A pesar de todo el hype sobre los Young British Artists y de que escuchamos hablar hasta hartarnos de Damien Hirst y su tiburón y de Tracey Emin y su carpa a la que nunca le encontré la gracia (y que me causó un poco de gracia maliciosa cuando se prendió fuego) y del ladri de Saatchi que tan bien la supo hacer y fue el principal responsable de que tantos quedaran convencidos de que los YBAs fueron la gran nueva cosa de los 90s (aunque los mejores artistas ingleses seguían siendo Gilbert and George, no jodamos), mi gran artista nuevo de los 90s ni siquiera era inglés, es el escultor de Missouri Tom Friedman (comparen el tamaño de su artículo de la wikipedia con el de los nombrados antes).
La marca característica de la obra de Friedman es la obsesividad. Obras pequeñas, hasta ínfimas que son como pequeños milagros artesanales, habitualmente comparados con trucos de magia. Sus obras son el trabajo de una obsesividad y una paciencia ilimitadas. Manualidades sutiles donde la mano del autor está borrada sin dejar ninguna huella. Estamos hablando de un artista capaz de hacer una bola de chicle con 1500 chicles masticados por él mismo, o firmar en espiral hasta que se acabe la tinta, o recortar varias cajas de cereal para volver a unirlas en una sola caja gigante y difusa (de la misma forma que está hecho el autoretrato de arriba), o taladrar una silla hasta que queda lo que parece ser una silla desintegrándose, o doblar una hoja de papel y luego doblar otra hasta que quede exactamente igual, o desenrollar un rollo de papel higiénico y volverlo a enrollar sin el tubo de cartón, capaz de hacer una tarántula o un dibujo sobre un jabón con pelo, o hacer una explosión de escarbadientes, o hacer esculturas sacandole punta a lápices, a veces hasta que el lápiz desaparece, y todos de chicos intentamos hacer esas cosas y sabemos lo difícil que es.
Tal vez sea más correcto hablar de Friedman como un ilusionista que como un artista, haciendo piezas increibles de objetos ordinarios cuya ordinariez y cualquier huella de lo que eran originalmente desaparece completamente dentro de la obra. La obra como decía antes da la impresión de no haber sido hecha por nadie. Además de eso, también da la impresión de no estar hecha de lo que realmente es. Nadie se podría imaginar a simple vista que esa bola de chicle es una bola de chicle, o que esa araña es una bola de pelo.
Uno de los aspectos que hay que destacar de la obra de Friedman es su minimalismo extremo. Friedman siempre intenta provocar la mayor cantidad de reflexión en el espectador con lo mínimo posible. En una de sus exposiciones clásicas expuso una bolita de su propia mierda de 0.5 mm de diámetro aproximadamente. Nada más que medio milimetro, apenas visible. Lo que buscaba era buscar la cantidad mínima de materia que tuviera la mayor cantidad de significado en relación a su tamaño. Lo logró. Todo el mundo habló sobre el hecho de que había expuesto mierda aunque los que iban a la galería esperando ver mierda ni siquiera se daban cuenta de donde estaba porque era tan pequeño e imperceptible que la mayoría pensaban que había un pedestal vacío en el lugar donde estaba puesta y hasta alguien pensó que se podía sentar ahí y la bolita desapareció. No big deal. Había mucha más de donde esa venía.
Uno de los temas centrales de su obra tiene que ser el como afecta la percepción de los objetos que vemos la información que tenemos sobre ellos, interés heredado posiblemente del conceptualismo de los 60s. No es inhabitual que Friedman exponga objetos ordinarios sin ser modificados pero que al contrario de los ready-mades no se convierten en obras por el solo hecho de que el artista dijo que lo eran, por haber sido sacados de su contexto cotidiano. Expuso una vez una colección de pelotas. Solo pelotas, sin nada de especial aparentemente. Lo que las diferenciaba de pelotas ordinarias era que todas habían sido robadas por él mismo. Era la historia de las pelotas lo que las diferenciaba de cualquier otra pelota. Esta inquietud por la historia de los objetos le surgió cuando se enteró de una plancha de estampilla que iba a ser enviada dentro de un transbodador espacial que cuando regresara iba a traer exactamente las mismas estampillas que cuando salió, estampillas iguales a cualquier otra estampilla de la misma serie, pero que iban a ser valiosas por el solo hecho de haber viajado al espacio. Este tema se repite en la obra de Friedman y los mejores ejemplos deben ser sus dos hojas en blanco. Una es una hoja en blanco que era originalmente el poster central de un número de Playboy cuya imagen fue cuidadosamente borrada hasta que quedara solo la hoja en blanco. La otra se merece una explicación más amplia.
La obra en la que mejor se combinan la obsesividad, la minuciosidad, el minimalismo y el conceptualismo de Friedman es 1.000 hours of staring, la pieza que ven arriba. Es la gran obra vacía, en blanco, de Friedman, alineada en una gran tradición del s.XX. La tradición de 4’33», de Empire, del cuadrado negro de Malevich, de La fuente de Duchamp. Lo que la diferencia de todas esas es que esos vacíos artísticos niegan el lugar y la necesidad del artista. Se basan en que el artista hizo el menor esfuerzo posible, el autor se elimina a sí mismo como en 4’33» o reduce su papel a decir lo que es arte como Duchamp. Pero de ninguna manera el maniático de Friedman iba a tomarse un trabajo tan liviano como simplemente exponer una hoja en blanco. Esa hoja en blanco se diferencia de todas las demás al igual que el poster de Playboy, las pelotas y las estampillas no por lo que es materialmente o lo que se puede ver en ella sino por su historia, por operaciones invisibles que se realizaron sobre ella sin alterarla. En este caso la hoja fue observada nada menos que 1000 horas por Friedman a lo largo de algunos años. Incluso tomó notas de sus horas de trabajo. Y no hace falta que nosotros la observemos mil horas como él para ver en ella mucho más que una simple hoja en blanco.
y con este post me recibo de opinólogo. felicítenme.
te felicito. nunca habia visto nada de este sujeto. pero que genial lo que decis de gilbert & george, dios. hagan click en el link, no se van a arrepentir.
era yo
Genial, absolutamente genial, las obras y el concepto.
Este post no es nada más que otra brasa que aviva mi fuego de contradicción. Paso a explicar: las fenomenales ideas de la hoja o las pelotas cobran sentido si y solo si existe un texto explicativo que acompañe su exhibición. Y esto se da de bruces con una opinión que he sostenido mucho tiempo y de la cual hoy dudo más que nunca, aquella que dice que una obra de arte que trascienda debe poder sostenerse por sí misma. No estoy desechando con esto el enriquecimiento que pueda producir su complejo entramado de referencias, simplemente me da algo de escozor la explicación explícita como piedra basal de la comprensión.
cjhe. vos sabias que black dice toco en peru?
http://www.youtube.com/watch?v=Yhz3l13U0UA&mode=related&search=
no me extraña del todo que haya tocado en peru, hay una movida experimental / noise bastante grande ahi.
gracias por este post, dario.
los blogs están para opinar de cualquier cosa, y este se pone mejor con cada post.