hueso. Por el hecho de qué ahora yo tengo abierto el google talk, más twitter, más 11 pestañas con artículos largos que quiero leer, más un paper académico que tengo que terminar, mas el Jdownloader, más el Soulseek. El otro día Eze me contaba de una persona que NO TENÍA INTERNET y yo sentía que era una especie de bicho extraño que pensaba extinto.

El cambio de paradigma que todo ésto representa, el hecho de que la información realmente sea libre, gratis, ilimitada, que la sociabilidad se haya vuelto algo que transcurre a través de una interfaz tan universal, ¿que nos hará como raza? Algunos dicen que nos va a volver mucho más estúpidos, incapaces de asimilar textos largos (y sin embargo ahí está mi carpeta con 40 o 50 textos interesantísimos guardados). Otros dicen que en realidad nos permite procesar una amplia cantidad de datos más rápidamente (y ahí estamos saltando de ventana a ventana como niños con ADD). Todos convivimos, cada día más, con jóvenes que a los 15 o 16 años ya conocen TODAS LAS BANDAS IMPORTANTES DEL MUNDO.

Y el cine atrasa. El cine atrasa muchísimo. Porque está realizado por personas que no han crecido con este paradigma, que por más que tengan smartphones y sepan twittear y sepan bajar películas de internet (o usar la Itunes Store) no quiere decir que sean REALMENTE nativos. Tomemos por ejemplo a “Tron: Legacy”, el disparador de este post.
“Tron: Legacy”, es, como me dijo mi amigo @muertopiscina, una mala película con un gran diseño y una buena música. En el momento de verla, resaqueado y en cama, realmente no percibí una gran ofensa contra mis sentidos. La verdad es que, también, el hecho de ver películas en la internet, streameadas, ha causado que mi nivel de expectativas alrededor de las mismas descienda estrepitosamente. Si me entretiene en el momento y tiene un par de buenas escenas, ya la archivo como decente. Solo luego, con el tiempo y la discusión con otros “fleshy ones” los defectos comienzan a salir a la luz. Además como he mencionado, el diseño de Tron hace que muchos de sus pecados pasen desapercibidos.

Pero cuando uno se pone a pensar, es en realidad una película que trata el tema más importante de nuestra época: information wants to be free / information wants to be expensive. Y no dice absolutamente nada sobre el mismo. La idea es la siguiente: Jeff Bridges, el antiguo jefe de la compañía seudo Microsoft que domina el mundillo del software en la película, fue absorbido por The Grid, el programa donde había descubierto vida en la película original. Desaparecido, su ethos de software libre y gratuito cayo en desuso y sus sucesores cobran cantidades enormes de dinero a escuelas y empresas por OSs que son iguales a los de los años anteriores en un nuevo empaque. Sin embargo, exceptuando una escena al inicio en donde el hijo y heredero heredero de Bridges leakea el software al público antes de su fecha de lanzamiento, la película no comenta nada más sobre el dilema.

De hecho, cuándo el pendejo pasa al mundo de Tron y se encuentra con que su padre ha sido depuesto por un malvado programa perfeccionista, todo el discurso atrasa 20 años. El programa en cuestión, Clu, quiere salir de The Grid con la intención de imponer orden seudo fascistoide al mundo. O sea: la información es peligrosa, no hay que dejarla escapar, hay que encerrarla en su mundo porque si no se viene el caos, la destrucción y la subyugación de la libertad. En el fondo el mensaje, por más que quieran pasar por liberales (y predeciblemente siendo una película de Disney) es profundamente conservador.

El dilema, en realidad, ya está resuelvo: la información es libre. Y el tema es que tanto los directores y guionistas de “Tron: Legacy” y de “The Social Network” son, como nosotros, boring old farts, gente que todavía recuerda como fue la vida antes de que las compuertas irrefrenables de la internet se abriesen, que todavía sabe cómo era que el conocimiento fuese arcano, fragmentario, putamente difícil de conseguir. Y que, quizás, en algún lugar oscuro de nuestros corazones lo extrañamos.

Pero ahí está el chico de 7 años con cuenta de Facebook, el bebe etiquetado con la placenta colgándole, el pre-adolescente de 10 con un smartphone, el adolescente que quizás nunca vea una serie en la televisión, el joven para el cual haberse pasado la mitad de sus 18 años en un mundo virtual sumamente elaborado será sencillamente normal. Las peleas que comenzarán y terminarán solo en la red. Los amores intangibles. Esa es la gente que podrá escribir y filmar la gran epopeya de estos años. Lo triste es que, muy probablemente, los jóvenes de esa época una vez más verán esa hipotética película como vieja y cansada.


Quirky Scottishmen IV.

O, una carta de amor a Billy McKenzie.

(esto viene de aquí, aquí y aquí)

01.

En mis momentos de insomnio me imagino que, en algún futuro lejano, digamos el año 2749, en el planeta Tierra, hay una estatua gigante de Billy McKenzie. Es toda plateada y esta cincelada con golpes lustrosos. Parece un cuadro de acrílico plateado. Mira hacia el futuro, hacia el horizonte que se eleva por sobre el mar (porque esta, obviamente, en una ciudad con vista al mar). Está vestido como un aviador de los años 30, pantalones bombachos holgados en los muslos y ajustados en los tobillos, botas, una de esas camperas peluchonas. Bajo su brazo izquierdo tiene un casco futurista. A pesar de ello, en su cabeza se observa una boina, por supuesto. A su alrededor zumban hombres en jet packs, naves unipersonales, gigantescos cilindros de carga manejados a la distancia, seres mitad murciélago mitad humano, humanoides brillantes que vuelan por el poder de su propia pila atómica incorporada en el torax, medianas unidades de transporte público. En el pedestal en el que se apoya hay una placa dorada en la cual se lee: “Billy McKenzie dice: ‘¡Crean siempre en ustedes mismos, niños!’”.

02.

Como tantas otras cosas valederas de mi vida, The Associates apareció de la mano de un español iconoclasta (que rareza que algunos agentes de España, que tiene ese inmemorial mal gusto musical me hayan recomendado algunas de las bandas más significativas en mi existencia) que hablaba de Billy McKenzie y Alan Rankine como si fuesen la segunda venida de un Cristo melodramático, irónico, demasiado elegante de traje-y-corbata y pelo engominado para ser glam, demasiado histriónico y absurdista para encajar en el mundo del post punk con total comodidad.

Obviamente que lo primero que me llamó la atención cuando finalmente “Sulk” cayó en mis manos fue el falsetto de McKenzie, esa voz que combina perfectamente hastío, ansiedad, desesperación y ambigüedad sexual. Realmente, ¿qué le pasa a la voz de Billy McKenzie? ¿Cómo se volvió tan alta? Me pregunto si hablaba como un tipo normal. Su voz es de aquellas que no te olvidas nunca jamás, y más allá de los arreglos vanguardistas, staccatados, furiosos, de Rankine y compañía, lo queda impreso es ESA voz demasiado cálida para ser una diva (parecía un chico realmente vulnerable y no su mera imitación o alguien que alguna vez fue eso pero ahora está enterrado bajo cincuenta capas de estrellato autoimpuesto) pero demasiado alienígena y alienada para ser normal, procedente de la clase de persona que podría confesarte su más oscuro secreto de la nada y llorar en el medio de la noche.

03.

¿Se acuerdan de cuando en la primaria nos decían a todos que los próceres se habían muerto pobres, olvidados, en un país ignoto, en una habitación de hotel, que lo único que poseían era ese traje con el que los enterraron y su pelela? Bueno, todo eso es obviamente una mentira. Sarmiento quizás murió en Paraguay en una habitación de mierda, vetusta, pero porque Sarmiento estaba LOCO. ¿Todo el resto? Tenían unos pesos en el banco. En realidad, muchachos, la verdadera tragedia es ser un músico más talentoso que la media que ha tenido un roce con la fama, UNO y solo uno, un momento fugaz en que una de sus canciones sonaba en la televisión y en la radio, en las discotecas y en las playas, y después siguió haciendo buena música sin jamás recapturar el oído popular. Esos son los que terminan mal, solos, deprimidos, hinchados y sin un peso.

Imagínense a Billy McKenzie en el cobertizo de herramientas del jardín de la casa de su padre en Dundee (“la cuarta ciudad más grande de Escocia”), deprimido, observando sus 40 años muy de cerca, un hombre que hacía poco había declarado que “se arrullaba cada noche para dormir”, con cicatrices que comenzaban a asomar en su sien de héroe de acción, triste por la muerte de su madre, sentado en una reposera de fierros blancos y tiras de plástico mientras se toma una sobredosis de amitriptyline, temazepam y paracetamol.

Yo ni siquiera sabía que te podías morir tomando paracetamol.

04.

El problema es que una de las canciones que compusieron su breve recorrido por la fama es, probablemente, una de las mejores canciones del siglo XX. ¿Cómo sino se explica de donde sale “Party Fears Two”.

Miren, es una canción que escuché tantas, tantísimas veces que puedo acordarme del principio de memoria, y no hablo de letras, hablo del “ta na nan na nan na nan. tuuuuuntururuntuntuntuntututuntututuntututututuntututututun, tururun”. Bueno, quizás eso sea un mal ejemplo. Pero la manera en que se inicia la canción, con ese piano, como notas distantes en un salón de baile abandonado, con un extraño eco, para luego desatar esa cascada de sintetizadores que nos traen a la mente la imagen de McKenzie y Rankine apareciendo en el escenario subidos a un carro tirado por galgos, ataviados como caballeros españoles del siglo XVII.

Cuando finalmente escuchamos la voz de McKenzie eleva a una canción que ya parecía ser demasiado inteligente para su propio bien, que se balanceaba entre el absurdo y el compromiso, justamente porque no resuelve el conflicto entre lo irónico y lo sincero. McKenzie canta una canción con letras absurdas y surrealistas de un modo totalmente honesto. Los desafío, sino, a escuchar el “awaaaaaaaaaaaaaaaakeeeeeeeeeee meeeeeeee” sin que el esqueleto quiera salírseles por la boca y temblar.

Pero, realmente, ¿de qué carajo habla “Party Fears Two”? En primera instancia, es la descripción de una noche en la ciudad. Lo grandioso es que es una descripción no adjetivizada. O sea: ¿es una noche normal? ¿es una noche desastrosa? ¿el narrador se siente avergonzado de el mismo? Es una canción profundamente dubitativa en un sentido, compuesta de fragmentos de significado que, en algunos casos, chocan y se entremezclan y, si uno lee la porción de una frase significa algo completamente diferente que si se la lee precedida por las estrofas anteriores (el ejemplo más claro es “And you say it’s wonderful / to live with I never will”). La maldita canción está repleta de frases increíbles, de potenciales remeras que son demasiado witty para ser entendidas.

Es, en otras palabras, una composición de fiesta en el sentido más completo y hermoso del término. Una canción confusa, desesperante, repleta de picos de emoción, de momentos de fealdad, de memorias a medio recordar (lo mejor: “Have I done something wrong?” quién sabe, quizás lo hiciste). Con una sabiduría preclara acerca de lo que produce alcohol expresada en una frase telegráfica.

Y, sobre todo, con un deseo poderosísimo de romper algún tipo de restricción. O sea, ¿por qué carajo McKenzie canta de esa manera? ¿Por qué tiene ese coro de almas en pena en momentos puntuales de la melodía? Todo el tiempo McKenzie parece estar arañando un cascarón. Que es lo que hacemos cuando vamos de fiesta. La vida es aburrida, la secuencia tradicional de días se vuelve agobiante y lo único que nos queda es el fin de semana, ese territorio perverso y mítico en cuyas noches se supone que todo puede suceder y que la mayoría de las veces termina siendo una rutina suplementaria. Es un tema jubiloso que lucha contra la frustración todo el tiempo. Qué momento ese del final en el que Billy repite la frase inicial pero con un desgano desolador, que solo expresa la más profunda tristeza.

I’ll have a shower
And then phone my brother up
Within the hour
I’ll smash another cup
Please don’t start saying that
Or I’ll start believing you
If I start believing you
I’ll know that this party fears two

And what if this party fears two?
The alcohol loves you while turning you blue
View it from here
From closer to near
Awake me

Don’t turn around
I won’t have to look at you
And what’s not found
Is all that I see in you
My manners are failing me
I’m left feeling ugly
And you say it’s wonderful
To live with I never will

So what if this party fears two?
The alcohol loves you while turning you blue
View it from here
From closer to near
Awake me

I’m standing still
And you say I dress too well
Still standing still
I might but it’s hard to tell
Even a slight remark
Makes nonsense and turns to shark
Have I done something wrong?
What’s wrong’s the wrong that’s always in wrong

I’ll have a shower
And then phone my brother up
Within the hour
I’ll smash another cup

En definitiva, la fiesta te teme y vos le temes a la fiesta también.

05.

Punto de vista: como si estuvieses dentro de una nave espacial observando por el parabrisas. Se ve un pequeño planetoide de colores rojos y grises que se acerca rápidamente. Cráteres, rocas y polvo.

Vemos la nave que despliega uno de esos anacrónicos trenes de aterrizaje que parecen hechos de caños de hierro (por si importa, la nave es uno de esos transbordadores / jet espaciales. Líder 1 cruzado con Astrotrain). El terreno es, obviamente, baldío y pedregoso, una puna sin hippies.

De pronto aparecen unos bichos que parecen piedras con piel, grandes bocas con dientes cuadrados en el medio de una cara de arcilla, dos ojos redondos de caricatura, sin nariz, sin orejas. Textura rugosa. Dos brazos con cuatro dedo gruesos como velas les salen de los costados. Los bichos se desplazan arrastrándo su triste cuerpo con los brazos. No intentan elevarse ni saltan. Se expresan en un lenguaje que parece producido al chasquear la lengua.

Los astronautas (porque hay astronautas, bajaron de la nave hace instantes) descubren que los bichos son bastante amistosos y que los quieren arrastrar a una caverna cercana. Dubitativamente primero, y luego entusiasmados, los hombres se dirigen al lugar.
Al entrar en la caverna descubren un altar hecho de piedra sobre el que descansa el inmaculado cráneo de Billy Mckenzie. Mediante gestos, los cosmonautas descubren que las bolas de roca han estado venerándolo durante milenios, que cada 50 rotaciones de su planeta (unos 78 días humanos) realizan un ritual con la esperanza de que cante, lo cual, creen más allá de toda duda, traerá el fin de los tiempos.

06.

Q: ¿Tienen alguna fobia?

Alan: Och, solo las usuales. Estar usando un casco espacial con diez escorpiones reptando en su interior (risas) Creo que eso sería muy terrorífico.

Billy: Odio a las ratas. Cada vez que veo una quiero matarla. Y odio a los alsacianos. Hacer las compras – odio los supermercados, y no puedo soportar tiendas como Woolworths o Marks and Spencers, si camino y paso frente a un lugar como Top Man o algo así, realmente me pone enfermo. Y no puedo nadar ni siquiera si mi vida dependiese en ello. Le tengo miedo al agua, especialmente a las aguas profundas.

(De una entrevista con Smash Hits de 1982)


Songs We Taught The Fleshtones.

mhjones

(Foto robada de esta hermosa página)

Hasta donde yo sé, este mega-compilado se me cruzó en la vida producto de mi obsesión del año pasado con los Fleshtones, la mejor banda de fiesta de la historia. Buceando en slsk encontré estos diez discos repletos de joyas, un verdadero tesoro hundido, compuesto de aquellos singles, temas preferidos y éxitos que escuchaban (asumo) en sus disolutos días de adolescencia mientras preparaban Blue Whales (vodka + cualquier otra cosa en un tacho de basura).
Pero los discos vinieron sin ningún tipo de indicación o dato que me permitiese rastrear su creación. Lo más cercano que tengo a una explicación es lo siguiente: algún fan agarró ésta lista de temas covereados por los Fleshtones a lo largo de los años (que no sé si está actualizada o que), bajó diligentemente los archivos y armó esto. Por momentos tengo la impresión, incluso, de que están ordenados cronológicamente de acuerdo a la fecha en que realizó su rendición la banda de Nueva York. Sería mucha obsesión, pero internet es perfecta para eso. Quienes lo compilaron, de cualquier modo, son héroes anónimos del mejor rock de chasquear los dedos y tamborilear los pies.
Banda de sonido del verano, me parecía justo compartirla con todos aquellos que, lo sepan o no, ya son fanáticos de The Fleshtones.
Ahora solo faltaría que algún encarecido diseñador les arme tapitas a cada uno.

Vol.01

01. The Strangeloves, «Cara Lin»
02. The Chants, «Dick Tracy»
03. Arthur Alexander, «Keep Her Guessing»
04. The Tams, «Laugh It Off»
05. The Sheep, «Hide & Seek»
06. The Blendells, «Lalala»
07. Hank Ballard, «Switcheroo»
08. Sam the Sham, «Medicine Man»
09. Nick Lowe, «Truth Drug»
10. The Creation, «How Does It Feel»
11. The Illusions, «Can You See Her Eyes»
12. Jimi Hendrix, «I Don’t Live Today»
13. The Rascals, «Find Somebody»
14. The Cornelius Brothers, «Treat Her Like A Lady»
15. Spirit, «Got A Line On You»
16. Cher, «Train of Thought»
17. The Animals, «Inside Looking Out»
18. Billy Riley, «Wild Cat Tamer»
19. Andre Williams, «Down Tiajuana»
20. Lavern Baker, «Voodoo Voodoo»
21. Stevie Wonder, «Fingertips Pts. 1 & 2»
22. Lee Dorsey, «Ride Your Pony»
23. Annette Funichello, «Baby, Don’t Stop Now»
24. Soupy Sales, «Do The Mouse»
25. The Five Americans, «I See The Light»
26. The Litter, «Action Woman»
27. Question Mark & The Mysterians, «Sha la la»

Vol.02

01. The Shy Ones, «12 Months Later»
02. The Kingsmen, «Trouble»
03. The Kinks, «It’s Too Late»
04. Don and the Goodtimes, «The Turn On Song»
05. Eyes, «When The Night Falls»
06. Serpent Power, «Endless Tunnel»
07. Johnny Thunder, «I’m Alive»
08. Titanics, «High on Drugs»
09. Rosco Gordon, «Lets Get High»
10. James Brown, «Don’t Be A Dropout»
11. Bobby Marchan, «Get Down With It»
12. Kid Thomas, «Rockin’ This Joint To Nite»
13. Champion Jack Dupree, «Let The Doorbell Ring»
14. Mel Torme, «Comin’ Home Baby»
15. The Dave Clark Five, «Doctor Rhythm»
16. The Animals, «Outcast»
17. Teenage Head, «You’re Tearing Me Apart»
18. The Kingsmen, «Haunted castle»
19. The Castle Kings, «You Can Get Him Frankenstein»
20. Bourvil, «Salade de Fruits»
21. Fever Tree, «San Francisco Girls»
22. Glass Bottle, «Boys in the band»
23. The Five Americans, «Let’s Go In 69»
24. Edwin Starr, «Oh How Happy»
25. Richard Berry, «Next Time»
26. The Wailers, «Hang up»
27. The Troggs, «Gonna Make You»

Vol.03

01. Steppenwolf, «Faster Than The Speed Of Life»
02. Suicide, «Rocket USA»
03. Iggy Pop, «Pleasure»
04. The Loved Ones, «Everlovin’ Man»
05. Janis Joplin, «Down On Me»
06. Monkees, «Steam Engine»
07. Thee Midnighters, «Jump Jive & Harmonize»
08. Mojo Men, «She’s My Baby»
09. The Grassroots, «Feelings»
10. The Bobby Fuller Four, «It’s Love, Come What May»
11. Elvis Presley, «Bossa Nova Baby»
12. The Ventures, «The 2000 Pound Bee (Parts 1 & 2)»
13. Syndicate of Sound, «Little Girl»
14. The Shy Guys, «We Gotta Go»
15. Wilbert Harrison, «Let’s Stick Together»
16. The Dave Clark Five, «Concentration Baby»
17. Equals, «I Get So Exited»
18. Philip Upchurch Combo, «You Can’t Sit Down (Parts 1 & 2)»
19. Bobby Freeman, «S-W-I-M»
20. The Bobby Fuller Four, «The Magic Touch»
21. Tina & Ike Turner, «I’m Fed Up»
22. Slade, «Cum on feel the noise»
23. Bobby Vinton, «Roses Are Red My Love»
24. Question Mark & The Mysterians, «Smokes»
25. Tom Jones, «She’s a Lady»
26. Elvis Presley, «Tiger Man»

Vol.04

01. John Zacherle, «Dinner With Drac»
02. Rufus Thomas, «Jump Back»
03. Animals, «Cheating»
04. Edwin Starr, «25 Miles»
05. The Rolling Stones, «2000 Man»
06. Aretha Franklin, «Save Me»
07. Eddie Cochran, «Jeannie Jeannie»
08. The Saints, «Imagination»
09. Young Rascals, «Come On Up»
10. Crazy Elephant, «Gimme Gimme Good Lovin'»
11. Eddie Floyd, «Big Bird»
12. Chuck Berry, «Let It Rock»
13. Creation, «Making Time»
14. The Knight Riders, «I»
15. The Shy Guys, «We Gotta Go»
16. The Kinks, «Till The End Of The Day»
17. Sinners, «La Novia De Mi Mejor Amigo»
18. Solomon Burke, «Everybody Needs Somebody To Love»
19. The Kinks, «Sittin’on My Sofa»
20. Buddy Holly, «Well Alright»
21. Eddie Cochran, «Guybo»
22. Jerry Lee Lewis, «It’ll Be Me»
23. Little Richard, «Hey-Hey-Hey-Hey!(Goin’ Back To Birmingham (1958)»
24. Sleepy John Estes, «Rats In My Kitchen»
25. Link Wray & His Ray Men, «Soul Train»
26. Question Mark & The Mysterians, «8-Teen»
27. Elvis Presley, «Spinout»
28. Led Zeppelin, «Communications Breakdown»

Vol.05

01. Elvis Presley, «Burning Love»
02. Nervous Eaters, «Loretta»
03. Mickey Finn, «This Sporting Life»
04. Little Richard, «Function At The Junction»
05. Shadows Of Knight, «Shake»
06. The Who, «My Wife»
07. The Gentrys, «Brown Paper Sack»
08. Trini Lopez, «Speedy Gonzales»
09. Titus Turner, «All Around The World»
10. Solomon Burke, «Stupidity»
11. The Yardbirds, «I Ain’t Got You»
12. The Sonics, «Have Love Will Travel»
13. The Rolling Stones, «Off The Hook»
14. Wilson Pickett, «Hey Joe»
15. The Kinks, «Too Much On My Mind»
16. Modern Lovers, «I’m A Little Airplane»
17. The Rolling Stones, «The Last Time»
18. Tina Turner, «Baby – Get It On»
19. Little Richard, «All Around the World»
20. Dave Davies, «I’m Crying»
21. The Kinks, «The World Keeps Going Round»
22. The Dictators, «New York New York»
23. Ohio Express, «Beg, Borrow and Steel»
24. Lightnin’ Slim, «Rooster Blues»
25. Howlin’ Wolf, «Smokestack Lightin'»
26. Question Mark & The Mysterians, «Midnight Hour»
27. Bob Seger, «Ramblin’ Gamblin Man»
28. The Dave Clark Five, «Thinking of You Baby»

Vol.06

01. Bo Diddley, «Diddy Wah Diddy»
02. Cameo, «Word Up»
03. Chambers Brothers, «Time Has Come Today»
04. Charms with Otis Williams, «Panic»
05. Cliff Nobles, «Judge baby, I’m back»
06. Eddie Holland, «Leaving Here»
07. Eddie Cochran, «Little Lou»
08. Freddie Cannon, «Tallahassie lassie»
09. DMZ, «Mighty Idy»
10. Db´s, «If and When»
11. Gene Chandler, «Rainbow ’65 (Part 1 & 2)»
12. The Guess Who, «American Woman»
13. Herb Alpert & The Tijuana Brass, «Lonely Bull»
14. Gary U.S. Bonds, «New Orleans»
15. Irma Thomas, «Ruler Of My Heart»
16. Johnny And The Hurricanes, «Crossfire»
17. Kid Thomas, «Wail Baby Wail»
18. Larry Verne, «Mr Custer»
19. Larry Williams, «Bony Maronie»
20. Lee Hazlewood, «Sand»
21. Morgus & Ghouls, «Morgus The Magnificent»
22. The Move, «Wave Your Flag and Stop the Train»
23. Davie Allan & The Arrows, «Moondawg ’65»
24. Manfred Mann, «Tired Of Trying,Bored Of Lying,Scared Od Dying»
25. Sex Pistols, «Anarchy In The UK»
26. The Kinks, «Who’ll Be The Next In Line»
27. The Standells, «Sometimes Good Guys Don’t Wear»
28. The Sonics, «Psycho»

Vol.07

01. Bobby Vinton, «Roses Are Red»
02. The Rolling Stones, «Play With Fire»
03. Ohio Express, «Yummy Yummy Yummy»
04. Sammy Davis, «I’m over 25 but you can trust me»
05. The Bags, «Spread It Around»
06. Sylvester, «Do You Wanna Funk»
07. The Troggs, «Lost Girl»
08. Slade, «Mama We`re All Crazy»
09. The Fugs, «Crystal Liason»
10. The Gentrys, «Brown Paper Sack»
11. The Gentrys, «Keep On Dancing»
12. The Rolling Stones, «Stoned»
13. The Kingsmen, «Long Green»
14. Trolls, «Everynight And Everyday»
15. John Lee Hooker, «Burning Hell»
16. Stylistics, «Rock And Roll Baby»
17. The Trashmen, «King of the Surf»
18. The Rolling Stones, «Get Off Of My Cloud»
19. The Kinks, «You’re Lookin’ Fine»
20. The Troggs, «I Want You»
21. The Searchers, «Alright»
22. Sam Cooke, «Chain Gang»
23. The Sonics, «Boss Hoss»
24. Titanics, «You Just Ain’t Good Enough»
25. The Yardbirds, «I Ain’t Done Wrong»
26. The String-A-Longs, «Wheels»
27. Third Bardo, «I’m Five Years Ahead Of My Time»
28. You Know Who Group, «Playboy (4 Corners 113) USA 1964»
29. Eddie Cochran, «Nervous Breakdown»
30. The Capitols, «Chained To My Heart»

Vol.08

01. Benny Spellman, «Roll On Big Wheel»
02. The Wailers, «Baby Don’t You Do It»
03. Eddie & The Hot Rods, «Crusin’ (In The Lincoln)»
04. Kc And The Sunshine Band, «Wrap Your Arms Around Me»
05. Mitch Ryder And The Detroit Wh, «Little Latin Lupe Lu»
06. Split Ends, «Rich With Nothin»
07. The Lovin’ Spoonful, «On The Road Again»
08. The Yardbirds, «I Wish You Would»
09. You Know Who Group, «Hey You And The Wind And The Rain»
10. JJ Cale, «After Midnight»
11. Jody Reynolds, «Endless Sleep»
12. Rem, «Windout»
13. Rolling Stones, «I’m Moving On»
14. Wilson Pickett, «Land Of 1000 Dances»
15. Motorhead, «Motorhead»
16. Sue Foley, «Mean Old Lonesome Train»
17. Bobby Marchan, «Chickee Wah Wah»
18. Bobby Moore, «Chained To Your Heart»
19. Freddie Cannon, «Abigail Beecher»
20. Hi-Lites, «Soul City»
21. Standells, «Try It»
22. Hank Ballard and the Midnighters, «Big Red Sunset»
23. Edwin Starr, «Happy Radio»
24. Titanics, «All Hung Up»
25. Little Willie John, «Take My Love (I Want To Give It All To You)»
26. 1910 Fruitgum Co., «Go Away»
27. Lightnin’ Slim, «Rooster Blues»

Vol.09

01. Rob Hoeke, «Margio»
02. The Carnaby, «Jump And Dance»
03. Flamin Groovies, «Slow Death»
04. Del Shannon, «Move It On Over»
05. 100 Proof Aged In Soul, «Somebody’s Been Sleeping In My Bed»
06. Mickey Lee Lane, «Hey Sah-Lo-Ney»
07. Chuck Berry, «Around And Around»
08. Hank Ballard And The Midnighters, «The Float»
09. Marvin Gaye, «Let’s Get It On»
10. Manitoba’s Wild Kingdom, «The Party Starts Now»
11. Ray Charles, «What´d I Say»
12. The Isley Brothers, «Baby Don’t You Do It»
13. The Tropics, «I Want More»
14. Titus Turner, «When They Get A Lotta’ Money»
15. The Coastliners, «Alright»
16. The Rockin’ Rebels, «Wild Weekend»
17. John Lee Hooker, «Boom Boom»
18. The Blendells, «Dance With Me»
19. The Music Explosion, «Jack In A Box»
20. Joey Dee & The Starliters, «Keelee´s Twist»
21. Gene Allison, «Everybody But Me»
22. Chris Kenner, «They Took My Money»
23. The Challengers, «Moondawg»
24. Lightnin’ Slim, «Mean Ole Lonesome Train»
25. Ohio Express, «Soul Struttin»
26. The Capitols, «It’s A Hang Up»

Vol.10

01. John Fred & Playboys, «Up And Down»
02. The Troggs, «Night Of The Long Grass»
03. Real Kids, «Reggae Reggae»
04. 13Th Floor Elevators, «Fire Engine»
05. Frantic Freddie And His Reflections, «You Told A Lie»
06. Desi Young, «I Dont Know Why I Love You»
07. Manfred Mann, «5 – 4 – 3 – 2 – 1»
08. Los Dudes, «I Hate You All»
09. Richie Valens, «Come On, Let’s Go»
10. Jeb Stuart, «I Betcha Gonna Like It»
11. Gary Glitter, «Rock And Roll Pt 2»
12. The Dave Clark Five, «No Stopping»
13. Lenny Capello, «Cotton Candy»
14. E Wee Crayton, «Every Dog Has His Day»
15. Ian Whitcomb, «You Turn Me On»
16. Little Willie John, «All Around The World»
17. The Fugs, «I Couldn’t Get High»
18. The Troggs, «Heads Or Tails»
19. The Rivieras, «Let’s Have A Party»
20. Tarheel Slim, «Number Nine Train»
21. Michel Polnareff, «Time Will Tell»
22. Don Fardon, «I’m Alive»
23. The Birds, «Leaving Here»
24. Otis Redding, «Land Of 1000 Dances»
25. The Jeffersons, «Movin’ On Up»
26. Powerpuff Girls, «Powerpuff Girls (End Theme)»





Yo sé que no es mi trabajo avivar giles, pero les advierto que en esta rarísima página de digitalización de libros naturistas («copias electrónicas de los libros de la naturaleza») hay tres libros de Dougal Dixon.
El muchacho se dedica a hacer historia futura especulativa, relacionada con la evolución: el futuro de la raza humana, que hubiese pasado si los dinosaurios no se hubiesen extinguido. Cualquier pretensión de cientificismo queda desmantelada cuando se ven esas masas de grasa simbióticas con pequeños humanitos, esos dinosaurios mezcla de mamífero, pez y reptil. En el momento en que saltan tres millones de años y ya no hay nada parecido a un ser humano, uno agradece este pedacito de cielo de ciencia ficción.


Pavement, Putos.

Amadeo:

No sé en qué momento comencé a escuchar Pavement. Tengo recuerdos confusos: la llegada de ese número especial y final de Revolver a mis manos sin tener ninguna idea de que era Pavement y porque valía la pena, todo un lenguaje esotérico que hablaba de una banda que estaba lejísimos de mi universo de referencias; mi padre bajando todos los temas que encontraba en Audiogalaxy y grabándolos en orden alfabético y en algún momento esos cdrs llegando a mis manos; ellos en vivo en Space Ghost Coast To Coast tocando el Space Ghost Jam que es una de sus perlas desconocidas; un amigo alto e inflexiblemente moderno diciéndome «chango, escucha Pavement».

Lo que sí sé es que a lo largo de los años, de una manera mucho menos contundente que Guided By Voices (aquella banda que es su perfecto complemento, de la cual me bajé toda su discografía de una manera obsesiva) aquellas canciones entre insoportablemente pajeras, incompletas, chapuceras y hermosamente pegajosas, comenzaron a alojarse lentamente en mi memoria y mi panorama emocional. Tenían una verdad, esa sensación tan identificatoria de «sabemos que somos más inteligentes pero eso a esta altura de la historia no importa, no nos brinda ningún beneficio, así que bueh, hace demasiado calor para pensar y hacer algo correctamente».

En enero nos encontramos con Ezequiel después de mucho tiempo y una de las cosas de las que hablamos fue de Pavement y llegamos a la conclusión de que su espíritu fundamental era su estilo «Che, grabemos un tema country. / Paaah, que paja, lo hagamos así nomás». E igual les salía genial.

Su inescapable aura perdedora auto infligida. Algo que parece pegárseles como el destino. Dario me contaba que en Coachella todo estaba vacío mientras tocaban. Y todo lo que rodeó a sus shows en Buenos Aires estuvo teñido de ese espíritu. El hecho de que los hayan degradado del Luna Park (¿quién puede creer que Pavement podría llenar, alguna vez, un Luna Park, ese lugar gigante, donde se boxeaba?) a la Trastienda; el hecho de que nunca sentimos que las entradas se iban a agotar (y de hecho no lo hicieron). Los patovas decían que, incluso el domingo, la Trastienda no estaba ni de cerca llena.

Cuando llegamos la pista que para Yo La Tengo no daba más, tenía amplios espacios que permitían llegar muy cerca del escenario. Y ahí nos metimos, desaforadamente felices. Cuando comenzaron con «Silence Kid» no había manera de no saltar y comenzar a gritar hasta arruinar la voz. Todo era espiritualmente correcto: Bob Nastanovich gritando en Unfair, hedonista, tocando percusiones chiquitas, Spiral Stairs pelado y con boina, gordo, demostrando que algunas de las canciones más cristalinas, románticas, le pertenecían por temperamento y actitud, Mark Ibold sonriendo y con actitud de no me importa nada… Tocaron temas de todas sus épocas, tocaron Frontwards esa composición definitiva enterrada en un lado b. Tocaron Father To A Sister Of Thought, canción que cuando descubrí en «Wowee Zowee» no podía creer que sea real, tanta melancolía, tanta emoción, ese homúnculo country superior y desgarbado. Fue un show en donde terminamos con «la remera empapada y las zapatillas sucias«, donde la línea de guitarra de Grounded nos salvó, como nos viene salvando hace años. No parecía una banda a la que le importaba su supuesta estatura mítica, o tocar como profesionales cuarentones que deberían ser.

Algunos dijeron que Malkmus no tenía conexión con el resto de la banda, que estaba amargo, quería que todo termine. Pero eso incluso sumó al ánima Pavement. O sea: ¿qué mejor para una banda perdedora e intencionadamente smart ass y mala onda que haya tensión entre sus miembros? Quizás nosotros somos demasiado fans, justificamos todo, pero ¿no es maravilloso que el alma de la banda, su filosofía estética lo permita? Acaso eso sea el trasfondo que hace que la amemos tanto, que haya significado tanto en nuestras vidas. Pavement es una banda mucho más profunda, mucho más triste, mucho más vanguardista y personal de lo que nunca creímos, y detrás de su ironía que nadie supo prolongar, se ocultaba la más pura sinceridad producto de la experiencia.

Ezequiel:

Me costó bastante entrarle a Pavement de chico. Eso causó que haya visto un show bastante confuso, y raro, allá por el 2002, cuando Malkmus vino a presentar su primer disco solista. El show fue bueno, correcto, adecuado nomás. Esteban – como lo estuvimos llamando cariñosamente todo el domingo y lunes – estaba contento y parecía un niño grande, un payaso que hacía chistes, le metía onda, se frustraba, sonreía todo el tiempo, jugaba al beisbol con su guitarra y los palos que le tiraba el baterista. En ese show toco Here e In The Mouth a Desert, que apenas conocía. Luego de profundizar más en la banda, me lamenté bastante de no poder escuchar esos temas, bien concentrado, conociendo cada línea de la letra, y cada arreglo.

La cuenta de twitter Discographies hizo unos comentarios muy acertados refiriéndose a Pavement. Decía que, por ejemplo, el primer disco era la idea de «una banda». El segundo, la idea de «canciones». El tercero, la idea de «un álbum». Y creo que es bastante así, que toda la banda tiene ese concepto detrás, borroso, de romper un poco las reglas, de intentar hacer algo pero hacerlo de forma tan fracturada, torpe, extraña y encantadora que crean algo nuevo, con personalidad. Por eso me animaría a decir que el show que vimos el domingo también se podría considerar la idea de un «show de rock».

Uno en su vida termina viendo un montón de show chakales, guerrilleros, y desprolijos, pero hubo pocos shows más encantadoramente desastrosos como el que presentaron los muchachitos de Stockton en La Trastienda. Aunque por un lado se veían aceitados y tocaban un tema atrás del otro, los temas se desarmaban, se caían a pedazos, se enchastraban, se borroneaban. Estamos todos de acuerdo con que la setlist fue soberbia, tocando una catarata de hits, y un montón de lados b, o esos temas geniales que muchísimos aman pero que son ninguneados un poco por ser pequeños (Zurich Is Stained).

Sí, Malkmus tenía toda la pinta de que prefería estar leyendo un libro en su sillón mientras su esposa le hacía un buen churrasco, antes que estar tocando sudoroso a miles de kilómetros de su casa. Pero me pareció bien que no la careteaba, como dijo Amadeo, que la banda no funcionara, que nos diéramos cuenta de que lo que veíamos era una reunión, no a Pavement en el 99. En ese momento del show, me parecía que era un excelente ejemplo de lo que era el zeitgeist actual de las bandas, reuniones, y el indie en general, todo se podía resumir en esa mala onda, en ese enojo, en esa energía, en esas melodías pop totalmente geniales tocadas tan toscamente.

Hubo dos momentos que me acuerdo muy bien. Uno, esa versión totalmente inesperada y perturbadora de She Believes (del “Westings By Musket And Sextant”), con su ritmo marcial y siniestro. En ese momento todo el público enloquecido quedó paralizado e incómodo. Era lo más lejos que podían tocar de un hit, y lo primero que pensé cuando terminó el tema fue «El show de Pavement en realidad se trata de ESTO».

El segundo fue el final con Fin, ese tema que siempre me gustó con cierta culpa, debido a que en una entrevista Malkmus había comentado que era un tema que no le gustaba mucho. Pero me pareció perfecto para cerrar el show, esa canción que es algo así como una balada de rock, con ese pseudo-solo de guitarra áspero, atonal, juguetón y triste. Sí, ese final fue totalmente perfecto.

Dario:

La palabra clave para describir el show de Pavement que vi es «vitalidad». Cuando mis amigos (entre ellos algunos compañeros de blog) me cuestionaban cómo podía hablar tan mal de las reuniones de bandas y estar tan emocionado por ver a Pavement más de 10 años después de que se separaran trataba de explicar con mayor o menor dificultad que lo que diferenciaba a esta reunión de otras era algo así de intangible, la vitalidad. Eso era lo que trataba de explicar y lo que el show demostró, a los que estuvieron ahí no tengo que explicarles nada más.

Al contrario que la mayoría de las bandas reunidas, con Pavement vimos una banda de verdad dando un show de verdad, vivo, en proceso, con tensiones y con intensidades, en lugar de ver un museo ambulante de canciones viejas, una reserva natural del indie. Pavement tocó con energía, posiblemente con un poco de mala onda también, en un show que había sido programado en un lugar para 10.000 personas y reubicado a un lugar para 700 (programado junto a un show de nada menos que Smashing Pumpkins quienes no tuvieron que cambiar de lugar y Billy Corgan pudo hacer el imbécil adelante de varios miles de personas) y que aparentemente era el final definitivo de la banda, tocaron temas que nadie esperaba escuchar y no tocaron temas que estábamos seguros que iban a tocar, sonó un poco desprolijo, Malkmus tocó la guitarra tan mal como la tocó siempre, Nastanovich tocaba la pandereta a destiempo y gritaba como un energúmeno desde el borde del escenario. Yo salí con el cuerpo arruinado, las zapatillas sucias, la remera hecha mierda y un golpe en el ojo que todavía tengo.

Pavement fue una celebración de la vitalidad y en contra de la museificación. A los que les pareció mal son los que prefieren el museo y deberíamos aconsejarles que dejen de ir a shows en vivo y se queden en su casa viéndolos en BluRay con audio 5.1 en el living de su casa en el que se escucha bien de todos lados y los músicos no pierden la buena onda ni le fallan a nuestras expectativas. Cuando escribimos un post similar a este sobre Jonathan Richman dije que ese show nos señalaba un camino mejor a seguir y en algún sentido este show también se sintió un poco así, transformador, revelador. Una de las bandas culpables del indie se había juntado para mostrar cómo se hacen las cosas y demostrar que nadie ahora lo puede hacer mejor que ellos. Una última victoria de underdog. Vinieron a clausurar el indie, ya está, acá no hay nada para ver, circulen, una última vez y ya está, nada de girar para siempre robándose la plata de la nostalgia sin un solo tema nuevo. Pavement dijo todo lo que tenían que decir. Y no lo escuchó nadie.

Esteban:

Antes de la música, Pavement fue una fotografía. Recuerdo estar sentado en la computadora de mis abuelos, en algún verano perdido de mi adolescencia, antes de la masificación del P2P, leyendo en AllMusic biografías de bandas que no tenía posibilidades reales de escuchar, bandas que, ahora me doy cuenta, todavía son mi canon personal, aunque no haya sido hasta mucho después que me enteré realmente como sonaban.

Es una fotografía en blanco y negro, enfocada muy cerca de sus rostros. Todos salen muy jóvenes y muy gringos, pelos cortos y felices, excepto por el flaco de cara larga, quien está evidentemente en drogas y mira a la cámara ensimismado. Para alguien cuya imagen de un grupo de rock era casi sinónimo de extravagancia, Pavement se veía normal. Reconfortantemente normal.

Cuando por fin tuve acceso a internet, uno de los primeros grupos que empecé a escuchar, canción por canción, fue Pavement. Es por eso que muchas de mis canciones favoritas (Folk Jam, Zürich Is Stained) no son las más populares dentro de un catálogo hecho precisamente de hits poco probables.

Fue recién durante mi viaje de intercambio en que me enamoré del grupo. Con mi reproductor de MP3 fijo en tres o cuatro discos que no cambié durante seis meses («Lesser Matters» de Radio Dept., «El mundo según» de Sr. Chinarro, «WOWS» de Los Zapping), fueron las letras oblicuas del Crooked Rain Crooked Rain las que más me acompañaron las mañanas frías de invierno en los tranvías. Porque las letras de Pavement son sarcásticas e intelectuales pero, al igual que el payaso del salón que hace reír a todos para no sentirse tan solo, están llenas de una tristeza y un romanticismo que las hace tan queribles.

El concierto fue, de acuerdo a lo esperado, buenísimo. A las pocas canciones de haber comenzado desistí de poguear, casi como homenaje a los amigos que no vinieron, y me paré en medio de un japonés gigante que me atacaba con su melena, un imbécil que se pasó todo el concierto abanicándose con un papel, Lucas, que me golpeaba la espalda cada vez (y era toda vez) que sonaba alguna canción que amamos, y un montón de veinteañeros zarrapastrosos y felices, a escuchar y saltar y sonreír y cantar.

Viendo a Pavement en vivo (y ya se ha dicho acá todo sobre la energía y la actitud que tiene la banda) pensaba en cómo es que, más que como el espíritu de su época, se les puede ver como el contrapunto de la misma. Canciones que resuenan a algo que está por ahí en el momento en que han sido compuestas (Box Elder al twee y al indie-ochentero, Perfume-V al pesimismo alternativo, el hit noventero que debió ser Stereo, los interludios de hard-rock de Rattled By The Rush) pero que tienen algo, adrede la mayoría de las veces, pero también involuntario, que hace que se disparen a los pies y se conviertan en esas pequeñas joyas imperfectas de las que nos enamoramos.

Cuando terminó, temblando de alegría, nos sentamos a ver pasar a la gente, sin comprender como alguien podría quedarse a ver algo más después de esto, sin comprender como es que la gente no entendía que no había nada más que escuchar, que debíamos todos dedicarnos a otras cosas, a la arquitectura o al budismo zen. Total, ya no tenemos ningún apuro.