Dieciseis Años Después.
Blur, Buenos Aires, 2 de Noviembre de 2013.
1. La situación de recital en festival es una cosa espantosa e inhumana que te sustrae continuamente de la experiencia. Esto es una queja común y repetida hasta el hartazgo pero en este caso no me refiero a la audiencia, uno de los motivos más comunes de fastidio. Siempre hay “audiencia turista”, hasta en el recital más pequeño (¿quién no se ha quedado bebiendo en la barra o charlando con amigos cuando toca alguna banda pequeña que no le interesa?), si uno no está dispuesto a soportar idiotas, un poco que debería retirarse de la experiencia de recitales (y de la sociedad). El problema es que es muy difícil que una banda llene un lugar tan grande con energía, pocas lo logran. Requiere una habilidad sobrehumana para manejar audiencias.
2. Nadie conocía Popscene, lo cual es un bajón, por un lado, pero por otro lado hace que conserve su aura de single magnífico y maldito. Y eso que debe ser una de las canciones que más han tocado en vivo en los últimos años, en una clara demostración del cariño y la fe que le tienen.
3. Me sorprendió que tocasen Out Of Time de Think Tank, con Coxon en el escenario, que le metió buenas guitarras. Es que Blur tiene dos discos de separación. Por un lado está el 13, que es la separación de Albarn de Justine Frischmann, y su reconciliación con Coxon en el marco de una preocupación compartida por lo oscuro y lo sucio. Y después está Think Tank, que es la separación entre Albarn y Coxon, disco en el cual Coxon no está, solo espectralmente, poniendo la guitarra en una canción desgarradora, Battery In Your Leg. Y es un disco que tiene perfecto sentido en la discografía de Blur, porque es el último, la despedida. Un disco tristísimo. A pesar de que se hayan vuelto a reunir. No han vuelto a grabar. Es difícil hacer un disco de reconciliación.
4. Me llamó la atención que a Albarn le chupase tanto un huevo Country House. Ni la quiso cantar, casi. La deben odiar un poco. La canción que les hizo ganar una batalla y perder la guerra. Albarn se bajó entre el público y agitaba el micrófono en el aire, mientras la banda tocaba una rendición llena de vientos y Coxon tiraba guitarras extrañas, que no estaban en la versión original.
5. Phil Daniels la rompió y me di el gusto de cantar la maravillosa segunda estrofa de Parklife. Esa que habla de despertarse y alimentar a los gorriones y sentirse mejor por ello el resto del día, salvado porque una pequeña porción de tu corazón siempre estará dedicada a ese simple acto de bondad.
6. La «suite 13» con Trimm Trabb y Caramel estuvo muy bien, especialmente la primera, con su freakout final. Lo quieren al 13, le dan su propio espacio en el recital, un sector que demuestra la ambición de un disco como ese, incluso en el espacio altamente normativizado de un recital de una banda reunida.
7. En consonancia con sus roles históricos, Albarn estaba feliz, un poco banana, corría de un lado para el otro del escenario, con su campera de jean y sus jeans y sus arrugas que le dan un tono distinguido, y Coxon retraído, sigue siendo uno de los mejores guitarristas del mundo, y uno de los principales motivos del sonido distintivo de Blur, que debajo de esas canciones pastorales escondía una motosierra que fue saliendo a la luz al final de su carrera. A diferencia de a Albarn, a Coxon casi ni lo vi. Ni del escenario, ni desde las pantallas. Dicen que se tiró al piso. Que freakeó. Yo me lo imagino mirando su guitarra todo el tiempo.
8. No tocaron No Distance Left To Run ni You’re So Great, supongo que no querían que me quiebre como colegiala ahí nomás. Luego, buscando estadísticas, me di cuenta que a You’re So Great solo la han tocado siete veces: una vez en Inglaterra y seis veces en Japón.
9. Lo más cerca que estuve del embargamiento fue con To The End. Impresionante. This Is A Low también tuvo momentos altos. Y For Tomorrow, que me llegó mucho, pero mucho, con su letra, a la cual no le había prestado tanta atención en los discos, que habla de jóvenes “holding on for dear life”. Esperaba conmoverme más con The Universal, pero no sucedió.
10. Fue un grandes éxitos, un grandes éxitos bien tocado y bien manejado, pero un grandes éxitos al fin (no esperaba otra cosa, igual). Hubiese sido genial que no hagan Song 2, pero era inevitable que sucediese lo contrario. Mucha gente me ha criticado por esta observación y me parece que requiere cierta aclaración: hay dos puntos extremos que me parece que hacen que un recital se eleve por sobre el común. Por un lado un recital vivo, urgente y entregado por parte del artista. Por otro, un recital difícil, oscuro y en el cual el artista trollea un poco a su público. En el medio hay un espectro muy amplio de la experiencia de recital, muchas de cuyas graduaciones están muy bien, pero lo que más me interesa es eso. En el marco de un recital en el cual lo urgente no podía estar presente (ya que no hay ningún disco nuevo de Blur por presentar) me hubiese gustado ver un poco de trolleo. Pero eso porque soy un perverso. Igual Song 2 es una buena canción y la tocaron en una versión un poco deforme que estuvo bien.
11. Banco que llamen a la gente con Theme From Retro.
12. El tema nuevo me pareció muy Lennon. Que no es algo que me parezca necesariamente malo, pero tampoco me pareció descollante. Estaba un poco en la línea de The Good, The Bad And The Queen, tristeza y decadencia inglesa, pero sin el aura de desempleo crepuscular, de una generación tirada a la basura, que le confieren a ese disco las influencias dub.
13. Este setlist me gusta un poquito más. Y esa es otra cosa: mi percepción de este recital está muy filtrada por mi anhelo por aquel otro, que me perdí. Ese año mi viejo volcó el auto. Volvía de llevar a un amigo que vivía en el pie del cerro, supongo que algo borracho, se durmió, la rueda del auto pisó la banquina y el auto volcó. Con la suerte que caracteriza a mi padre en todo aquello que tiene que ver con la muerte, salió sin un rasguño. Pero el auto quedó destrozado y hubo que gastar lo que en aquel entonces me parecía una pequeña fortuna en arreglarlo. Lo habíamos cambiado hacía 5 años, después de 15 con el mismo Renault 4. Era 1999, mis padres eran ambos empleados estatales. Esta no es una historia de pobreza y carencias, pero no había plata para mandar a un hijo díscolo a ver a Blur. Además yo tenía 14 años, era joven, no me animaba a venirme solo a Buenos Aires todavía. Me lo perdí. Con los años una leyenda creció alrededor de ese recital. Que el primer día fue un plomo, pero el segundo estuvo muy bien. No podría comprobarlo. Pero sigo teniendo las mismas ganas de estar ahí que en 1999.
14. La realidad difícilmente puede llegar a las alturas de 16 años escuchando todos sus discos de forma obsesiva.
Todavía me acuerdo cuando compré Blur, el de tapa amarilla. Estaba en Paraná, gira de séptimo grado, año 1997. Tenía 12 años. Entré en una disquería y compré ese y el Odelay de Beck o el One Hot Minute de los Red Hot Chili Peppers (los tres primeros discos que compré en mi vida). Había llevado un walkman con un montón de cassettes, que me hacían bulto en el bolso, así que no pude escucharlo hasta que volví a casa. Yo recordaba que había salido una nota en la Inrockuptibles hablando de cómo habían cambiado el sonido, se “habían vuelto norteamericanos”. En aquel entonces no tenía idea de que significaba eso. Pero si recuerdo que cuando lo escuché no era nada de lo que yo esperaba. No entendía la dulzura folk de Country Sad Ballad Man; no entendía porque Theme From Retro o Death Of A Party eran tan oscuras, tan abrasivas; no entendía la melancolía profunda de Strange News From Another Star. Lo escuché una y otra vez, como con todos los discos de Blur, hasta que me supe de memoria el orden, hasta que esperaba de forma natural los primeros acordes que conectaban una canción a otra, hasta que aprendí a amarlas a todas. Quizás al día de hoy siga siendo mi favorito.
Recuerdo, alrededor del 2002, entrar a una página de fanáticos y anotar todos los lados b (en aquel entonces había salido la caja con todos los singles). Bajármelos. Armar compilados cronológicos e imprimirles a cada uno (eran cuatro), como tapa, el dibujo fragmentado con la cara de alguno de los miembros de la banda que había sido la portada del grandes éxitos. Esos discos todavía están en la casa de mis padres.
15. De cualquier modo fue, quizás, el único recital en mi vida donde me sabía todas las letras de todas las canciones. Y las grité a todas.
copado
Creo que lo que decís de Country House hizo que tenga otro color, porque quizás ahí apareció el espejo en donde no se quieren ver, y eso no es muy típico en un recital «greatest hits». Y es uno de mis temas favoritos claro está.
La voz de Phil Daniels con los monoblocks y sus luces amarillas atrás, fue casi un happening. Fui felíz durante Parklife, muy mucho.
The universal tampoco me pegó como creía, To the End si me dio un par de puntadas en las costillas.
0 expectativas para que no me ocurra lo de Pixies en el lugar con peor sonido del mundo que es el Luna Park o lo de Buzzcocks (que no los pude volver a oír), y me fui muy satisfecho.
Coxon es un autentico crack, y el dueño de la mística de Blur. Estoy seguro de eso.
Cuidado con manejar escabio por el cerro, campeón!
Hola,
Gracias a este post empece adentrarme en todo blur (solo conocía lo básico) y ahora me arrepiento de haberlo hecho cuando tenia 15 años.
no se sienta mal, nmh, siéntase feliz de tener una banda nueva de la cual enamorarse.