Man Of Kleenex.
(Cuidado: este post está plagado de spoilers).
En primer lugar, amo a Superman. Este es un amor que es muy difícil de explicar para la inmensa mayoría de personas que nunca leyeron un comic de superhéroes e inclusive para varios de los que han pasado todas sus vidas leyendo, coleccionando y obsesionándose con ellos. Existe ese prejuicio, estúpido, de que Superman es vainilla, aburrido, simplón, un mojigato, un santurrón. Existe esa estúpida comparación con Batman, que se transmite de generación en generación y que posiciona a Batman como la contraparte cool y oscura y peligrosa y violenta que está-bien-que-te-guste. El amor por Superman es difícil de explicar pero creo que puedo ponerlo, de algún modo, así: Superman, para aquellos que nos gustan los superhéroes por lo que potencialmente representan y no por sus elementos estilísticos pasajeros o por sus vicios más comunes, es el ideal platónico de todo aquello que está bien con el género. Es un personaje que corporiza todo lo que es bueno, y decente e inspirador, un personaje que debería darte ganas de ser mejor, de ser un poco como él. Superman tiene esa misma simpleza, esos mismos colores brillantes y ese mismo anacronismo de una época en que se creía en la humanidad y en la hermandad y en que los países avanzan tomados de las manos hacia la iluminación, que el Capitán América, otra creación que toca las mismas fibras morales y que mucha gente encuentra difícil de tragar. La sonrisa de Superman, su capa flotando al viento, su compasión, es quizás lo más cerca que he estado de creer en alguien que puede hacer que todo esté bien.
Un Estado de la Unión: 2012.
El año pasado, en este mismo espacio, decretamos la muerte del disco. No es una predicción muy original que digamos, se la está agitando desde 1999 cuando se inventó Napster y se predecía la tiranía del single y los períodos de atención cortos.
Entonces, ¿de qué modo se puede hablar de música si hemos dicho que todo recurre al pasado y que el disco es una unidad anacrónica? Bueno, podemos hablar de aquellos que hacen la música, que con sus cerebros, sus espaldas y sus manos producen aquellos sonidos que consumimos de manera glotona.
Antropólogo Universal.
¿Qué es Finder? En primer lugar, Finder es un comic de ciencia ficción publicado de forma independiente por Carla Speed McNeil desde 1996 que ha cosechado el fanatismo de Warren Ellis. Esa es una introducción corta, fáctica y que recurre a la siempre aburrida cita de autoridad para decirte que leas algo.
En segundo lugar, Finder es definida por su autora como “ciencia ficción aborigen”. Es de resaltar, sin embargo, que Speed McNeil no suele ser muy afecta a definir de forma definitiva a su serie y que esa frase le fue sonsacada seguramente bajo presión. De cualquier manera, funciona bastante bien, porque Finder es ciencia ficción en el sentido de repensar por completo las bases de la sociedad, de viajar en el tiempo pero sobre todo de flexibilizar las maneras en que pensamos que está organizada la sociedad, sin que importe realmente el tiempo en que la serie sucede: no hay un fechado preciso que remita a nuestro presente en alguna dirección, no hay evidencia de ningún evento límite que re-escriba nuestra sociedad (no hay Apocalipsis, no hay éxodo en las estrellas) sino una sensación de lenta y ligeramente inusual evolución.
La Única Serie Que Pudo Hacer Que Me Guste el Ballet.
Hace muchas lunas, cuando todavía era un joven que no había experimentado la dureza de este mundo, había una serie que me atrapaba sin saberlo bien por qué. Trataba sobre una familia disfuncional compuesta por una madre soltera, su hija híper inteligente y sus abuelos formales y llenos de manías. Bah, en realidad si sabía porque me gustaba, sin percibirlo del todo (recuerden que era una época pre-entronización de las series como LA forma de ocio semanal y anual de nuestra era): porque estaba condenadamente bien escrita, porque se solazaba en tirar referencias culturales que yo entendía sin que fuesen mero namedropping, sino que procedían de forma orgánica de los personajes y las situaciones en las que se veían inmersos. Siempre, siempre, voy a recordar cuando el noviecito rebelde de la chica en cuestión la llevaba a “la ciudad” para revolver disquerías de vinilos y mostrarle discos de los Pixies. También lo mostraban leyendo “Please Kill Me”, la historia oral del punk que yo todavía no leí pero que en aquel momento me pasé días buscando en Internet en la forma de un pdf.
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3 Motivos Reales y Comprobados Por Los Cuales Utilizar Auriculares Grandes Es Mejor Que Usar Auriculares Pequeños (Un Post Corto y Caprichoso).
1) En primer lugar, es más cómodo. Todos sabemos que los auriculares pequeños molestan el oído, deforman el tímpano y modifican la carnecita de la oreja en formas insospechadas. Además, es como meterse una tijereta en la oreja de manera voluntaria. ¿Ustedes se meterían una tijereta en la oreja de manera voluntaria?