«Rolling Stone no es más que una revista que algunos chicos se ponen en el bolsillo trasero del pantalón para que los demás crean que están informados.»
Barry Glovsky, 1968, visionario.
The Avengers: Before and After The Fact.
(Esto escribí sobre los Avengers para la revista Haciendo Cine, antes de siquiera verla)
En un principio parecía una grandiosa idea: una franquicia de películas de superhéroes que conduzca, finalmente, a un gran espectáculo conjunto, la primera de un super equipo armada en tiempo real, a la manera de los comics ¡El primer cross-over cinematográfico a gran escala!
Era una destilación de un viejo precepto del comic de superhéroes, tan antiguo como la Segunda Guerra Mundial: si tenés uno y es exitoso, 6 o 7 en un mismo grupo serán exitosos exponencialmente. Coincidía con un viento favorable en los grandes estudios a las trilogías, películas conectadas por elementos temáticos, grandes sagas. Y, además, representaba la aparición de Marvel Comics como productor de sus propias películas, un sueño largamente anhelado dentro de la compañía, su salto al gran rodeo, una empresa de entretenimientos completa, y no solo una pequeña e intrascendente editorial.
Y, aparentemente, la apuesta ha pagado bastante bien. No solamente han tenido éxitos desde Iron Man 1 sino que los ingresos de las películas permitieron sanear las finanzas de Marvel Comics lo suficiente (plagada por una bancarrota incurrida en el año 1996 cuando intentó apoderarse del mercado de comics norteamericano comprando su propia distribuidora solo para que todo se derrumbe a su alrededor) como para volverla una manzana muy apetitosa para Disney, quién compró la editorial y todo su universo en el 2009 por 4 billones de dólares. Lo único que aún desea es rescindir los contratos que tiene con Sony, Paramount y Fox para recuperar sus últimos personajes (los Fantastic Four, X-Men, Spider-Man) y producir películas de la casa con ellos.
Y ahora nos enfrentamos con el producto final de aquello que se presenta como una movida novedosa y creativa pero que, a fin de cuentas, se parece mucho más a la sinergia corporativa. Porque si bien las películas de Marvel Studios (y The Avengers en particular) intentan decirnos que son el pico máximo de la épica superheroica en el cine, en realidad son películas de cartón: aburridas, formulaicas, con los guiones con menos alma que se han visto en mucho tiempo, actuaciones que parecen extraídas con tirabuzón, efectos especiales más bien berretas y muy poco corazón. Iron Man 1 tiene cierta chispa, que rápidamente se pierde cuando Robert Downey Jr. se vuelve un monigote de sí mismo. Pero tanto Captain America (en donde ni el gran Chris Evans logra arrancarnos una sonrisa) como Thor son dos tristes y vacías cáscaras cuyo único objetivo es colocar a sus personajes en una posición en la cual puedan ser utilizados por esa gran esperanza blanca del cine de masas que se supone será Avengers. Hacía mucho tiempo que no sufríamos tanto viendo películas tan mecánicas (y eso que estamos acostumbrados a ver blockbusters), que estaban tan lejos de ese estallido de color e imaginación en el cual estaban inspiradas.
El hecho de que frente a Avengers esté Joss Whedon no es ningún motivo de confianza. Whedon pertenece, junto con Kevin Williamson y J.J. Abrams, a esa generación de productores de televisión fantástica de gran aceptación entre los fans pero cuyas ideas pueden ser descriptas, caritativamente, como derivativas. Mercanchifles sin verdadera imaginación cuyas única gracia parece enmarcarse en darle un giro a ciertas formas y géneros con los personajes más superficiales que pueden inventar. Joss Whedon, además, se caracteriza por sus continuos fracasos de público, por sus series abortadas (luego de Buffy) siempre tempranamente y por ser un guionista de comics bastante mediocre. No malo, pero lento, anclado en una sensibilidad telenovelesca profundamente ochentosa (en cuanto a tiempos de comic: su influencia principal, diríamos, es Chris Claremont en los X-Men), comida confortable que llena pero no deslumbra.
Los trailers, además, muestran una película con un CGI bastante triste y con unos villanos inclasificables. De toda la riquísima galería de villanos de los Avengers han elegido a Loki, bastante racional, pero un Loki, como todo en esta franquicia, descremado, que no irradia amenaza ni la suprema manipulación que lo caracteriza. Sobre sus secuaces, poco se sabe, en un momento se supuso que iban a ser los skrulls, raza de aliens cambiaformas, pero ello ha sido negado tanto por Marvel como por Whedon. La falta absoluta de detalles, más el hecho de que el director dice que los skrulls serían demasiado complicados de realizar en una película con siete estrellas, indican probablemente otro villano genérico, una raza de seres sin carisma ni forma ni historia, bastante apropiada.
El resultado es que lo que debería ser un gran evento para un fanático del comic como el que escribe, se ha reducido a un completo anticlímax. La película menos esperada en la historia de las películas de superhéroes. Como cuando viene tu estrella de rock favorita pero ya está vieja, acabada y toca el 70% de su set de sus tres últimos y peores discos. Quizás la calidad de la película sea excelente, el corazón esté ahí y nos callen la boca, pero el track record de Marvel Studios no permite ser muy optimista.
El cine, durante años, buscó la manera de trasladar los superhéroes al celuloide de una manera creíble. Esa obra maestra que es el Superman de Donner lo decía en el poster: “creerás que un hombre puede volar”. Durante años el costo y la calidad de los efectos especiales lo hicieron imposible o ridículo. Pero una vez que la tecnología estuvo a la altura, se reveló la contracara de un mundo sin filmes de superhéroes: la fábrica de hacer chorizos. Si hay algo que han demostrado los intentos más exitosos de trasladarlos al cine es que alguna visión más allá de lo comercial tiene que existir, sino los clichés en los cuales están acurrucados, la mecanicidad de muchas de sus historias queda a la luz. El comic, como el cine, no es solo el ordenado pasaje de un estado a a un estado b (mejor conocido como narrativa) sino también estilo. Lamentablemente, todo indica que la tagline del poster de los Avengers debería ser: “creerás que un superhéroe puede realizar un informe de ingresos del segundo trimestre del año fiscal impecable”.
(Y esto es lo que escribí después de verla el domingo)
The Avengers no es una mala película. Está bien. Es, y ésta es la palabra que mejor la describe, adecuada.
No es tan mala como las anteriores películas de Marvel Studios, lo cual tampoco es una tarea muy complicada. Tiene un poco más de corazón, se nota que Whedon entiende básicamente a los personajes y el concepto “Avengers” está bien transmitido. El secreto es el siguiente: Whedon es, como mucho, un tipo que sabe imitar estilos de cosas pasadas con un ligero giro moderno, sus creaciones siempre son pastiches que (supuestamente) se salvan por su utilización y construcción de personajes. En el comic, éste mismo tipo de estilo es totalmente flaco, aburrido y previsible. No podés hacer unos X-Men de Claremont de segunda cuando estás siguiendo a New X-Men de Morrison. Es conservador, es previsible, es poco arriesgado. Pero en una película, la primera gran confrontación con el público masivo, un acercamiento que signifique un retorno a las raíces y que transmita el concepto principal es muy adecuado. Por ello ésta película está a años luz de los aburridísimos, insoportables, comics de Joss Whedon.
Pero es una película realizada por un buen soldado, por un tipo sin vuelo. Creo que ese es el pecado de la película: no tiene imaginación. Un resumen de su argumento iría algo así:
1. Algo muy malo pasa y Nick Fury llama a los Avengers.
2. Escenitas donde nos presentan a los personajes.
3. Presentación de la base de los Avengers, una mezcla entre un Helicarrier y un Triskellion. Lugar donde se van a pasar 2/3 de la película. ¿Hubo alguna vez un grupo de superhéroes que se pase tanto tiempo en su base de operaciones? ¡Siempre están huyendo a salvar el mundo o escapando de que la destruyan! Yo me imagino la Mansión de los Avengers en estado continuo de abandono.
4. Salen a hacer un par de mandados que solamente sirven para demostrar que a) Iron Man es impulsivo b) Thor habla raro c) El Capitán América manda.
5. Larguísimas e insoportables escenas dentro de una base que es otra puta fantasía militar del cine de Hollywood de los 00s, donde hablan, se pelean, se sacan cosas en cara, para terminar con un montón de pasillos y escenarios indistinguibles unos de otro (el gran problema del cine de acción de los últimos 20 años: todas sus instalaciones militares, industriales, todas sus ciudades, se ven exactamente igual) totalmente destruidos y los héroes dispersados.
6. Un sacrificio TOTALMENTE ABSURDO de un personaje QUE A NADIE LE IMPORTA para unirlos en su lucha.
7. Una larga escena de lucha en New York contra los Aliens Mas Genéricos Del Mundo.
8. Fin y la promesa de más aventuras.
En definitiva, los escenarios, los enemigos, el estilo, la creación que debería fluir desbocada en esta, que es, en definitiva, LA PRIMERA PELÍCULA DE UN SUPERGRUPO, está ahí reducido a un montón de tipitos en motocicletas que vuelan y un par de ballenas gigantes (mediocre fuerza invasora si tiene como objetivo conquistar toda la tierra). Y en un montón de pasillos indistintos de bases militares.
Después, hay elementos que están bien. El Hulk (o, más bien, el Banner) de Ruffalo es muy bueno, la mejor interpretación de Banner hasta el momento en el cine. Chris Evans es un genio y merece mejores películas. Scarlett tiene mucho protagonismo pero sin embargo bien aprovechado, destacando lo que hace a Black Widow interesante y diferente. Thor y Hawkeye son dos ceros a la izquierda. El Tony Stark de Robert Downey Jr. ya es insoportable más allá de todo lo insoportable. Las interacciones entre ellos están bien llevadas, supongo que Whedon tiene un buen director de actores.
Es un 6. Nada más que eso. Está hecha con dignidad y respeto. Aburre en cantidades moderadas. No tiene una brizna del estilo y la superficie y el encanto que hace que un comic como los Avengers sea tan fabuloso. Pero tampoco se sumerge en las profundidades de la autoparodia, del cancherismo y de la mediocridad involuntaria. Es una película whedoniana, ni fu ni fa, ni muy muy ni tan tan, middle of the road absoluto. Tanto, que ni siquiera me produce el odio suficiente como para destruirla.
Seize The Hand of Fate.
ACTUALIZACIÓN – Todos los capítulos de «Muñecos del Destino» se pueden ver acá).
Imagínate que sos un joven que ama su aladelta y su moto, que tiene un jopo y disfruta de la libertad. Vivís en Tucumán, sos árabe y tu padre es un tipo estricto que tiene una tienda de telas en una de las calles más populosas de la capital provincial. Y un día tu padre muere y tenés que hacerte cargo del negocio. Y encima sos un títere. Un títere de verdad, de trapo y gomaespuma y algodón.
Este viernes finalmente se estrena, por Canal 10 de Tucumán, la miniserie “Muñecos del Destino”, dirigida y guionada (junto con Rosalba Mirabella, artista plástica que también ejerce las funciones de directora de arte) por Patricio García, a quién muchos de ustedes, si todavía leen este blog, conocerán por su desempeño como parte de Los Chicles. El trailer es éste:
La miniserie es una telenovela que cuenta una historia fantasmagórica de amor, muerte y traición en la comunidad sirio libanesa de San Miguel de Tucumán. Centrada en el negocio de las telas, es un homenaje a la telenovela latinoamericana y al gótico familiar y otro hermoso y desconcertante paso en la carrera audiovisual de García (de quién muchos ya habían visto éste espléndido corto). Se filmó entre Enero y Marzo del año 2011 en Tucumán, en sets en vivo construidos con enorme esmero, enmarcada dentro del proyecto de Televisión Digital Terrestre.
Hace unos meses les hice una entrevista a Patricio y Rosalba que quedó durmiendo en mi bandeja de entrada esperando el momento del estreno oficial. Ahora que está tan cerca, es apropiado publicarla. La serie se pasa el viernes a partir de las 9 de la mañana, por Canal 10 de Tucumán, de un tirón, hasta el mediodía más o menos (son 8 capítulos de 20 minutos aproximadamente). El canal, aparentemente, se puede streamear desde aquí ¡No se pierdan la oportunidad de ver la primera gran telenovela latinoamericana realizada enteramente con títeres en esta aburrida semana santa!
¿De donde viene la inspiración de Muñecos del Destino? ¿Que obras y géneros forman parte de sus influencias?
P: La idea es 100% compartida, se nos ocurrió en una época en que estábamos viendo muchas novelas a la siesta, puntualmente estábamos viendo la novela brasilera “Cobras y Lagartos, El perfume del amor”. En esa época escribimos el guión piloto del primer capítulo, y después lo cajoneamos porque nos parecía muy difícil acceder al tipo de presupuesto que se necesitaba para hacerlo, los concursos para proyectos televisivos existentes antes de la TDA eran inaccesibles para gente novata como nosotros. Nunca nos imaginamos que lo estaríamos realizando dos años después. El género “telenovela” siempre nos gustó mucho, básicamente porque dá para todo y es uno de los últimos bastiones de romanticisimo y de surrealismo, creo que es la forma narrativa latinoamericana por excelencia y en cada región tiene sus características identitarias. Además algunas de nuestras películas y series favoritas abordan el género, por ejemplo la etapa mexicana de Buñuel o Twin Peaks de Lynch. Otra influencia importante en este proyecto son las series norteamericanas contemporáneas, que buenas, malas o regulares, a todas las miramos con la boca abierta y estamos aprendiendo mucho de ahí.
R: Agregaría, en el aspecto visual de la serie, también, la influencia de elementos de la cultura pop, en particular de series de animación como South Park, por ese efecto grotesco de aparente dureza de los movimientos de los personajes y la simplicidad de las formas; por otro lado, Los Simpson, que a pesar de ser “dibujos” no apuntan a un público no infantil, eso nos gusta también.
¿Por qué la idea de hacer una telenovela, pero con títeres?
P: La idea original era hacerla en animación stop motion *lol* pero cuando calculamos cuarenta años para terminarla… (se ríe, se acomoda el sombrero) Entonces títeres era perfecto, porque se podía filmar razonablemente rápido, el argumento de la serie justificaba perfectamente la técnica, porque los personajes de la historia son “como muñecos movidos por fuerzas externas que deben aprender a tomar sus propias decisiones”. También nos parecía muy gracioso el contraste entre el tono melodramático y estos muñecos de ojos redondos. Por último, nos parecía que si teníamos que poner a todos estos personajes en semejantes penurias, mejor que sean objetos inanimados y no gente. Igual nos dio mucha tristeza filmar la muerte de Masmud.
R: por cuestiones técnicas los personajes no tienen boca ni cejas, era imposible sacar y poner tantos detalles todo el tiempo. El proyecto también podría llamarse “de cómo no hacer stop motion”…Sin embargo yo creo los personajes terminan siendo muy expresivos, y el trabajo de los titiriteros compensa y hasta les saca partido a las limitaciones.
¿Cuales fueron los principales desafíos de realizar una serie de estas características?
P: Fueron muchos. Primero: explicar a la gente (de las clínicas, del INCAA, del equipo…) el know how de algo que nunca se había hecho y de lo que nosotros solo teníamos hipótesis. Después, pasar de hacer cortos y cosas chicas a realizar un MASTODONTE, todos en el equipo eran jóvenes y de poca experiencia como nosotros y fue un duro aprendizaje para todos, pero te aseguro que ahora cualquiera del equipo puede ir y hacer Lo que el viento se llevó después de esto. El trabajo de Arte fue gigantesco, tan grande que acuñamos un término para describirlo: una herzoguiada. Un montón de gente al borde del surmenage. Yo, acostumbrado a ser multitask en mis cortos, decidí que además de dirigir iba a hacer la gráfica y la música… casi me muero por la cantidad de trabajo que me había autoadjudicado. Y ahora decidí desligarme de la gráfica, pero fue muy interesante mi experiencia con la música: trabajamos con Martin Villa, en MIDI, y me enamoré del MIDI. Ahora me he comprado un controlador y estoy escribiendo la música para un proyecto de largometraje que tengo, y me entusiasma muchisimo, que es una especie de musical punk épico que transcurre en 1987.
R: La incógnita que discurría por debajo de todo, era que más allá de todo el trabajo de diseño colectivo, de la construcción, nadie sabía exactamente cómo iba a funcionar el “monstruo”, cómo iba a ser el efecto en la pantalla, ese ir un poco a ciegas al principio era estresante, pero por supuesto empezar a ver el resultado era muy lindo.
¿Que opinan de su relación y su experiencia dentro de la Televisión Digital? (esta la pueden dejar en blanco si es comprometedora o no se les ocurre nada)
P: Desde el comienzo la experiencia fue sorprendente. El jurado que eligió los proyectos fue la crema de la crema. Durante las clínicas a las que se sometió a los proyectos finalistas observamos un grado de compromiso de parte de quienes nos evaluaban que jamás había visto en otro concurso del INCAA. Conocían el guión tan bien como nosotros, tenían tanto entusiasmo como nosotros e hicieron aportes muy importantes al proyecto. Durante la realización se nos protegió bastante y se liberó las cuotas del premio de una forma bastante rápida hasta el momento.
R: Digo lo mismo, desde las clínicas hemos encontrado ayuda e interlocutores muy buenos para el proyecto, eso continuó con los aportes del tutor durante el desarrollo de la producción. Y a nivel más global creo que ha sido un proyecto bien organizado.
¿Que temas dirían que trata Muñecos del Destino?
P: Es un tema caro tanto a la telenovela como a la sociedad tucumana, la dicotomía entre los mandatos de la familia y la tradición, y la voluntad individual. Después también se cuenta, en un segundo plano, una historia común a muchos descendientes de árabes y judíos latinoamericanos, la del antepasado que llega pobre y sale a vender tela en bicicleta hasta amasar una fortuna de la que todavía siguen disfrutando sus hijos y nietos. Pero yo creo que la idea principal era reproducir la vida en la calle Maipú en los detalles: la forma de ser de las empleadas de las sederías, el amontonamiento de las mañanas y tardes en contraste con el aspecto desierto de las siestas y noches, el multiculturalismo.
R: hay también algo de las crisis que hay que atravesar para evolucionar como personas, y de lo ridículos y contradictorios que somos, a veces, en la vida diaria.
Se presentaron para una segunda temporada hace poco, ¿que podemos esperar de esta segunda temporada, si es filmada?
P: Yo opino que el guión de la segunda temporada es mejor que el de la primera, es mucho más obscuro, nos permitimos por momentos irnos al carajo. Se profundiza en el flashback, hay mucho setentas. El guión lo escribimos rápidamente cuando apenas habíamos terminado de filmar la primera temporada, sabiendo ya exactamente con qué cuestiones técnicas nos veríamos en momento de la realización, así que hay algo también de experimentación con la técnica, que al escribir la primera parte desconocíamos.
R: Se escarba en el pasado de todos de todos los personajes. Y, aunque parece un slogan: más aventura, intriga y emoción.
La Biblioteca Inexistente (25).
(Caricatura de Thomas Rowlandson del libro The Tour of Doctor Syntax in search of the picturesque, 1812)
1) Una serie de artículos en Al Jazeera sobre conflictos regionales en el mundo asiático y árabe que han sido exacerbados por la Guerra Contra el Terrorismo. Desde los conflictos por los musulmanes malayos de Tailandia del sur hasta el continuo desprecio del gobierno central de Egipto (aún luego de la “primavera árabe”) por los Beduinos, es un muy buen panorama de una serie de problemas regionales de larga data, generalmente desconocidos para el mundo occidental. La serie está escrita con un cierto tono diplomático inglés, por lo cual tiene una firme fe en el mundo racional y una sección al final que destila confianza en la posible resolución pacífica y consensuada de los conflictos y hasta presenta consejos para ello. Pero más allá de eso está muy bien.
2) Una interesante nota del New Yorker sobre las batallaspor la vacunación. Lo curioso es que intenta ponerse del lado de aquellos que desprecian la vacunación y no solo descartar sus creencias como el summun de lo delirante. Entonces devela una larga batalla entre el gobierno federal de los Estados Unidos (proponente de la vacunación masiva y obligatoria) y los siempre particulares estados del sur, celosos de sus libertades.
3) “Should Batman Kill The Joker?”, la pregunta más vieja en el arsenal de preguntas que destruyen la suspensión de la incredulidad en Batman, explicada a través de los puntos de vista de cinco filósofos clásicos. En líneas generales, sus teorías concuerdan que debería hacerlo, pero ¿que saben esos ratones de biblioteca de la incansable búsqueda de la justicia?
4) Una muy buena nota sobre los Wachiturros desde unaperspectiva uruguaya. Si bien comienza centrándose en la ya cansada discusión sobre el autor, después rumbea para lugares cercanos a la moda, el ascenso social a través de la cumbia, la sexualidad y la evolución del propio género musical que hacen que sea de lo mejorcito que he leído sobre la banda.
5) GRAN artículo de China Miéville sobre el Londres apocalípticode los riots en contra del gobierno torie del año pasado. Más allá de que el tipo es un gran escritor (“For the area to be other than a charnel ground of Ozymandian skeletons in 30 years it will have to develop like a living thing”) las imágenes de ese Londres al punto del colapso (como tantas otras veces, como el tejido mismo de lo inglés que siempre parece a punto de destruirse, pero el contrato social se mantiene) son conmovedoras, sobre todo por la sensación de que nadie, absolutamente nadie, está prestando atención al colapso social.
6) Bella historia sobre la langosta arbórea, una especie de bicho palo gigante (12 centímetros) que desapareció de su habitat natural (la isla de Lord Howe) solo para reaparecer en un pedazo de roca insignificante que queda a 26 kilómetros, una familia de insectos viviendo durante 90 años de un solo arbusto hasta que un grupo de intrépidos naturalistas lograron rescatarlo y, con mucho esfuerzo, volver a reproducirlo.
La Biblioteca Inexistente (24) (Seudo Especial Deportes).
1) “The Toughest Coach There Ever Was”, por Frank Deford, o como en algún momento hubo personajes que encarnaron la norteamericanidad de una manera tan clara y precisa. Un perfil de Bull Cyclone, entrenador de futbol americano de un pueblito de mierda del sur de los Estados Unidos, el entrenador más duro y más justo que jamás existió. Es conmovedor porque encarna toda la brutalidad y la grandeza de ese país que no podemos evitar odiar.
2) “The Greatest Paper That Ever Died”, una historia oral de The National, el primer intento de diario nacional de deportes en Estados Unidos y los enormes problemas que enfrentó, desde la dificultad para cubrir los eventos deportivos en distintas zonas horarias y llegar al cierre hasta el despilfarro del dinero de su multimillonario benefactor mexicano: Emilio Azcárraga, El Tigre!
3) “The Shame of College Sports”, una de esas notas larguísimas y muy bien investigadas que acostumbra The Atlantic sobre el increíblemente injusto sistema de los deportes universitarios, sus deportistas prácticamente esclavos bajo la ficción jurídica del “estudiante-atleta”, sus decisiones totalitarias y su completa destrucción del sistema educativo superior norteamericano.
4) “On The Movie Set Of Director Ilya Khrzhanovsky’s Dau”, o como un megalómano probablemente brillante o quizás completamente loco aisló una ciudad ucraniana del resto del mundo para construir un gigantesco set en donde se vive como en una ciudad comunista de los años 50, completo con su propia policía secreta, sus sistema de multas y sus favores sexuales a la nomenklatura. Es demente, pero también suena como que podría ser absolutamente genial.
5) “A House Divided, The Crisis At L’Association”, o un recuento del punto algido del conflicto entre los ex fundadores de la editorial independiente más innovadora de Francia. Incluye asambleas, votaciones, manejos políticos, contabilidad dudosa y conflictos artísticos. Y que les sirva de introducción al nuevo The Comics Journal, que desde que está editado por Dan Nadel y Timothy Hodler es una maravilla.
6) Una entrevista con Aeron Alfrey, el genio detrás de mi blog favorito (“Monster Brains”) y un artista bastante bueno que intenta canalizar cientos de años de ilustraciones monstruosas en una sola imagen.
7) “Rock And Roll Has Nothing To Do With Lists”, los 13 albumes favoritos de Luke Haines, con comentarios como solo Luke Haines puede hacerlos, como: I only catch a glimpse of the new indie bands, but man they look like babies. You shouldn’t be in a band, you should be at home! It’s not a safe place! I know! Go home, don’t go into this world of the music business, people will give you drugs and you only look like you’re fucking 15-years-old.